El Cuarteto de Nos: El día en que la música se puso rara
Raro, el disco bisagra y más representativo de El Cuarteto de Nos, cumple 15 años y analizamos su contexto, pasado, presente y futuro, nada menos que con la ayuda de sus dos máximos exponentes: Roberto Musso y Santiago Tavella.
El Cuarteto de Nos nació en Montevideo en 1984 y fue una banda diferente desde su fundación. Por definición su idea fue la de buscar la distinción con la lírica como eje principal desde un comienzo, siempre al límite, incomodando, con la ironía y el sarcasmo a flor de piel. En una nota del año 2015 para la web Al Borde del TiempoSantiago Tavella, bajista y compositor, rememoraba: “Alguien que fue de gran utilidad fue Leo Masliah, no él en particular, sino que le escuchamos cosas muy raras que gustaban al público y decíamos, si puede hacer estos disparates está todo bien”.
En 1994 publicaron su álbum Otra Navidad en las Trincheras y fue un éxito comercial en Uruguay situándose como la placa más vendida de la historia del país. También se ganaron cierto señalamiento mediático y el de los padres de los jóvenes espectadores, llegando todo al límite en 1996 cuando volvieron al centro de la escena por su canción “El día que Artigas se emborrachó”. Allí se toparon con la censura, nada menos que desde el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay, por satirizar al héroe de la patria. En 2004 editaron un compilado de sus clásicos más un par de temas nuevos y volvieron a situarse en las primeras planas de la música local.
¿Y qué pasaba cuando cruzaban el charco? Algunos conciertos en lugares pequeños, más que nada de la escena de Buenos Aires como el Rojas o Unione e Benevolenza, un puñado de fans que gestaban una adoración a una banda que cada año se volvía más secreta y de culto entre unos pocos. Eso era El Cuarteto de Nos para (algunos) argentinos. El resto, ni idea.https://web.archive.org/web/20210507152526if_/https://www.youtube.com/embed/rBFlODC3ef4
HOY ESTOY RARO
Pero desde el año 2006 ya nada iba a ser igual. Ni en Argentina, ni en Uruguay (pese a que estaban ya en un gran momento), ni en toda Latinoamérica, ni es España. El 10 de abril salió a la calle Raro, ¡undécimo! disco de El Cuarteto y con todos sus integrantes ya promediando los cuarenta y pico de años de edad.
Era un (nuevo) antes y después para la banda. Y se notaba. Había un cambio profundo: de sonido, de rítmica, de composición y de estilo literario. “Allá por el 2004, 2005 sentí que el tipo de canción que veníamos haciendo había llegado a una suerte de callejón sin salida, como que se empezaban a repetir fórmulas”, asume el cantante y principal compositor Roberto Musso al ser consultado por Revista El Bondi para analizar hoy en día aquellos tiempos. “Creo que con “Yendo a la casa de Damíán” y “Ya no sé qué hacer conmigo” fue que comenzó esta nueva etapa en la composición, buscando situar el yo en otro lugar y describir situaciones y personajes desde una óptica diferente”.
La ironía, el sarcasmo, el cuasi surrealismo y el ir casi siempre al límite era algo que siempre caracterizó a la lírica del grupo en toda su historia. “Eso no lo queríamos perder, esa esencia fue nuestra desde los primeros discos”, reconoce el cantante, quien en una nota del año 2009 para Soles Digital analizaba: “El sello identificatorio del Cuarteto siempre fue la ironía, y descubrir personajes oscuros, perdedores, a los que les pasan muchas cosas. Ha ido mutando capaz la forma de escribirlo con los años, y también hay mucha más primera persona, está bueno escribir de esta forma y que sin embargo la gente se acuerde de los temas por ser la canción de Damián”.
YA NO SÉ QUÉ HACER CONMIGO
“Era un momento muy especial”, recuerda hoy Santiago Tavella, quien detalla que Raro surgía en ese tiempo como una especie de rebeldía ante todo lo que la banda iba consagrando en su país. “Tocábamos mucho en el circuito montevideano y en el interior, era como que nos estábamos consolidando como una especie de clásico, referente, todo lo que nunca quisimos ser”. En ese sentido reflexiona: “Creo que Raro fue un acto de riesgo como para decir ¿están seguros de que esto es lo que quieren? Y ahí lo hicimos, con mucha inconsciencia, riesgo y conflicto, indispensables para que pase algo relevante”. Algo parecido explicaba Roberto en una entrevista en Radio Palermo en 2008: “Antes de grabar el disco pensábamos que teníamos dos opciones, marcarnos como un grupo bisagra y establecernos como un clásico en Uruguay, o marcar el rumbo y hacer algo totalmente distinto y jugárnosla. Ese riesgo fue el que hizo que mucha gente ahora nos pregunte por qué recién nos conoce con este disco pese a que estamos tocando hace tantos años”.
“Al cielo no”, “Tabaré, that´s right”, son canciones de principios de los ’90 que pueden funcionar como una especie de germen prehistórico de lo que fue el estilo de Raro. “Estos elementos estilísticos se consolidan y a su vez es un disco muy variado. Te diría que lo que más pegó fue lo más diferente”, reconoce Tavella. “Incluso las canciones mías que quedaron no eran originalmente hechas para el Cuarteto y funcionaron muy bien. Bueno, las que no quedaron tampoco eran pensando en el Cuarteto. En realidad, cuando compongo no pienso en quién va a interpretar la canción, la hago y listo”. Así entonces, la línea compositiva del bajista funciona en el disco como una especie de descanso de todo el escupitajo verborrágico de Musso y brillan en el medio de la escucha “El karaoke de mi noviecita” y “Pobre papá” con su épica “si el trabajo es salud que trabajen los enfermos”.
“La época previa fue una etapa en la que hubo una suerte de revisionismo en el Cuarteto en un montón de aspectos, no solo en la parte creativa y compositiva, también en la producción musical”, asume Roberto Musso. Es que la banda en el compilado El Cuarteto de Nos (2004) había utilizado por primera vez el recurso de trabajar con un productor, quien luego repitió en Raro y ayudó a consolidar un trabajo histórico: Juan Campodónico, fundador de El Peyote Asesino (clásico uruguayo de los ’90) y de Bajofondo junto a Gustavo Santaolalla. También venía de producir los discos de un consolidado Jorge Drexler y en palabras del propio Musso “les dio a las nuevas canciones una visión externa e imparcial”. Otra pata que la banda profesionalizó fue la ejecutiva: “volvimos a trabajar con una manager lo cual a su vez redundó en la reformulación de nuestros shows en vivo, técnica y artísticamente”.
AUTOS NUEVOS
“Yendo a la casa de Damián” fue el primer corte de difusión y el que rompió con todo lo que se interpusiera en su camino. Un hit rapeado, con letra kilométrica, rimas preciosamente forzadas y versos que siempre terminaban con una palabra en inglés o un sustantivo propio. Toda una rareza acompañada de un estribillo espectacularmente ganchero y un clip de videojuego al mejor estilo “Californication” uruguayizado.
El siguiente corte, “Ya no sé qué hacer conmigo”, además de que adelantó la manía de los video lyrics, es toda una declaración de principios y un perfecto ejemplo de la pata más hipertextual de la lírica que se consolidaría en los discos siguientes, pudiendo convivir en tres minutos Moliere, el Che Guevara, el Dream Team y Beethoven.
La placa obtuvo siete premios Graffiti a la Música Uruguaya y fue Disco de Platino. En un caudal arremolinado por La Vela Puerca y No Te Va Gustar, Argentina empezó a rendirse a los pies de una banda nueva pero vieja, joven pero adulta, innovadora pero clásica. El apoyo mediático con el que contaron por primera vez agilizó la cuestión y además fueron nominados a los Premios Grammy Latinos en la categoría Mejor canción rock por “Yendo a la casa de Damián”.
“Sin duda El Cuarteto ya era una banda establecida y muy masiva en Uruguay desde mediados de los ‘90, pero fue con Raro en 2006 que se nos abrió una puerta que ni siquiera imaginamos que podía existir luego de muchos años de pelearla en nuestra casa”, reconoce Roberto al tiempo que Santiago Tavella hace un paralelismo perfecto: “Lo que había sido Otra Navidad en las Trincheras en Uruguay en los ’90 lo fue en 2006 Raro en Latinoamérica y España”.
NADA ES GRATIS EN LA VIDA
“Ojo, el “efecto Raro” fue muy paulatino. Realmente lo que terminó de consolidar a la banda fueron las giras y los discos posteriores”, advierte Roberto con mucha razón. De a poco la banda en Argentina pasó de tocar en sótanos a llenar lugares como El Teatro Flores, pero la masividad se dio paso a paso, subiendo escalones hasta llegar al Luna Park en 2010 ya con nuevo disco a cuestas.
El éxito económico también fue paulatino, así siempre lo dejó en claro el exguitarrista del grupo, compositor y fundador Riki Musso, hermano de Roberto y quien junto a Alvin Pintos (batería) completaba la banda en ese entonces. El hermano menor se marchó luego de la grabación de Bipolar (2009), por un lado por cuestiones musicales pero también argumentando que no podía irse de gira, no ganar dinero y perder días de su trabajo cotidiano.
Así lo declaraba en una nota para TV Show de Uruguay en 2015: “Ahora creo que sí, pero cuando yo me fui no vivíamos de la música, y no los podía seguir: tengo dos empleos acá y no me puedo ir de gira salvo que haya plata. En ese momento no había tanta, ahora supongo que sí. No me esperaron, no me supieron esperar, jaja”.
Es que lo mejor de Raro fue sentar las sólidas de bases que debieron ratificarse con futuras producciones. Y vaya si lo hicieron con Bipolar y Porfiado (2012) que cerraron perfectamente una trilogía estilística y exitosa que los consolidaron con una de las grandes bandas de estas tierras en cuanto a calidad, respuesta mediática y, sobre todo, del público.
NATURAL
“Raro me dejó todo positivo”, reconoce Tavella y profundiza una reflexión perfecta que sirve para ejemplificar de qué se trata El Cuarteto: “Me ayudó a entender que sin riesgos no se crece, que si se mantienen las fórmulas supuestamente seguras la cosa se cae, no solo en lo musical, sino en la vida en general”.
Así también reflexiona y concluye Roberto a la hora de hablar de su forma de escribir: “En las canciones intento encontrar un equilibrio entre el concepto de fondo y la forma de contarlo. En el concepto englobo también a lo emocional, a lo que trasciende a la palabra, no sabría escribir sobre algo que no conozco, sobre un tema que me es ajeno o sobre una emoción que nunca viví; no me saldría y si así fuera me sentiría terriblemente deshonesto para con los escuchas de esa canción. Creo profundamente que uno de los secretos del porqué esas canciones llegan a un público tan disímil y que trascienden al envoltorio, es justamente el poder transmitir con conocimiento de causa esa emoción. Al igual que intento siempre mantener con la aparente historia narrativa de la canción o descripción de un personaje una suerte de simbolismo o historias paralelas, que ninguna frase o palabra las anule o cancele. La atemporalidad y hasta la ubicuidad de algunas canciones son a veces producto de ese proceso”.
Bajo estas premisas, no es casual entonces que hoy la banda siga cada vez más vigente con tres álbumes más bien diferentes entre sí y entre toda la discografía como fueron Habla tu Espejo (2014), Apocalipsis Zombie (2017) y Jueves (2019).
“Eso de querer diferenciarse es una característica de nuestra generación post dictadura, sobre todo el tratar de no pasar desapercibidos. Hay gente que le puede gustar, o puede rechinar, pero siempre queda algo, nadie escucha una canción de El Cuarteto y queda a mitad de camino”, nos contaba el propio Roberto Musso en una entrevista del año 2019. A 15 años exactos del lanzamiento de Raro, podemos decir que ese es su máximo fuerte: nunca pasará desapercibido. Si estás raro y no entendés por qué, sentate a esperar que se te pase. Y chau…