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Los Auténticos Decadentes: Delicioso como el dulce de leche

La música popular de fiesta en el Movistar Arena. ADN auténtico y decadente.

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En tiempos de cartelitos constantes de “Entradas agotadas” en casi todo el mainstream, no podía ser la excepción la banda más hitera de la historia de nuestro país. Y bien merecido lo tiene. El show grande de Los Auténticos Decadentes de este 2023 en Buenos Aires se agotó varias semanas antes y tuvieron que agregar una función que se celebrará en noviembre.

La excusa para esta nueva fiesta decadente en el Movistar Arena del pasado sábado era la presentación en vivo de ADN, la trilogía de covers que la banda arrancó en 2021 y que recorre clásicos ajenos para todos los gustos. Así entonces escucharemos durante la noche canciones como “Los viejos vinagres” de Sumo, “Luna de miel en la mano” de Virus (del disco rojo llamado A), “Jurabas tú” de Los del Fuego, “La vida sigue igual” (amarillo, o D) de Sandro, o “La ladrona” de Diego Verdaguer (disco verde de nombre N), entre otras. Todas estas piezas, en su versión de estudio tienen grandes invitados, la mayoría no estuvo presente, pero fueron nombrados en cada ocasión.

Más allá de las novedades, lo que va a buscar el público es cantar, bailar y saltar al ritmo de los grandes hitazos de los Deca. Por eso “Somos” marcó el comienzo de la noche, “Cómo me voy a olvidar” desató la locura y los primeros trencitos, y “Pendeviejo” inauguró la sección pogo, como así también la energía autorreferencial de la mayoría de los presentes con más de treinta y muchísimos, que saben que es su noche permitida y no piensan en lo que dolerán los músculos al día siguiente. ¿Algo más para completar este arranque imbatible? Ok, dale, que suene “Los piratas”.

Los Bandalos Chinos fueron los primeros invitados de la noche en el primer bloque de covers y a su término fue el típico momento en el que Cucho Parisi deja la voz principal a las maravillas decadentes que son Jorge Serrano y Diego Demarco. El público canta a puro sentimiento aquello de “Yo no sé lo que me pasa cuando estoy con vos” y después alarga una y otra vez la palabra “amor”. La cumbia persiste con “El gran señor”, pero también ganan terreno el rockito “La prima lejana” y el reggae “Besándote”. Estamos grandes, insistimos, pero “¡valió la pena!”. El Movistar además es ideal para el target: fácil acceso, comodidad, patio de comidas, birra y fernet.

Pasado el bloque de covers amarillos volvió el power con “Sigue tu camino”, “Vení Raquel” y “El murguero”, para darle lugar al invitado de siempre, Fernando Ruiz Díaz, quien cantó “Un osito de peluche de Taiwán”, posiblemente el único tema lento de la historia en el que la gente hace pogo. “Vamos a hacer una que tocamos poco”, anticipó Serrano: “Luna radiante” es una de las más bellas canciones de la banda, fue corte de difusión, pero al lado de tantos megahitazos, pasó desapercibida para muchos, mientras contados privilegiados la cantaron con fervor de principio a fin.

El último bloque de covers, el verde, empezaba raro con las voces de la murga Agarrate Catalina sonando en la pista de “El negro José” y Cucho actuando de falso director, pero la presentación por parte de La Mosca Lorenzo del siguiente invitado generó la máxima ovación de la noche: Andrés Calamaro subió a las tablas para cantar “Costumbres argentinas” y el público explotó.

“Se viene un bloque de canciones viejas”, tiró Serrano, mientras Cucho agregó “un enganchado de Lados B”. Los más fans habrán esperado algún temazo oculto en los discos, como “Tamayo”, “Otra vez lo arruiné todo” o “Te contaron”, pero no. El medley recorrió “No puedo”, “El dinero no es todo”, “Ya me da igual” y partes instrumentales de “La marca de la gorra” y “Entregá el marrón” (buena decisión, los tiempos cambiaron para las letras de estos dos temas). Más de uno se habrá quedado pensando: tienen tantos temas archiconocidos los Deca que hasta estos hitazos son Lados B para ellos.

Todavía quedaba el agite máximo del himno por excelencia. ¿Quién no quisiera trabajar, estudiar, ni casarse y tocar la guitarra todo el día? Los Auténticos Decadentes no solo cumplieron el sueño de todo el mundo, sino que además lo volvieron canción. La banda saludó y dejó el escenario por un rato. Al terminar “La guitarra” y recordar que “Cómo me voy a olvidar”, otro típico tema de cierre de show, había sonado al principio, más de uno se preguntó si la cosa no había terminado en serio.

Pero quedaba la recta final: “Loco (tu forma de ser)”, “Siga el baile” y el último invitado de la noche antes de que suene “Y la banda sigue”. “Es nuestro fan, lo encontramos en el camarín porque está haciendo muchos shows en este mismo lugar, ni hace falta nombrarlo”, anticipó La Mosca Lorenzo, quien cada concierto que pasa se consolida como el más animador del grupo (parecido a lo que hace su compañero percusivo, el Francés Bernardou, pero este sin micrófono). Entre tantos rumores, confusiones, sumado a que los Deca son más conocidos en México que los Stones, cuando entró un tipo igual a Luis Miguel a escena (al Luismi de antes, no al de ahora), el público se la creyó y amagó con una ovación más grande que con la de Calamaro, hasta que la propia banda les hizo dar cuenta de que toda era una linda joda.

Hubo tiempo para más risas, presentación de los intregrantes entre popurrí instrumental de clásicos que ya habían sonado, y un saludo final con “Live is life” de fondo y el Diego haciendo jueguito en las pantallas. Un raro epílogo para un recital tan enérgico. Muchos se habrán preguntado por qué carajo terminaron con ese tema en los parlantes. Bueno, no era tan random la cosa, una versión decadente del mismo cierra el disco A, el rojo, y así eligieron despedirse en esta ocasión. Así que ya es hora de ir a comer al Imperio o a Santa María. Abarrotadas ambas pizzerías de hambrientos decadentes y transeúntes de sábado por la noche, ante tanta espera, algunos se animan a pedir para llevar y terminan comiendo en medio de la Plaza Los Andes como si fueran adolescentes. Al fin y al cabo, esta noche era el permitido. Mañana el baño y los huesos dirán lo suyo, pero que no se apague nunca lo que yo llevo a dentro. ¿Qué voy a hacer? ¡Yo soy así!

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