El viernes pasado, Massacre salió de su rutina festivalera y de su espacio seguro de La Trastienda para desembarcar en el Teatro Vorterix y dar un show de psycho-punk adelantando muchas canciones de su demorada placa Nueve, a editarse en este año.
El arranque remitió a los tiempos de Massacre Palestina, con “Sembrar, Sembrar” y “Diferentes Maneras”, el himno de skate-rock anarquista de rebelión juvenil. Las canciones nuevas empezaron a colarse en el repertorio como vienen haciendo hace más de un año (“¿cuándo sale el disco nuevo?” es la pregunta reiterada que rodea al show y al entorno de la banda).
Una de las nuevas, “La Cita”, es una canción que convoca al “niño terrible” Adrián Dárgelos a comprar vinilos en las disquerías norteamericanas y pasó tanto desde su salida que el público ya se sabe la letra como si fuese una de las viejitas. Pero el verdadero estreno es “Insomnio”, en la que el punk y el pop se abrazan con la presencia de Goyo de Bándalos Chinos en el escenario.
El repertorio entra en una etapa de contraste: el regreso a las bases suena con “Sofía, la Supervedette” y “Seguro es por mi Culpa”, y su etapa más mainstream se ve reflejada con la llegada a la Tierra de “La Reina de Marte” y “Tanto Amor”.
Para el final dejan “Tres Paredes” y “Plan B: Anhelo de Satisfacción”, para que sus fieles no se queden con ganas de hacer pogo, mosh, subir al escenario para tirarse de nuevo y que poco les importe que la seguridad de Vorterix los apunte con láseres.
Llegó el final del show y la pregunta no tiene respuesta. Walas agarra el micrófono y avisa: “El disco sale antes del gran show de fin de año” mientras la pantalla lo despide con la leyenda “NOS VEMOS EN OBRAS”.