·Shows·

CTM en Obras: Hice mío tu nombre, Almafuerte

Claudio “Tano” Marciello preparó una noche especial en el estadio de Núñez para celebrar la música y homenajear a uno de los conjuntos más importantes del metal nacional.

Publicado

el

El día en que se cumplió el segundo aniversario del paso a la inmortalidad de Ricardo Iorio, miles de fans se congregaron en el mítico Estadio Obras para conmemorar la música de Almafuerte, en un concierto que fue comandado por Claudio “Tano” Marciello y su banda. Una velada que contó con algunas sorpresas, dignas de un verdadero festejo.

Mientras el cielo amedrentaba con tormenta, los seguidores copaban las calles del barrio para iniciar el ritual, cerveza o fernet mediante, como había sucedido un año antes con la misma iniciativa encargada por el virtuoso de las seis cuerdas. El clima no fue impedimento para reunirse con la familia o los amigos en un recital que prometía ser una verdadera fiesta de metal pesado argento.

El show tuvo su introducción con la proyección de un video, que tuvo una duración de aproximadamente media hora, en el cual Marciello interpretó con su guitarra acústica, varias canciones que fueron acompañadas por la voz del público presente, como un coro gigantesco que hizo rugir el predio de la avenida Libertador.

Poco antes de las 21 horas el festejo comenzó irrupción de CTM en las tablas y una energía inquebrantable aun con algunos intervalos emotivos que sucedieron más adelante, por medio de otras proyecciones que recordaron al ex bajista y cantante de V8, Hermética y, por supuesto, Almafuerte.

Un torrente de metal irrumpió desde “Buitres” en adelante. La velada comenzó como aquellos viajes en la ruta que el Tano recorrió en su anterior grupo, junto a Iorio, claro está. Tamaña empresa requirió un setlist extensísimo para empaparse nuevamente de la lírica, la música y, quizás, de a ratos imaginarse allí a aquel hombre de la voz rasposa deambular por el escenario.

No obstante, lejos quedó la tristeza, pues, la música que surgió desde los cuatro músicos, la guitarra filosa de Marciello, acompañada con la potencia abrumadora en batería de la que estuvo encargada su hija –Melina Marciello– más el saber hacer del otro encargado de las seis cuerdas –Giuliano Noe– y del bajista Leandro Radaelli que también ofició de cantante en unos cuantos tracks, hicieron que el viaje fuese musical fuese una verdadera aventura.

El ir y venir de las canciones trajo grandes hitos de la discografía del conjunto formado treinta años atrás en San Justo, provincia de Buenos Aires. Hasta hubo tiempo de realizar unas versiones acústicas de “Sopla el pampero”, donde la concurrencia volvió a transformarse en el gran coro de la noche. “Hagan lo que hagan no paren de cantar porque éstas son sus canciones”, dijo, señalando al público, el guitarrista, antes de continuar con “Zamba de resurrección”. 

Un segundo video fue la transición entre el primer acto y el segundo, quizás el más emotivo, sonorizado con “Ruta 76” y en las que se veían diversas imágenes con recuerdos de Almafuerte, Iorio y la ruta que éste transitó innumerables veces hacia la tierra que tanto amaba. 

Continuó la sorpresa de la noche: una orquesta se sumó al grupo para ejecutar “Mi credo”, “Trillando la fina” y “Almafuerte”, que le dio una sonoridad épica la cual fue festejada por los fans. El virtuoso de la guitarra confesó haber tenido un poco de miedo acerca de cómo se recibirían estas versiones, pero quedó satisfecho y aseguró que “el público del metal pesado argentino se banca cualquier cosa”.

Un tercer video vino después para marcar el camino hacia una sucesión arrolladora de temas que pasaron tales como “El visitante”; “Sentir indiano”; “Mano brava”; “Desencuentro” -aquel tango compuesto por Cátulo Castillo y Aníbal Troilo-; “Sé vos”; “1999”; “La máquina de picar carne”; entre muchas otras.

Debajo de las tablas se vivió un clima de festejo. Los brazos de diferentes generaciones allí congregadas invitaron al agite y no se detuvieron en todo el recital con el pogo siempre presente, como aquella manera de forjar una alianza entre los cuerpos que dan combate a una realidad adversa y formaron así un colectivo que permitió, aunque sea por unas horas, liberarse de esa cotidianeidad hostil que presiona sin dar tregua, distenderse y celebrar. 

Así, pues, el final llegó para coronar la conmemoración de Almafuerte con los clásicos “Toro y pampa”, “El pibe tigre” y “A vos amigo”, infaltables en una noche en la que CTM se dio el lujo de ofrecer a los presentes una fecha de lujo, para que la disfruten y que puedan cantar esas canciones que son suyas, tal como señaló el Tano con una enorme gratitud hacia el público.

LAS + LEÍDAS

Exit mobile version