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Kings of Leon ruge con fuerza en un regreso nostálgico y poderoso

La legendaria banda de rock sureño lanzó Can We Please Have Fun.

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¿Los reyes del rock sureño vuelven a coronarse con un disco lleno de energía, emoción y un toque de reinvención? Definitivamente. Can We Please Have Fun, el noveno álbum de estudio de Kings of Leon, es un torbellino de rock clásico revitalizado que atrapa oídos desde la primera canción. La banda regresa a sus raíces con una dosis de frescura y experimentación, demostrando que siguen siendo una propuesta sólida en el panorama musical actual.

Producido por Kid Harpoon, conocido por su trabajo con Harry Styles, el disco se caracteriza por un sonido crudo e inmediato que recuerda a sus primeros trabajos. Los riffs de guitarra decisivos que comunican mucho más que amplificación o efectos, la batería contundente y la voz poderosa de Caleb Followill se combinan para crear una atmósfera que nos invita a mover el cuerpo en más de uno de los tracks.

Más que rock sureño: Un homenaje a sus raíces y a la familia, ya que la pérdida de su madre durante la grabación del álbum fue una fuente de inspiración en letras profundas y emotivas que exploran temas como el duelo, la esperanza y la búsqueda del significado de la vida. Todo esto sin olvidar que es una propuesta artística que explora nuevos territorios y coquetea con el blues, el folk e incluso el pop.

Esta diversidad musical enriquece el álbum y lo convierte en una experiencia auditiva fresca para el 2024. Si te gusta el rock clásico enérgico, sugerimos escuchar canciones como “Mustang” y “Nowhere to Run” (con una fragancia a Grateful Dead). Si preferís algo más melódico, aconsejamos baladas como “Ballerina Radio” y “Don’t Stop The Bleeding” (éste último con claras influencias a The Beatles). Y no solo todo esto, también tenemos hasta un sonido vintage en “Splite Screen” con vertientes de New Order, David Bowie de los años ’80 y por momentos a bandas más contemporáneas como The Killers. Otro punto alto es “Ease Me On”, que le ofrece un guiño en la voz a “Strangers” de los emblemáticos “The Kinks”. 

Este es un álbum sólido y sugerente.  A lo mejor al finalizar el disco te dan ganas de darle otra vez al play. Emotividad y profundidad asegurada. 

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