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Green Day en Vélez: el grito rebelde

El trío emblema de los noventa y el legendario Billy Idol se unieron en Vélez para brindar una memorable fiesta punk.

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Ésta noche no somos Green Day de California, somos Green Day de Argentina”. Así profesó su éxtasis Billie Joe Armstrong, ante 40 mil fieles que llenaron el Estadio de Vélez para ver a la banda punk que marcó a toda una generación.

Un par de horas más temprano, las luces del escenario se prendieron para iluminar a los locales Bastardos del Under, una banda recomendada por el propio Billie Joe, que a base de sonidos punkys y estribillos pegadizos se llevaron varios aplausos y un grato recuerdo a sus casas.

La leyenda de Billy Idol se hizo carne antes de que el trío de California salga a escena. El ex Generation X arremetió con “Dancing with myself”, en una movida inteligente que hizo que los distraídos se acercasen más al escenario. La experiencia funciona como carnada y la fantasía inunda el escenario cuando Billy se pone en cuero en pleno “Flesh for Fantasy”.

El momento Aspen llegó con “White Wedding” y la melancólica “Eyes Without a Face”. Al momento del cierre, el británico -que parece llevar con estimación sus 66 años- le agradeció al frontman de Green Day por ser el responsable de que él esté girando por Argentina y se despidió agradecido a pura arenga con “Rebel Yell”.

A la hora señalada, Billie Joe, Mike Dirnt y Tré Cool salieron a darlo todo. A puro hit, sin tantas rarezas, sin mostrar nada de su presente pero apoyándose en todo su legado, la banda hizo lo esperado. En su cuarta visita, Green Day ofreció un show más compacto respecto a sus anteriores performances pero al que no le faltó absolutamente nada.

American Idiot” y “Holiday” fueron las bombas de arranque, coreadas por toda una generación, acompañada de una mezcla bestial de pirotecnia y riffs de guitarras. Luego, 40 mil luces de celulares se encendieron en el José Amalfitani para acompañar “Boulevard of Broken Dreams”, la canción que presagió la calma que antecede al huracán.

La tormenta punk se desató con una seguidilla de hits para los fans old school marcados por “Welcome to Paradise”, “Longview” y “Brain Stew” con snippet de “Iron Man” de Black Sabbath incluido. Las influencias continuaron y tocaron “Rock n’ Roll all nite” de Kiss e invitaron a un fan a tocar la guitarra (¡y cómo tocó el pibe!) en “Knowledge” de Operation Ivy. La frutilla del postre llegó cuando el cantante le regaló su viola al joven que bien ganada la tuvo.

Billie Joe se reconoce como uno de los mejores frontman de su generación. Al ya clásico “EEEOO” le agregó repetidos “ARRYENTINAAA” y no dejó de expresar su amor por estas pampas y la sensación de sentirse en casa cuando llega a nuestro país. Apoyado en Mike Dirnt y Tré Cool, sus compañeros de andanzas de más de tres décadas, entiende mejor que nadie cuando tocar el tema duro y parejo, y cuando permitirse jugar un rato.

Mientras que con “Basket Case” y “She” la banda puso al estadio de Vélez al borde del riesgo sísmico, con “Minority” y “Waiting” les habló directamente a todos aquellos que supieron ser adolescentes en los noventa y principios de los dosmil.

La dulcemente triste “Wake me Up when September Ends” encontró otra vez a miles de celulares al cielo para iluminando y filmando un momento emotivo antes de “Jesus Of Suburbia”, una pieza en forma de rock-opera que combina el amor, el odio, la angustia, la decepción y la esperanza.

Paraditos los tres sobre el escenario, recibiendo el cariño de 40 mil fans argentinos, Green Day se despidió con “Good Riddance (Time of your life)” tocada solo con guitarra acústica. “Espero que hayan pasado el tiempo de sus vidas”, rezó la canción bajo una ceremonia de fuegos artificiales.

La banda y su público lo saben bien, la de Green Day y Argentina es una historia de amor ya consolidada con varios capítulos más por escribir: septiembre todavía no terminó, pero Billie Joe y sus muchachos están más despiertos que nunca.

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