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Estado de gracia: NAFTA en el Movistar Arena

La banda de soul sudaka llenó dos noches consecutivas el Movistar Arena con su atmósfera única donde supieron construir un show cohesivo y puntilloso para la ocasión.

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Lo que siempre resalta de NAFTA es su alquimia. La banda más convocante del soul argentino tuvo su oportunidad de lucirla en las dos noches consecutivas en las que pobló el Movistar Arena en la frontera de Villa Crespo con Chacarita, una zona emergente en cuanto a eventos culturales de medianos a grandes que últimamente ve mucho las caras de los seguidores porteños del tipo de géneros que pisa esta banda.

Ciertamente, una oportunidad para lucir aquella alquimia, como decíamos, porque el Movistar se propone como un desafío que han sabido surfear especialmente los artistas de mayor peso e infraestructura en cuando a logística de sonido. En el caso de NAFTA, parecen haber dado en el clavo: el sonido le hizo justicia a la calidad mayúscula de esta multitud de artistas. Más de 20 personas en el escenario durante la totalidad del show, ya que la agrupación decidió acompañarse de un conjunto de cuerdas que ambientaron con mayor solemnidad y delicadeza la enormidad de hits que tocaron sobre el escenario.

A pesar de contar en esta ocasión con un público pasivo y por momentos algo disperso, evidentemente no se percibió de la misma forma desde encima de las tablas: “El público de NAFTA es el público más respetuoso del mundo” expresó la vocalista An Espil a mitad del espectáculo. 

Es verdaderamente envolvente, más allá del tipo de público ya mencionado, la atmósfera que la banda crea en su repertorio en vivo si uno se deja llevar. Además del interesantísimo conjunto de cuerdas, el saxo de Willy es furor e hito a cada paso, el bajo de Brian Vainberg hace resonar cada vértebra al interceder con ímpetu en cada canción, y el teclado de Simón G marca las transiciones de humor a lo largo del espectáculo, coherente con la vestimenta elegida por el teclista que hacía converger al funk estadounidense, Clics Modernos y una inesperada vibra a lo Rick Wakeman que no se percibió tanto en el último disco de la banda.

Justamente este último lanzamiento, NAFTA II, fue la estrella de la noche. Junto a, por supuesto, las letras de estilo característico de la banda (ese tono entre romántico y profundamente cotidiano que muchos quieren emular y pocos logran concretar: cinematográfico, realista y melancólico) y las impecables voces de Abril Olivera y An Espil. La primera de ellas con una dulzura imbatible y la segunda con una de las mejores voces del país al alcance de un pequeño soplido o una mínima exhalación: nuclear e hipnotizante. Entre los highlights de la noche no podemos dejar pasar a esta dupla de vocalistas que no solamente se lució durante todo el show, sino que dedicó excelentes momentos a los temas propios de ambas, ya que lanzaron el pasado agosto un disco grabado en vivo juntas que no tiene desperdicio, An & Abril.

También dentro del repertorio hubo, por supuesto, varias pisadas por sobre lo que fue el primer disco homónimo de la banda, del año 2019, que también generaron una respuesta incandescente del público, como fue el caso de “Vos no” y “Potra”. 

La puesta en escena y la arquitectura audiovisual que acompañó al recital fue delicada, sutil y adecuada, consecuente con la energía que NAFTA siempre ha buscado construir: la de un soul rioplatense que hace pie en estéticas que van desde lo indie hasta lo R&B, y que se tocan, incluso, con el hip hop. Evidencia de esto último fue la usual visita de El Auelo, a quien el público recibió con mucho cariño y hasta una rosa que voló al escenario, frontman y rapero de la banda a la que varios integrantes de NAFTA también pertenecen: la ya icónica Militantes del Clímax.

La sensación post-espectáculo, muy oída entre los comentarios a la salida (musicalizada con cumbia), era de haber sido invitados a entrar de lleno al aura de NAFTA, que a partir de una materia prima artística excepcional y unas composiciones creativas y muy propias, nos abría las puertas. El que quiera entrar, que entre.

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