Marky Ramone
Operación retorno (versión argentina)
05 de Octubre, 2007
Marky Ramone armó una banda local y tocó el pasado viernes en el Teatro de Flores durante poco más de una hora. ¿El show? Un directo y compacto homenaje a Los Ramones
La historia fue sencilla. Como si se tratara de un asado dominguero, Marky Ramone levantó el teléfono, habló con sus amigos Sebastián y Martín Expulsado (cantante y guitarrista de Expulsados), y Tucán (guitarrista de Los Violadores) y organizó un concierto el viernes pasado en el Teatro de Flores. Encima, y para no perder la costumbre de los ex que siguen explorando en el arcón de los recuerdos, peló el Ramones Anthology y, junto a los músicos argentinos, lo reprodujeron casi en su esplendor.
Gran cantidad de jóvenes, y algún que otro casi cuarentón ramonero, se atestaron en El Teatro con el fin de escuchar a uno de los dos últimos integrantes vivos de la familia neoyorquina de punk. Cantos de cancha en contra del Pity Álvarez y de Mick Jagger sirvieron como entre telón de lo que vendría. ¿Le habrán avisado a la gente de El Teatro que el que iba a tocar esa noche era Marky? A juzgar por la gigante y habitual lengua stone colgada del techo parecía que no.
A las nueve y media en punto el baterista legalmente bautizado Marc Bell (pelo largo con flequillo, pantalón, remera negra y lentes de sol al tono) se paró al frente del escenario y saludó a los presentes. El one, two, three, four… precedió a “Rockaway beach” y la celebración entre amigos comenzó. Sin respiro le siguió “Teenage lobotomy”, “I don´t care”, y “Sheena is a punk rocke”. Habían transcurrido nada más que cinco minutos y el batero dio las gracias. Cada tema comenzó y terminó igual: luces blancas apuntando a la batería y el músico nacido en Queens diciendo “Gracias” y “Esta se llama….”, todo en inglés.
El lugar de presentador le calzó a Martín Expulsado, quien luego de presentar a la banda dio el pie para “I wanna be sedated”. Quienes tuvieron bastante trabajo fueron los guardias ubicados al frente del escenario. Más de uno quiso subirse hasta donde tocaba la banda, a través de las escaleras de los costados y otros se mandaron por encima de las cabezas de los espectadores.
“The KKK took my baby away” unió a todos los presentes en un mismo salto, haciendo temblar el piso del recinto. Antes de tocar “Chinese Rock”, Marky aprovechó para recordar a Joey, Johnny y Dee Dee; abajo todo el mundo deliró al grito del himno “Hey ho let´s go!”. Dos bises con “I believe in miracles”, “Do you remember rock n roll radio?”, el pacífico cover de Louis Armstrong “What a wonderfull World” y Blitzkrieg bop” finalizaron el correcto concierto.
Todos cumplieron su papel: Marky dirigiendo el timón del conjunto; Sebastián Expulsado vestido igual que el original cantante de Los Ramones e imitando su voz a la perfección; y los restantes músicos parados y gesticulando detalladamente al ritmo de la desaparecida banda de punk. Poco más de una hora en la que, pese a que cambiaron los actores, la historia pareció ser la misma de siempre.
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