Nico Lindblom es un artista de rock alternativo de La Plata y está presentando Lado B, su tercer álbum de estudio, el cual lo muestra una etapa de plena madurez y encontrando un sonido nuevo, pero a la vez con una misma impronta que le podemos vislumbrar desde su debut mas intimista en tiempos de pandemia.
“Creo que en este álbum hubo mayor diversidad desde el origen de los temas”, comienza Nico cuando empezamos a adentrarnos en esta novedad. “Ya en las maquetas había un tema que lo empezaba por la batería, otro por samples, otro por el riff de la guitarra; pero siempre terminaba todo orientado a que el instrumento principal termine siendo la guitarra. Creo que ese proceso fue muy interesante y me abrió un montón la cabeza en cuanto al proceso creativo.”.
―Se nota que las guitarras bien presentes son una característica primordial.
―Sí, totalmente. Por otro lado, la banda fue muy importante también. Una vez que armaba las maquetas, lo que hacía era juntarme con el Turco (batería) y repasábamos todos los temas para laburar la producción de baterías. Después venía Martín (teclas), Blas (bajo) o Jere (guitarras) y así íbamos construyendo sobre lo que cada uno previamente aportaba a los temas. La verdad es que me encantó producir de esta manera, porque la huella que dejaba cada integrante quedaba impregnada en el tema y cada uno de los que venían en etapas posteriores “se amoldaba” al laburo que hizo el anterior. Con los chicos tenemos mucha química y eso se nota porque la mayoría de las veces ya sabemos lo que va a tocar el otro, es increíble cuando pasa eso: cada uno termina la frase del otro, sabiendo con qué responder y entendiendo tanto los momentos de mayor énfasis en la canción como los silencios y las pausas. Siento que el conocernos entre nosotros le da la esencia al álbum, lo hace sentir vivo. Al ser el productor de tu propio álbum me parecía importantísimo confiar en el laburo de la banda, donde terminé siendo más un “supervisor” de la propia obra. Fue un desafío, llega un punto en que empezás a escuchar que suena todo mal, el típico “quemado”. Por eso fue clave dejar reposar los temas, los veníamos laburando desde 2023 y en eso también hubo otros actores clave como Juana (sonidista) que prestaba el oído constantemente para saber que no estábamos perdiendo el norte. Por otro lado, escuchar a otros artistas fue muy inspirador. En esa época me la pasaba escuchando “Sexo con Modelos” de Marilina Bertoldi, “Siempre es Hoy” de Gustavo y estaba medio “obse” con el laburo del Tano Farelli, me encanta todo lo que hace.
―Desde lo que fue el intimismo de tu debut en tiempos de pandemia fuiste mostrando diferentes facetas, ¿sentís que tu impronta está en mostrar lugares distintos dentro de tu obra o vas hacia la búsqueda de un sonido característico?
―Sabés que creo que es un poco y un poco. Le mostré el álbum a los más allegados y todos concluían que si bien era un sonido totalmente distinto, seguía sonando a “Nico”. Quisimos también poner algo más del show en vivo que lo sentimos más polenta, quedamos conformes con poder plasmar ese sentimiento en el álbum y creo que esa fue la directriz. Los pibes tienen una capacidad para entender a dónde quiero llevar las canciones, y reitero, creo que viene de la química que manejamos. También vamos afilando el oído, nos ponemos más exquisitos y eso me encanta. A veces terminás pasado de rosca, pero al final del recorrido, sabés que es algo que va a quedar como una etapa en tu obra, en la eternidad del arte.
―Se habla históricamente de La Plata como una verdadera cuna de músicos, ¿cómo ves la escena desde adentro en esta actualidad?
―Hoy la escena platense está más viva que nunca. Algunos con más visibilidad que otros, pero en el under hay cada banda que suena increíble… Yo me paso los fines de semana yendo a ver bandas nuevas, me nutre mucho, es una energía que se contagia. Hablando un poco más “desde adentro”, ahora entiendo cómo han salido los bandones de nuestra ciudad, podés seguir los inicios desde cerca: Él Mató, Peces Raros, y otros que están tomando cada vez más fuerza en el oído popular como Cármen Sánchez Viamonte, Pérez, La Teoría del Caos, solo por mencionar algunos. Hoy el contexto también complica un poco a poder visibilizar el laburo de uno, pero los movimientos musicales trascienden a cualquier política, dificultad o traba. Hay algo que se está generando entre los artistas platenses, una especie de camaradería, donde siempre que necesitás algo, hay muchos para darte una mano: compartiendo una experiencia, un contacto para una fecha o una mano cuando lo necesitás. Por suerte están saliendo muchas movidas independientes que ponen en primer plano a la gente, para que pueda acercarse a escuchar música, vivir una linda experiencia y olvidarse un rato de sus problemas. Lo más importante es que está lleno de buena gente, creo que no me ha pasado de compartir una fecha donde no haya surgido este compañerismo que comento. Juntarse a escuchar música, compartir influencias y una birra post fecha. Esas cosas se valoran más que nunca y son un motor a seguir.
―Hablando de compartir, también has compartido producciones con muchos artistas, ¿sentís que te fuiste nutriendo de esos momentos?
―¡Totalmente! La primera forma es desde lo musical, te abre la cabeza de una forma que no hubiera imaginado en mis comienzos en el arte. Desde un proceso más relajado, no tan metódico y con resultados increíbles, confiando en la interpretación más que en lo técnico, sea como el micrófono con el que se grababan las voces, las pastillas de la guitarra, o qué amplificador utilizábamos. Al final es ir encontrando el equilibrio y lo que más fui aprendiendo es que la canción manda. Si vos seguís lo que te pide la canción la gente lo va a saber escuchar, esas cosas subyacen a cualquier oído y es lo que al final te acerca al oyente. Una segunda forma y para mí la más importante, es desde lo humano. Compartiendo con artistas como Agus Dettbarn, BR1, Luna Sujatovich… son experiencias hermosas, cada uno desde su singularidad aportando lo que les sale del alma y lo expresan con su arte. Por mencionar un ejemplo, te encontrás con Dani y Cóndor de la Bersuit, quienes son los artistas más humildes que conocí, siendo tipos que giran por Latinoamérica, llenan salas donde quieran que van. Esa es la enseñanza más grande que me llevo. No importa si llenás estadios, si tenés 30 años de trayectoria, nada. Gente de carne y hueso que se sienta a tomar un mate con vos, te da un consejo, te cuenta una anécdota, te saca una sonrisa. Estoy muy emocionado por lo que vendrá, con qué nuevos artistas nos vamos a sentar a laburar: esa es una impronta que quiero mantener, la de los “feat”, porque no solamente nos nutre de nuevas experiencias para crecer musicalmente, sino que también nos hace crecer como personas.