Summer Fest
Un estadio muy grande, para una organización tan pequeña
17 de Marzo, 2007
Tan solo 7 mil personas dijeron presente en un festival pésimamente organizado.
El Summer Fest 2007 se suspendió dos veces en sólo días: primero por problemas entre la empresa organizadora del evento y el Gobierno de la Ciudad, cuando se iba a realizar en Vélez; y luego por un esfuerzo en vano para trasladarlo, un día después, a la cancha de Platense, donde la Municipalidad de Vicente López no dio el visto bueno.
Pero eso sólo se transformó en un pequeño dato de color para los fanáticos que se dieron cita el pasado sábado en la cancha de Vélez. Sólo para ellos porque aquellos que ya habían sacado entrada para Roger Waters (según diversos foros, muchos) se vieron inmersos en una disyuntiva digna de este país. ¿Alguien habrá pensado en esto? Seguro que sí. De ahí a interesarse por eso hay un largo trecho.
De todos modos el festival en Liniers se realizó con normalidad. El estadio contaba con un excelente sonido y una pantalla inmensa, lo único que faltaba era gente viendo el show. Las 7 mil personas que estuvieron presentes pudieron disfrutar desde temprano de grupos internacionales como los chilenos de Gondwana y otros nacionales como Los Cafres, con su ya conocido y repetitivo set en el que interpretan varios hits radiales.
Sin mucha movilidad en el escenario y en el campo, el tiempo se fue consumiendo, tanto o más como la labor del grupo liderado por Guillermo Bonetto, quien no escatimó en elogios para sus pares de UB40, banda estelar de este Summer Fest.
El rabino reggae, Matisyahu, arribó al escenario con un traje y galera negra, además de su barba larga y desprolija. El israelita, judío ortodoxo, sorprendió a la mayoría de los espectadores con su música, en la que mezcla el reggae y el hip hop, aunque sus temas eran prácticamente desconocidos por la mayoría en Vélez. Los presentes que ignoraban el show, se sorprendieron cuando Matisyahu comenzó a realizar una serie de ruidos con su boca en los que parecía que la totalidad de sus compañeros seguían en escena. Por ese increíble monólogo que realizó se ganó el asombro y la merecida ovación de los presentes.
La espera fue larga y tediosa. Fueron muchos los fanáticos que abandonaron el estadio por no poder aguantar los 50 minutos que demoraba la puesta en escena de UB40. Sin embargo, los hermanos Campbell dejaron en el escenario toda su frescura y volvieron a demostrar la excelente conexión que tienen frente al público, por la gran cantidad de años que hace quellevan sobre los tablados. Esto, sin dudas, les dio la experiencia suficiente para desplegar su música pegadiza ante dicha cantidad de espectadores, el show de UB40 fue una mezcla de temas nuevos con viejos éxitos como “Red Wine”.
El festival de reggae llegó a su fin luego de estar más de un mes en suspenso, los organizadores se equivocaron en cambiar el día y el lugar, y por no tener los papeles necesarios perdieron a muchos fanáticos que se cansaron de la incertidumbre. El estadio de Liniers quedó muy grande para un público fiel. A pesar del rejunte de extraordinarios artistas de nivel nacional e internacional de un mismo género musical la fiesta no alcanzó la intensidad ni la expectativa generada. Habrá que esperar otro año más. O no. Dos opciones válidas..
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