Andrea Álvarez en The Roxy: El rock goza de buena salud 

Acá no hay mosh, pero ganas no faltan. Lo que tampoco hay son careteadas ni falsos brillos. Es Andrea Álvarez con su batería y su voz, que a pesar de una fuerte alergia, es enérgica y vibrante. 

La acompañan Tomás Brugués en guitarra, Lonnie Hillyer en bajo y un fuego que arrasa con absolutamente todo lo que está al paso. 

La Cadena del Mal pasa desde el primero hasta el último tema. Suenan “Sos la muerte del rock”, “Fuzz” y pasa la “Policía de la corrección” que bien podrían estar unidas con “Dando letra” y su mirada antipunitivista de las cancelaciones. 

Para “Crush” le traen una timbaleta. Se para como para hacer stand up -ella misma hace ese chiste- y despliega una anécdota que tiene como protagonista a un Charly García, de quien fue sesionista, bastante machirulo que no la dejaba tocar la batería. Así y todo fue quién le regaló esa timbaleta histórica que pasó por Soda, por los Enanitos, Attaque 77 y tantos otros lugares que pasó Andrea en toda su enorme trayectoria. 

El momento de la calma, el único, llega con “Uh uh”. Este tema lo compuso pensando originalmente en el eterno Palo Pandolfo, pero también se suma la dedicatoria para su amiga la periodista Mariana Moyano quien falleció el año pasado. 

¿Termina todo acá? Claro que no. El power sigue con un pequeño set en el que repasa temas de su etapa solista como “Dormís?”, “Te maté porque sí” y “Se pudre todo”.

“Aguante la educación, la salud pública y la cultura. La libertad no es la que nos quieren vender estos hijos de puta”, larga como frase final desde las vísceras. Todo en Andrea es visceral, verborrágico y sin filtro.

A la noche solo le falta la presencia de su perra Lita que es parte de la tapa del disco, pero está en remeras y varias imágenes de fondo. 

Andrea una vez más sacudió todo y la realidad es que no se espera menos de esta artista que sigue metiendo potencia y mostrando que el rock está vivito y coleando.