Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Incubus

Viejos adolescentes

Cronista: Gentileza: Sebastián Barrera | Fotos: Beto Landoni

11 de Octubre, 2007

Viejos adolescentes

Un Luna Park lleno y dieciocho canciones fueron suficientes para quedar conformes en la primera visita de Incubus al país. Hora y media de nostalgia y distorsión made in noventa’s.

Siguiendo la seguidilla de shows inesperados, Incubus tocó en Buenos Aires después de la suspensión en Mayo, cuando el guitarrista se lastimó el brazo y todos tuvieron que esperar hasta el jueves 11 de octubre para verlos en el Luna Park.

El show siguió una línea tan sospechosa, que no saludó a Montevideo de puro pedo. Pasaron los hits, pasaron los temas de S.C.I.E.N.C.E, el disco que todos querían escuchar cuando tenían dieciséis años, en la época en que no existían los reproductores de emepetrés ni el querido Emule. Al disco lo tenían todos, y tuvieron que esperar a ser unos grandotes de más de veintitrés años para escuchar Favorite Things, Idiot Box o Redefine.

La diferencia fue que no vinieron tan devaluados como algunas visitas que tuvimos en los últimos dos años, que se acordaron del tercer mundo y presentaron discos que ya no queríamos escuchar. Incubus bajó las revoluciones con un disco fácil y escuchable para cualquier miembro de la familia, lejos de Fungus Amongus o del ya nombrado SCIENCE. Light Grenades es un disco de rock con buenas melodías, posibles de tararear esperando el colectivo o mientras sonaba 202: los ex Santos Inocentes, que pidieron, suplicaron y rogaron tocar como banda soporte para hacerse escuchar ante un público nuevo y poco paciente.

Lejos de la importancia de la puntualidad, el tema pasó por la prolijidad del Luna Park, que dejó estupidizados a todos con el sonido que le dio a la banda, algo que ya había pasado con Nine Inch Nails, Deftones y con toda banda internacional que suba al escenario. El sonido salió perfecto, ideal para sostener un aparatito de emepetrés y venderlo en pleno Parque Rivadavia a diez pesos.

En la entrada había uno que apostaba si el publico argentino podía hacer el corito de cancha que tanto le gusta hacer en los solos de guitarra, y si las chicas se iban a poner tan locas con Brandon Boyd cantando “Are You In?”. Cuestión que se hizo cien pesos y pudo pagar la entrada. Y ahí estaba, coreando “Drive” re contento, el tema canchero que sonó allá por el 2000, en pleno auge de Make Yourself.

Porque con el precio de entrada, se notaba que fueron los que podían corear, con perfecto inglés, temas como “Megalomaniac”, o “Pistola”. Un rock aburguesado, de sueldo alto y poco bondi, o mucho, muchísimo arroz con ketchup y hamburguesas.

El que no fue, siguió ahorrando para ver a The Police, Arctic Monkeys, Chris Cornell, CocoRosie, Bjork, Travis o Happy Mondays dentro de poco. Los que fueron, salieron contentos de un show de hora y media preguntándose por que no tocaron “Pardon Me”.

Incubus es guitarra, bajo, batería y un dj y tecladista que le agrega el plus que sorprendió en los años noventa. No hay talentosos, pero suenan potentes y excesivamente prolijos. Era cerrar los ojos y estar en el recreo del colegio o en alguna casa tomando mucha cerveza con amigos. Los recuerdos de viejos fanáticos se mezclaban con la adrenalina de los nuevos chicos que los conocieron en esta época del mp3, bien lejos del discman.

Dicen que fueron cinco o seis mil personas. Dicen. El Luna Park estaba lleno, no quedaban entradas y la banda devolvió la atención con un buen set-list, sin sorpresas, repasando sus seis discos. Once años resumidos en dieciocho temas, para demostrar que en el siglo XXI todavía pueden subir a un escenario y seguir haciendo buenas cosas.

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