Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Estación Hard Rock

Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro | Fotos: Beto Landoni

17 de Marzo, 2007

Estación Hard Rock

Los rosarinos de Vudu se presentaron el sábado pasado en el Asbury de Flores como soportes de Naranjos. En su camino hacia el reconocimiento debieron soportar una parada difícil y convencieron, pese a que la gente no se relacionó con el show.

“Va a llegar un viento de cambio, un mar de buenas nuevas listo para llegar”, canta Ike Parodi (vocalista de Vudu) en “Va a llegar”, segundo tema de su disco “Sueños eléctricos”. Y en aquella frase puede sentirse la necesidad de dar el ansiado paso que los lleve, viento a favor, hacia un cambio favorable.

Fuertes en Rosario y en varios localidades de Santa Fe, pero todavía desconocidos en Buenos Aires (salvo algunas apariciones en la Rock and Pop) Vudu quiere dar “el gran paso”. Se sabe que Rosario-Buenos Aires es una de las rutas más directas del rock, por lo que todo indica que el viaje se va a concretar. Eso sí, bien de abajo.

Esto quedó demostrado el pasado sábado cuando el conjunto integrado por Ike Parodi, Nahuel Antuña (bajo), Willy Echarte (guitarra) y Mario Laurino (batería) decidió formar parte, como banda de apertura, del show de Naranjos (grupo liderado por Árabe, el famoso pelado paranoico del video de “Una nueva noche fría”, de Callejeros) en el Asbury de Flores.

Alrededor de 70 personas (más las que se iban sumando de a poco) recibieron a la banda minutos después de las 24. El hard rock de “El viaje” abrió las mentes de los presentes. La figura y la voz de Ike sorprenden a cualquiera. Desgarbado, con un pelo afro semi colorado al mejor estilo Valderrama, el cantante es portador de un timbre sensacional. Capaz de recorrer todas las escalas vocales sin ningún problema, algo que quedó demostrado ya desde el arranque.

A pocos meses de editar su tercer material (“Picaseso”) esta era una buena oportunidad para presentarlo. Por eso la mayoría de los temas se centraron en este trabajo. “Liberando giles”, “Vino blanco” y “Vivir en la montaña” fueron algunos de los temas elegidos. Pese a que el lugar no es de los mejores para hacer rock, el grupo hizo sentir su fuerza.

Los temas pasaban y la gente no entraba en sintonía. Algunos estúpidos se interesaban más en gritarle al cantante por su pelo que en escuchar su voz. Sorprendido por la poca participación del público, algo que no debe pasarle seguido (Ike es invitado a cantar en muchas oportunidades por artistas como Vitico y Juanse), la voz se mostró un tanto molesto, pero no lo suficiente como para perder la arremetida hard rock que lo caracteriza.

Influenciados por bandas como Led Zeppelín, AC/DC, Deep Purple, Faces y Black Crowes, el conjunto se separó solo en este show, de su costado reggae, funk y rock and roll, para atravesar el río bravo. “Va a llegar” y “Alguien más” (“Sueños eléctricos”) sirvieron para bajar un poco los decibeles. Pero sólo un instante, ya que a pocos minutos del fin de un show de no más de una hora, presentaron a su amigo de rutas, el Vasco Bariain (cantante de los Chevy Rockets), con quien interpretaron “El Viejo”, de Pappo.

Pese a que el guitarrista rompió una cuerda, algo que hizo que la canción se alargara más de la cuenta, los cantantes lograron elevar el tema hacia su mentor con un juego de voces brillante.
Para el final, lo mejor. El cover de Deep Purple, Stormbringer (rebautizada Traetormenta) en la que sí se prendieron las casi 200 personas que esperaban a Naranjos.

Fue un show atípico. Tanto para la gente como para los músicos. No hubo comunicación, pero la banda logró superar con creces un escollo difícil. Una batalla más en la lucha hacia la consagración.

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