“Y al final siempre habrá música”, dice “El milagro” tema con el que Juan Rosasco en Banda abre la noche de Colegiales. Marca un poco la síntesis del encuentro porque, al fin y al cabo, la música es la que muchas veces (¿o siempre?) nos salva.
Juan habla con el público, cuenta el origen de algunas canciones como “Carmín reposa la dama al caer”, dedicada a su mamá Inés, y “Gritos de madrugada”, la cual escribió después de visitar la ex Esma, remarcando la importancia de entender que son 30 mil en un contexto nefasto en el que se vuelve a discutir la cifra como si eso minimizara el horror.
La velada transita lo nuevo con “Lápiz libertad”, originalmente grabada con León Gieco, y “Pedacitos”, que en estudio cuenta con la participación de Cucuza Castiello. Ambas son sus últimas novedades y es la primera vez que se escuchan en vivo. Pero también aparecen las históricas, como “Un nuevo río donde hundir” y “Cuentos para coleccionar”.
Además de Juan en voz principal, piano y guitarra acústica, la banda se completa con Sergio Mazza en bajo, Bruno Fornasari en batería y Gonzalo “Pollo” Fernández en guitarra, todos además aportando sus voces, logrando exquisitos arreglos, uno de los fuertes de su música.
La última, e indiscutida, es “Hipnosis”. Una superclásica que hace levantar a los presentes de sus sillas. Un pibe mira desde afuera y se queda pegado a la ventana hasta que termina la canción. ¿Será entonces un nuevo seguidor?
Ya son 20 años de Juan Rosasco en escena. Siempre con el compromiso a flor de piel diciendo lo que piensan sin medias tintas, pero sobre todo con un cariño recíproco entre público y artistas. Ya lo dice la canción: “Nunca se acaba el amor”.
Foto gentileza de Luz y Gamma.
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