Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Las Pelotas

Disco nuevo, sonidos ajenos

Cronista: Gentileza: Sebastián Barrera | Fotos: Beto Landoni

16 de Marzo, 2007

Disco nuevo, sonidos ajenos

Las Pelotas volvió a los escenarios para presentar su último disco “Basta”, un trabajo diferente a los anteriores con Sokol alejado del micrófono y Daffunchio otorgándose el liderazgo de la banda.

El lanzamiento de su nuevo disco Basta fue apenas una pequeña excusa para el show que Las Pelotas ofrecieron el viernes pasado, en un fin de semana colmado de presentaciones por todos lados, incluyendo la del señor Waters en River, Skay en el Teatro Flores y el ya organizado festival Summer Fest con la presencia de UB40.

Como era de esperarse, y manteniendo el pequeño ritual en cada una de sus presentaciones, la gente llega, toma asiento y llama a los músicos por medio de cantitos y brindis con cerveza de litro en vasos de plásticos. Un gran deja vu recorre el Teatro de Colegiales, hoy The Roxy Club, mañana Carnicería Pedro’s: las caras se identifican, son los mismos de siempre, desde aquel Obras Sanitarias presentando La clave del éxito, hasta el último recital del 23 de febrero en Flores. El ambiente es conocido, seguro, propio.

Con nuevas pantallas y mismo escenario, el Roxy apagó las luces para que Las Pelotas salgan con un tema conocido, pero nuevo y poco recomendable para abrir un show: “Basta”, de un disco nuevo y extraño lleno de baladas y poca participación de Sokol, quien años atrás era voz principal e indiscutible de la banda, dejando a Daffunchio algún que otro reggae o tema fuerte y poderoso del repertorio.

El público comenzaba a entrar en calor: “Día Feliz”, “Escaleras”, “Tormenta en Júpiter” y “Tiempo de Matar”, pasaban una al lado de la otra. Sokol pronuncia cosas que nadie entiende, le habla a un público que lo conoce y sabe que le habla al aire y ni aunque presten atención podrán entender qué quiere decir.

Los temas nuevos van y vienen entre caprichos viejos como “Veoyover”, “La mirada del amo” o “Bombachitas Rosas”. La gente los aplaude contenta y escucha concentrada la presentación del nuevo disco: la excelente voz de Sokol en “Como un buey”, la macanuda balada “La Marmota”, la pésima idea de “Siento, luego existo” y los únicos dos temas en formato peloteros  “Ya no estás” y “Partidos”, cantados por Sokol. La gente aplaude tímida, todavía ajena a esas nuevas canciones: no quedaron del todo conformes, extrañan al Bocha, y no entienden a Daffunchio (ocho temas de trece son cantados por el nuevo líder de la banda.)

La noche respetaba la lista de temas: “Sin Hilo”, anunciaba un final mientras “Esperando el milagro” hacía explotar el Roxy, en un recital cotidiano sin muchas sorpresas y poco repertorio reggae, que se limitó a “Si supieras” y “Músculos”.

Ellos salen, ellos entran. Los de abajo aplauden y felicitan una despedida con “White Trash”, para no perder la costumbre y no olvidar a Sumo, en una fiesta con pocos globos pero muchas ganas de seguir escuchando esas canciones tan viejas y tan queridas.

Las Pelotas se fueron, como si no tuvieran muchas ganas de estár ahí, como si estuvieran tocando frente a ochocientos fanáticos de Soledad Pastorutti. La gente acostumbra a reaccionar igual, sin importar qué toquen, pero luego de este trabajo van a tener algún que otro tiempo libre para ir al baño, comprarse una cerveza o armar todos los cigarrillos que quieran: la falta de memoria por parte de los músicos logró quebrar una etapa sólida intentando descubrir una nueva faceta que poco y nada tiene que ver con la esencia y la magia que lograban disco tras disco.

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