Una Luna llena de ilusiones

Al acercarse a la esquina de Corrientes y Bouchard se notaba que había clima de fiesta, y al entrar al estadio también. Las cinco pantallas de led, una buena estructura de luces, y un escenario bien plantado (recordaban un poco la estética marcada por Los Piojos post Civilización) hacían entender que la fiesta estaba lista para empezar: solo faltaba Guasones. Cuando se apagaron las luces, Soto y cía, hicieron sonar los primeros acordes de “Gracias”, para que arranque la fiesta.

Y así fue… un estadio con entradas agotadas, cantando de punta a punta todos los temas, y una banda afilada en escena, completaron el marco ideal para que la cosa se fuera dando con mucha libertad y disfrute. Pero claro, también para notar que Facundo Soto afina más que antes, no se lo ve tan sacado como en algunos otros shows, y eso ayuda a que el mismo se desarrolle por parámetros más normales.

La lista fue extensa (30 temas) y tuvo sus picos más altos con los hits más recientes (“Como un lobo”, “Farmacia”), pero también con los viejos, como “Eso estaba bien” y “My love. La mejor manera de hacerla diferente, fue con el set blusero, armado escénicamente para la ocasión con sillones y luces bajas, donde se lucieron “Hay momentos”, “Estupendo día” y “Desiree”.

Ya para la parte final, se volvió a ver un poco el desenfreno de Guasones, pero con la prolijidad de una banda que no en vano ha llegado donde ha llegado. Rocanroles arriba, la banda sonando a pleno, y un Soto en cuero (tocando mucho menos la guitarra y mucho más showman) cantando “Baila, baila”, “A mi lado”, “Amaneciendo” y “Dame”.

Casi tres horas y más de 7.000 personas, lograron consolidar a una banda, que ahora tiene el camino más difícil: dejar de ser la banda de un corte de difusión, para demostrar que pueden seguir con todo lo que demostraron en el Luna Park. Salud Guasones!!