No Te Va Gustar arremete en la ciudad de Buenos Aires con dos shows en el Hipódromo de Palermo y en un barcito del mismo barrio, Emiliano Brancciari (voz y guitarra), Denis Ramos (trombón) y Pablo Coniberti (guitarra), se sientan a conversar con Revista El Bondi. El último trabajo discográfico, el problema de tocar en las canchas de fútbol, la actualidad política y social, las letras y el recuerdo siempre de Marcel Curuchet son las temáticas que rondan la charla.
―Pero primero lo que todos queremos saber: ¿quién gana el Mundial?
Emi: ―Denis dice que gana Uruguay.
―¡Upa! ¿Están tan eufóricos en Uruguay como acá?
Emi: ―Para mí hay que bajar un poco, acordarse de 2002…
―Mirá como empiezan a chicanear.
Emi: ―Es que había mucha ilusión, mucha euforia, y los jugadores llegaron muertos y volvieron en primera ronda.
―Me la bajaste toda…
Denis: ―En Uruguay siempre se vive más tranquilo que acá. Pero tuvimos un cambio de técnico que se dio muy abrupto, se renovó una energía que estaba bastante desgastada. Se dio que faltaban cuatro partidos y se ganaron todos. Hay una linda euforia, cada vez que habla el entrenador Diego Alonso se lo escucha convencido de una idea y cómo quiere encarar todo, eso no se veía hace muchos años. Y no quiere ir solo a participar, quiere competir y ganar el mundial, y esa base me parece que está buena.
Sábado 15 y domingo 16 de octubre son las citas para esta nueva visita de la banda a Uruguay con su Luz (2021) y como siempre, se esperan invitados de esos que deslumbran. “Tratamos de que siempre sea algo distinto, que vos vayas y te sorprendas”, adelanta el cantante mientras recuerda lo sucedido con Nicki Nicole: “Cuando grabamos “Venganza” la gente no entendía demasiado lo que estaba ocurriendo, hasta que salió la canción y fue tan natural que parecía que hubiéramos tocado toda la vida juntos. En el vivo también va a pasar lo mismo, te vas a encontrar con gente que vas a decir ‘qué es esto que pasa acá’”.
Respecto al corte con la cantante rosarina, la banda explica que “podemos opinar, pero no adueñarnos de la temática, por eso fue tan importante su presencia”, y en el plano musical, reconocen también que “el fuego hoy en día está en otros géneros y hay que aceptarlos y disfrutarlos”.
“En cada estadio de clubes de fútbol donde queremos tocar nos mandan a hablar con la barrabrava, pero nosotros no tenemos ganas de andar metiéndonos en temas turbios”
El nuevo trabajo, producido una vez más por el venezolano Héctor Castillo, tuvo la particularidad de ser grabado durante veinte días en una casa especial en medio del campo donde la banda convivió todo el tiempo. “Era un momento de incertidumbre horrible donde habíamos estado separados, sin vernos las caras durante más de 90 días y eso fue muy loco”, recuerda Denis. “Por suerte teníamos la excusa del disco nuevo y empezamos a ensayar a mitad de 2020 cuando pudimos empezar a juntarnos”. Pero nada fue fácil al principio: “Los primeros ensayos fueron con el productor en el exterior, nos mirábamos por una tele. Fue muy tediosa esa primera parte hasta que pudo venir a Uruguay y empezamos a trabajar como queríamos, ahí nos fuimos veinte días a un paraíso y compartimos las 24 horas de cada día tocando, disfrutando del lugar, del momento, con visitas de la familia el fin de semana. Nos merecíamos grabar en esas condiciones este disco que era muy esperado por nosotros y también por el público”.
―Por otro lado, el trabajo extra musical fue también siempre una constante en ustedes, desde sus primeras visitas al Ruca Chaltén o a El Teatro de Colegiales. Siempre se notó ese “paso a paso”.
Emi: ―Se fue dando y lo pensamos así también. Siempre pensamos en pasos cortos y realizables, también nos adoptamos al desfasaje en cada territorio, eso estuvo bueno. Nos hacíamos conocidos en un lugar y empezábamos de cero en otro, ese avance corto pero seguro fue siempre la estrategia de la banda, si se puede llamar así. El camino que elegimos. Se evitan frustraciones y se disfruta, porque cada logro es hermoso. Obviamente hubo lugares donde nos superó todo. Cuando hicimos Costanera Sur vinimos a hacer un tipo de show para 20 mil personas y terminaron yendo 60 mil, realmente no esperábamos que sucediera. Bienvenido fue, y por suerte era un lugar que podía albergar a toda esa gente, entonces estuvo increíble.
―Después de aquellos shows en Vélez en 2015 siguen cumpliendo esa premisa de no tocar en Estadios que pertenezcan a clubes de fútbol…
Emi: ―Cuando íbamos a tocar en el Único de La Plata una de las ideas era hacer Vélez. Nos inclinamos por el Estadio Único porque no teníamos que tratar con la barra de ningún club. Ya cuando pasa eso es muy difícil, nosotros no tenemos ganas de andar metiéndonos en temas turbios. Nos mandaron directamente a nosotros a negociar con la barra y dijimos “no, esto no va”.
―¿No hay otra forma si es un club de fútbol?
Emi: ―No. Son los dueños del club.
―¿Les pasó en algún otro lado?
Emi: ―Nos pasó en esa experiencia, que en realidad no nos llegó a pasar porque no quisimos, pero después en cada estadio de fútbol donde quisimos tocar o empezamos a hablar para hacerlo, en todos te dice que tenés que trabajar con la barra.
―¿Cómo es esta cuestión en Uruguay?
Emi: ―Directamente no se toca en canchas de clubes. Está tan polarizado el tema Peñarol-Nacional, que si tocás en la cancha de uno no te van los de otro. Entonces los lugares son neutrales y no tenés problemas con ninguna barra.
Algún desprevenido escucha “El error” (El Calor del Pleno Invierno, 2012) y se puede imaginar la canción de desamor más desgarradora que recuerde. Ese desencuentro que será para siempre, luego de tantos momentos hermosos vividos nos puede interpelar para cualquier historia personal vivida. Sin embargo, en alguna gira hace unos años, su autor Emiliano Brancciari se encargó de romper el encanto para contar su verdadera, sorprendente y desopilante realidad, que, quien quiera, puede descubrirla acá.“Es divertido jugar con las interpretaciones”, reconoce el compositor y explica: “Está bueno que se interpreten algunas como lo que uno quiso decir, pero también está bueno dejarlo libre y que cada uno lo adapte a sus vidas, vivencias, lo que se imaginan. ¡Eso está mejor! Yo lo hago también con artistas que escucho”.
Denis: ―¡A mí me pasa con las canciones nuestras! (risas).
“La muerte de Marcel fue el golpe más duro que pudimos recibir como grupo humano”
Así entonces, en medio de la charla y a pedido de quien escribe, Emiliano nos adentra en la historia de la canción “Los indiferentes”, del disco Por Lo Menos Hoy (2010): “Es una canción que surgió cuando en Uruguay hubo un plebiscito para derogar la Ley de Caducidad, que era la que daba impunidad a los represores de la Dictadura, se cerraba el asunto y se dejaba todo atrás. Es una votación que se perdió, que tuvimos la mala suerte de que la gente haya preferido no votar eso, entonces me pareció que había que hacer una canción al respecto. También se dio esto porque se votó casi al mismo tiempo que se elegía nuevo presidente, entonces no hubo la información necesaria. Como que los políticos estaban tan distraídos en ganar y no en esto que era tan importante o más. La campaña mata todo. Eso me generó mucha indignación”.
―Algo parecido pasó en Chile hace unos días con la reforma de la Constitución, ni hablar del atentado a la vicepresidenta acá en Argentina. Ustedes que nunca fueron ajenos a lo social, ¿cómo ven esta actualidad tan convulsionada?
Emi: ―Todo está muy loco, los ánimos exacerbados, todo muy crispado, polarizado. Es una cosa o la otra, no hay grises, no hay diálogo, no hay nada. Las redes son un infierno, los medios peor. Estamos viviendo tiempos, en ese sentido, bastante decepcionantes. Hay cosas que decís “no puede haber antagonismo en este tema” y ves un montón de gente totalmente en el lado opuesto y pensás “¿cómo puede ser?”. En todo es así.
―Hace unos meses se cumplieron diez años de que se nos fue Marcel Curuchet. Se los ve cada día más unidos. ¿Es su motor para seguir?
Emi: ―Lo recordamos siempre con miles de anécdotas. Fue el golpe más duro que pudimos recibir como grupo humano. También nos puso a todos mirando para el mismo lado. Pasaron diez años ya. Seguimos extrañándolo. Lo seguiremos extrañando. Siempre…