Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Catupecu Machu

Demoliendo Ho...bras

Cronista: Gentileza: Gaby Salomone | Fotos: Beto Landoni

14 de Mayo, 2005

Demoliendo Ho...bras

Los de Villa Luro hicieron un contundente repaso de su carrera con un show que cerró a pura adrenalina

El power cuarteto de Villa Luro sigue demostrando que toda la potencia de su música se mide mejor cuando es en vivo. Con un repaso de los temas que vienen marcando su carrera, los hermanos Ruíz Díaz (Fernando en voz y guitarra y Gabriel en bajo), Macabre en teclados y samplers y Javier Herlein en batería hicieron vibrar el Templo del Rock por casi dos horas.

A las 21.30 clavadas y con el telón ya corrido Macabre hace el honor con una intro al teclado mientras el resto ingresa de a uno al escenario. La ovación de los cuatro mil seres que colmaban el estadio se apaciguó cuando Catupecu hizo sonar los primeros acordes de “Oxidado en el aire” y todo fue una fiesta. Pese a que se percibieron algunos problemas en el sonido que impedían percibir con claridad la voz de Fernando, la prueba fue superada con “Hormigas” y luego “Perfectos Cromosomas” .

A esta altura la adrenalina desbordaba en el ambiente, y fue el momento preciso para la irrupción de Agustín Rocino, de Cuentos Borgeanos , que se sumó con su bajo para la interpretación de “Eso espero” . Ya con “Preludio al filo del Umbral” la participación del público se hizo más evidente cuando Fernando abandonó el micrófono y le cedió el estribillo al estadio.

Siguieron con “Héroes anónimos”, pero antes Fernando se permitió reflexionar en voz alta: “A veces pareciera que el dolor es la única manera de aprender, pero no siempre tiene que ser así” . Una mención que fue inevitable asociar con la conmoción social de los últimos días a raíz de la liberación de Chabán en el caso Cromañón.

Al promediar el show se vino el instrumental, que hallaría a los hermanos Ruiz Díaz solos sobre el escenario para desplegar toda su potencia durante diez minutos. Luego, tras un intervalo para acomodar una escenografía de paneles luminosos a mitad de las tablas, Zeta Bozio hizo el honor con su guitarra y Fernando, que cambió la suya por una acústica, se acomodó a su lado y juntos arremetieron con Refugio.

Para cerrar el set acústico Gabriel vuelve a escena y con la sola iluminación de los paneles, en un clima intimista, interpretaron “Entero o a pedazos”. Sin embargo, la sorpresa vino de la mano de Fernando que expuesto a todas luces enmudeció al estadio entero con una versión a capela de “El numero Imperfecto”.

De aquí en más, los de Villa Luro dejarían atrás el glamour de la escenografía, los invitados y las reflexiones para configurar lo que sería una escala ascendente de adrenalina que haría despegar al público del piso hasta el último minuto.

Si, Catupecu se guardó para el final el despliegue de toda su artillería y la punta de lanza sería “A veces vuelvo”, el estadio vibró y coreo sin parar un segundo, pero el bajista subiría aún más la apuesta: “Vamos a hacer una cosa, nosotros vamos a tocar un tema y todo Obras va a saltar” y arrancaron con “Gritarle” , ahora hasta las plateas parecían venirse abajo.

El clima arrollador no cedió mientras siguieron con “Eso vive”, “Y lo que quiero es que pises sin el suelo” , y “Dale!” donde Fernando tan acelerado como el público gritó “Acá se arma la de San Quintín!!”. Mientras, su hermano que no cesaba en un frenético ir y venir de piruetas sobre el escenario, mostró su lado más arriesgado cuando se trepó por los parlantes y alcanzó la estructura metálica del escenario a casi 10 metros de altura. Finalmente, al no lograr equilibrio para tocar, desistió y cerró el tema con los pies en la tierra.

La frutilla del postre vendría con el emblemático “Magia veneno” y para que nada decaiga en el cierre se fueron con “Elevador”.

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