La Mancha de Rolando
Un carnaval que no dejó dormir
16 de Noviembre, 2007
Mancha de Rolando ofreció el último espectáculo porteño del año a un público que se encargó de convertir la noche en una fiesta.
Terminada la jornada laboral, quienes llegaron sobre la hora y rondaron la zona del Teatro de Flores desde temprano, tuvieron la oportunidad de sacarse fotos, saludar y observar a Manuel “Negro” Quieto, líder de Mancha de Rolando, que salió a tomar un poco de aire y a conversar apoyado en un auto estacionado. Esa imagen, en la esquina del teatro, remarcó el estilo tan sencillo y característico de la banda de Avellaneda.
Con la agrupación uruguaya Hereford, de soporte, el cantante de la Mancha se hizo ver nuevamente antes de su show, esta vez como invitado, para cantar el penúltimo tema: “Lo mas simple de las cosas”.
Cerca de las 21.30 empezó a escucharse el relato de una voz en off, que dio lugar al primer tema de la noche (“Ángel del Docke”) mientras volaban papelitos y globos amarillos y rosas que el público se encargó de preparar para el despegue, de lo que sería mas tarde, un alto vuelo.
Siguieron “Regala”, “San Ernesto” y “Sincera”, tema en el que la gente aprovechó para hacer oír el clásico cántico en repudio a los militares. Cuando arrancó “En la calle” los vientos se acomodaron para quedarse y sirvieron para darle la bienvenida a “Entre Ríos”.
No pareció casualidad que justo cuando comenzó a funcionar el aire del lugar, llegó “Cabrón”, mechado con “Matador” de Los Cadillacs para generar un poderoso pogo, mientras el baterista cambiaba sus palillos revoleando los que dejaba. Sorprendido, el Negro reconoció la “prolijidad de la banda”, e hizo notar la importancia de su último show del año en el Teatro de Flores.
“Arde la Ciudad” tuvo como protagonista al público que, iluminado, coreó la canción entera y más, porque seguido sonaron: “A Vivir” y “Lodi” (versión en castellano del tema de Creedence) que tuvo de invitado a un armonicista amigo. Y con Bacha Arrabal, guitarrista de Malas Lenguas, arriba del escenario “Mago de la lluvia” sirvió para desatar nuevamente la exaltación de los presentes. Algo que más tarde se repetiría con “Ruta 66” y “Un trago para ver mejor”, de La Mississippi.
La amagada despedida se dio con “Siempre esperando”, pero todos sabían que faltaba algo mas…“El sur de la ciudad”; una violenta versión de “Alta suciedad”, de Calamaro; y por último “Antes”, sirvieron como corolario a casi dos horas de show sin interrupción y generoso ya que, además, regalaron al público entradas para ver a La Renga al día siguiente, púas y palillos.
Una función de rock en continuado, una clase de trabajo y sudor. Un concierto que, además de servir como despedida de calendario, mostró a una banda que no escatima en tiempos a la hora de tocar.