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Metal Fest

Ser o no ser, ésa es la cuestión

Cronista: Gentileza: Pablo Gabriel Krause | Fotos: Beto Landoni

13 de Enero, 2007

Ser o no ser, ésa es la cuestión

Sepultura no logra pisar firme tras el alejamiento de Igor Cavalera. A pesar de su potencia sobre el escenario, el microestadio de Argentinos Juniors les quedó demasiado grande. Crónica de una muerte anunciada.

Había una vez una banda, que llegó a ser la de mayor reconocimiento mundial de toda Sudamérica. Oriundos de Belo Horizonte, Max Cavalera, Andreas Kisser, Paulo Jr e Igor Cavalera (este último, hermano del primero) deslumbraron al mundo con una combinación de thash, hardcore, death e incluso algunos instrumentos autóctonos de su Brasil natal, volando cabezas alrededor del globo.

Pero un buen día (a fines de la década del 90), Max se alejó de la banda y se llevó consigo, no sólo su agresiva e inconfundible voz, sino también los tambores y la experimentación que le habían dado a Sepultura el renombre mundial del que disfrutaba. Sin embargo, sus compañeros de ruta decidieron seguir adelante y reclutar a Derrick Greene, un negro enorme con buena voz, pero poca onda en el escenario y que además no toca la guitarra.

Más allá de la respetable calidad de los discos con el nuevo cantante, los días de gloria de los brasileros ya habían quedado atrás. Su última visita al Estadio Obras no fue un recuerdo demasiado grato (les quedó bastante grande) y el alejamiento del otro Cavalera (Igor, baterista original) hace algunos meses, no hizo más que agravar la situación. Así quedó demostrado este último sábado, cuando apenas 2 mil personas se acercaron al Mega Estadio de Argentinos Juniors.

A pesar de los altibajos en su carrera, el desempeño en vivo de Sepultura (más allá de no estar al mismo nivel del de su formación clásica) no defrauda en lo más mínimo. Es claro que Andreas Kisser es quien lleva los pantalones largos por estos días, ya que la potencia de su guitarra es el motor que conduce a la banda de un lado para otro. Además, no sólo es el único que todavía sacude los pelos sobre el escenario, sino que es él quien se dirige al público (en un portuñol bastante entendible) y agradece una y mil veces el apoyo de sus fans.

Lo cierto es que, si por un momento dejáramos de lado la interminable novela que envuelve la historia de Sepultura, la contundencia que brinda la banda en vivo merece más halagos que críticas. Por un lado, los temas de la nueva etapa como “Dark Wood of Error”, “Convicted In Life” o “False” tienen la potencia para hacerse valer por sí mismos y, en segundo lugar, no desentonan al intercalarse con clásicos viejos clásicos como fueron “Beneath the Remains” o “Arise”.

Por supuesto, la falta de otra banda convocante en la grilla del festival fue un error de la organización que debió pagar con la escasez de público. Si bien las bandas soporte estuvieron a la altura de las circunstancias, no hay que obviar que se trataba de grupos con poca trayectoria en la escena local. Tal vez hubiese sido más acertado incluir alguna banda que, por lo menos, haya realizado cuanto menos un Teatro o algún recinto de capacidad semejante para que acompañe la cabeza de cartel.

De todas maneras, los conjuntos que precedieron a los brasileros no anduvieron mal. Bruthal 6 (que en verdad son cinco) hizo honor a su nombre y desplegó un show potente, en la vena de Slipknot o Fear Factory. Skin Culture, compatriotas de Sepultura, se las arregló bastante bien, a pesar de llevar adelante un estilo con pocos adeptos por estos pagos (una suerte de metal/rapero/punky), en gran parte debido a las flores que constantemente tiraba el cantante para con el público presente. “Yo amo Argentina” incluido.

Ya entre los números más llamativos estuvo Renacer, ahora sin tecladista y un tanto más potentes sobre el escenario, y NN, en donde conviven los ex Rata Blanca Gustavo Rowek, Sergio Berichevsky (compañeros en Nativo), y Mario Ian en voces. El cover de “Bajo Control” (de Rata) lo corearon hasta los muchachos de seguridad que cuidaban la entrada.

Si bien, por razones de tiempo, Razones Concientes debió dejar el escenario antes de lo pactado, la banda del Tano Romano había hecho un buen papel hasta el momento. Fueron probablemente la banda a la que mejor reaccionó el público (más allá de no contar con un estilo similar al de Sepultura) en parte a la inclusión de covers muy acertados: “Solución Suicida”, de Horcas, y “Tu Eres Su Seguridad”, de Hermética, que son ya un número fijo en las presentaciones, aunque habrá que ver si logran algún día vencer la sombra de sus ex bandas.

Es evidente que el problema que atraviesa Sepultura hoy en día reside en la ausencia de los dos hermanos Cavalera sobre el escenario. Más allá de la presencia de Andreas Kisser y Paulo Jr, quienes también fueron parte de los discos más gloriosos, como Chaos A.D. (1993) o Roots (1996), para la gran mayoría de los seguidores, Sepultura carece hoy de un referente sobre las tablas. Sin embargo, también es cierto que, de separarse definitivamente esta formación, el público no tendría oportunidad de oír clásicos como “Refuse/Resist”, “Territory” o “Roots Bloody Roots”, que quedarían seguramente relegados a algún bis de los correspondientes proyectos paralelos. Esperemos que no sea así, y Sepultura vuelva a ser el nombre que alguna vez fue, sinónimo de una de las bandas más potentes y respetadas del mundo. Sólo te pido que se vuelvan a juntar…

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