Tocando el Cielo Razzo con las manos

Llena de combis estaba la avenida Corrientes el sábado a la noche. No se trataba de ningún acto político ni mucho menos, estaban allí porque trajeron a muchísima gente de Rosario y otras provincias para ver a Cielo Razzo tocar por primera vez en el Luna Park. Lo mismo que sucede cuando tocan La Renga, Los Piojos o el Indio Solari en el interior del país, pero al revés.

La expectativa era grande y casi sobre el filo de las 21 horas se apagaron las luces, y las primeras personas que habían llegado hasta ese momento vieron en escena a Diecisiete, que con su poprock hicieron más llevadera la espera. Mucha juventud arriba del escenario, y una postura desprejuiciada a pesar de estar parados en uno de los escenarios más importantes del país.

Exactamente una hora después apareció Cielo Razzo. Para esa altura el Luna Park ya estaba colmado y el público los recibió con gritos y globos. Hacia los costados las pantallas mostraban un cielo lleno de nubes y en el escenario seis monitores repetían esa imagen.

Los primeros acordes de “Televicio” estremecieron todo y el Luna, ese gigante que a veces traiciona con su sonido esquivo, recibió el volumen alto, fuerte y claro de los rosarinos sin problemas durante las dos horas y media que duró el recital. Siguió “Tu fricción” y el pogo se hizo más grande. El cantante Pablo Pino pidió palmas para acompañar la potencia heavy del solo de guitarra de Diego Almirón. Casi sin parar arrancaron con “Resto” y su estribillo muy coreado. “Buenas noches, es un gusto estar acá. Nos pidieron un Luna hace dos años, empujaron para esto y acá estamos”, agradeció Pino antes de hacer “Algen”.

La seguidilla de temas de “Grietas” se cortó con una versión más lenta de “Esquina”, del primer disco de Cielo Razzo, “Código de barras” (2003). Enseguida retomaron el ambiente de presentación con “De Caer” y “Sistema”, bien pegaditas, y en las que se lucieron el tecladista invitado, Marcelo Vizarri, y el poder de la batería de Javier Robledo. Para “La Cruz” y “La cuna del Sol” invitaron al escenario a un trío de violín, violoncello y flauta, que le dieron un aire ciudadano a la noche.

Luego llegó el momento del cover y “Promesas sobre el bidet” fue el elegido. Tibio reconocimiento de la audiencia a esta buena versión más guitarrera y rápida del clásico de Charly García. De vuelta con el último disco salieron “Santos”, “Belicosis” y “H” y ahí el público se volvió a encender. Incluso con “Invento”, un inédito que quedó afuera de “Grietas”, y que fue recibido como uno más. Ni hablar cuando tocaron “Barek”, el primer corte del álbum.

Pasó “Mujer”, otra de “Código de barras”, en versión punkie y tras ella uno de los momentos más altos del show: “Que sé yo”, con músicos rosarinos de Fluido, Sucesores de la Bestia, Sicarios y El regreso del Coleacanto cantando una estrofa cada uno. Entre ellos estaba Nahuel Marquet, voz de Degradé, que aportó el sonido del acordeón que tocó en la versión original incluida en “Buenas” (2001). Pablo Pino se fue del escenario para volver luego y hacer “El huracán” y “Luna”, unidas por un solo de percusión a cargo de Juan Pablo Bruno.

Siguió “Satiretalised” y preparó el campo para “Luminoso”, con la marea de gente bien alta y el bajista Cristian Narvaéz y el violero Fernando Aime arrodillados en el suelo mientras punteaban. El falso cierre llegó con “Sin salida” y fue la excusa perfecta para que Pablo Pino se arroje a la gente.

El comienzo del fin arrancó con “Mi refugio” de “Marea” (2005), el tercer disco y siguió con tres más viejitas: “Madre poder”, “Quizás sí” y “Vueltas”. Los temas que se hicieron hits en “Audiografía”, el registro en vivo editado en 2006 y que le dio más convocatoria a nivel nacional, aparecieron uno tras otro en la última parte del show. Así “Alma en tregua”, “Carne 2”, “La roca”, “Chapa y bandera”  y Charlone coronaron una velada perfecta.

Inolvidable debut de Cielo Razzo en el Luna Park, estadio que con esta intensidad puede cobijarlos muchas veces más.