Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Circle Jerks

Pogo, mosh & slam

Cronista: Sergio Visciglia | Fotos: Beto Landoni

06 de Marzo, 2009

Pogo, mosh & slam

El pasado sábado, Circle Jerks, banda precursora de la movida punk californiana de fines de los ´70, llegó al país para presentarse en El Teatro Flores y ofreció sus enfurecidas canciones típicas del género, que se llevaron todo por delante sin dejar nada en pie.

A principios de los años ´80, la consolidada escena de punk rock californiano nacida años atrás quedaba inmortalizada en el documental “The Decline of the Western Civilization” (1981), un clásico de culto que mostraba dicha movida en su máxima expresión y en su punto más emblemático. Circle Jerks era el grupo que abría el filme, acrecentando su prestigio de entonces junto a bandas como Dead Kennedys o Black Flag.

Casi cuarenta años más tarde (como para no perder la mala costumbre en nuestro país), la banda liderada por la voz de Keith Morris desembarcó en Buenos Aires, más precisamente en el Teatro Flores, para convidar toda la furia y la potencia de sus canciones.

Pero antes hubo tiempo para que un grupo nacional realice un efectivo show como preámbulo al número principal. Sí, adivinaron, fue Massacre, y si bien últimamente los vemos hasta en la sopa, en este caso fue muy bien elegida su participación. Arriba del escenario, Walas hizo como siempre de las suyas, en un set que incluyó algunas joyas viejas de los primeros discos como “La canción de las muñecas” o “Violence”; un cover de los Dead Kennedys (“Moon over marin”) en homenaje a la movida que se presentaba esa noche, y un cierre “catalogado por la prensa como el himno del skate rock” según palabras del carismático frontman: “Diferentes maneras”.

Llegó el momento de hardcore punk, y arriba del escenario apareció el cantante envuelto en unas larguísimas rastas, quien presentó a los cuatro miembros de la banda y desde la batería una especie de intro épica precedió a la rabia que desataron enganchadas “Question autorithy” y “Letter bomb”, ambas canciones del año 1982.

La potencia que envuelve el sonido punk se entrometía directamente en los oídos, y hacía imposible descansar los sentidos. Pero esto no le importaba a las decenas de jóvenes (y algunos no tanto) que efectivizaban el incansable (y golpeador) pogo en su máxima expresión, dándole un trabajito extra a la gente de prevención (¿vieron que ya no es más seguridad?) teniendo que contener a los muchachos que bajaban constantemente del mosh.

Un verborrágico cantante que intentó algunas palabras en castellano, pero más que nada se dedicó a hablar (y bastante) con el público en su idioma, dejó en claro al poco tiempo del comienzo que no le gusta ni un poco que lo escupan: “No somos ni monos ni orangutanes, somos seres humanos”, al tiempo que más tarde iba a dejar entrever su edad: 53 pirulos que se la bancaron sin chistar durante la hora y media de show.

Sonaron el combo “I just want song skank/Beverly Hills”, tema que alguna vez tocaron los Red Hot Chili Peppers en su visita al país allá por el año 2001 en Vélez Sarsfield, y también “Fortunate son”, clásica canción de Creedence Clearwater Revival, que los Circle Jerks grabaron para su disco “VI” (1987). El hiperquinético guitarrista Greg Hetson (también perteneciente a la legendaria banda Bad Religion) ofreció avasalladores acordes en quinta, y el envolvente sonido que salía de su guitarra hacía insignificantes los pequeños punteos que durante toda la noche (como es la idea) se contaron con los dedos de una mano.

Promediando el recital, la catarata imparable de canciones rompedoras de cabezas hacía pensar que la cosa ya llegaba a su fin, pero recién habían pasado cuarenta minutos de show, y restaban muchos temas más, lo que obligaba a los pogueros a tomarse pequeños descansos, y a los quietos oyentes a preparar sus oídos para lo que faltaba. Pero todo el cuerpo trabaja, y la efectiva base formada por Zander Schloss en bajo y Kevin Fitzgerald en batería, era un relojito que mantenía el ritmo a máxima velocidad y golpeaba directamente en el pecho.

La última parte del show llegó con canciones como “Wasted” y “Red tape”, temas pertenecientes a la banda Black Fag, donde Keith Morris cantaba previamente al nacimiento de Circle Jerks. Muy coreadas las dos por el público, precedieron a un pequeño corte por el que luego los sucederían cuatro canciones más en forma de bises para cerrar la velada.

Más vale tarde que nunca habrán dicho los fanáticos del género, y así los Circle Jerks llegaron al país con varios años encima, pero manteniendo una polenta intacta, y optimizando un fortísimo y muy aplicado sonido que habrá dejado satisfechos a sus seguidores.

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