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50 años sin The Beatles: sólo nos queda dejarlos ser

Cronista: Matias Fangi | Fotos: Gentileza: Prensa

13 de Diciembre, 2020

50 años sin The Beatles: sólo nos queda dejarlos ser

A medio siglo del final de la banda de John, Paul, Ringo y George, un análisis sobre el final sin fin de una banda eterna.

Un dato histórico es mucho más que una herramienta estadística y, en algunas ocasiones, es también una herida que deja cicatrices eternas. The Beatles no fue un éxito. Fue EL éxito. Es posible que los 4 de Liverpool jamás entendieran la magnitud de lo que significaron, lo que representaron para ese momento y ni siquiera me atrevo a pensar suponer que eran conscientes del legado que dejaron para toda la posteridad.

Se supuso que, con un crecimiento tan grande, la caída iba a ser descomunal, pero no fue así. Sus diferencias personales se convirtieron en una pequeña herida; una raspadura de esas chiquitas que se formaban al caer de la bicicleta, pero jamás se curó a tiempo y luego no hubo vendajes que alcancen para cubrirlas, dejando una cicatriz horripilante, una imagen que ni músicos y mucho menos fanáticos podrían recordar el momento exacto de cuando se formó.

Sus incursiones en el mundo de las drogas fueron uno de los primeros problemas que afrontarían la banda. Fue por aquellos experimentos con ácidos y otras yerbas que, poco a poco se plasmaría en su música, que comenzaron a crearse algunas malas referencias como profesionales.

Durante el lanzamiento de la película Magical Mistery Tour (1967) fue la primera vez que la crítica se atrevió a decir que algo realizado por The Beatles era horrible. "Esa fue la primera vez en la memoria que un artista se sintió obligado a hacer una disculpa pública por su trabajo" fueron las palabras de Hunter Davies, biógrafo de la banda, al respecto. Aquel proyecto que contenía grandes expectativas y terminó siendo un desastre, al que ni siquiera su banda de sonido pudo reflotar, debió ser la primera señal de alarma, el primer indicio de que algo no funcionaba en el universo beatle. Años después, el documental "The Compleat Beatles" -narrado por Malcolm McDowell- dio en su descripción: "En gran parte, se trataba de un proyecto de Paul: un viaje por el campo inglés en un autobús lleno de amigos, actores y monstruos del circo, y filmar lo que ocurriera. Desafortunadamente, nada ocurrió".

La repentina muerte de su manager, Brian Epstein, resultó un golpe durísimo para la banda y no solo en lo emocional, sino también en lo financiero y estructural. A partir de ese momento, el barco quedaba un poco a la deriva, y una cantidad incontables de individuos comenzaba a aparecer queriendo quedarse con la “gallina de los huevos de oro”, pero el temor a caer en las manos equivocadas, fue el detonador de un conflicto aún más grave. Con John Lennon enfocado en su relación con Yoko Ono, y ante la ausencia de un líder fuerte, Paul McCartney decidió, de manera implícita, tomar aquel rol dirigiendo a la banda a “gusto e piacere”, tomando decisiones que iban más allá de los ritmos a interpretar o de los instrumentos que debían formar parte de tal o cual canción, y que abordaban temas tales como intentar “enseñarle” a Ringo Starr como debía tocar la batería o decirle a George Harrison la manera “correcta” en la que debía tocar la guitarra.

La paciencia se iba agotando y el mal humor empezaba a ser moneda frecuente en los estudios 3 Savile Row. George Harrison hablaba de irse de la banda y Lennon, en lugar de preocuparse por buscar la manera de que se quede, declaraba en plena grabación del disco Let it Be (1970) que buscaba a Eric Clapton para reemplazarlo. A esas alturas, el desconcierto era tal que Ringo Starr había decidido abandonar la banda, entonces se acercó a Lennon y le confesó que se retiraba porque “sentía que ya no encajaba y veía como los demás se llevaban de maravilla”, sin embargo y para su sorpresa, fue el propio Lennon el que le contestó que sentía que el que no encajaba era él, y lo más curioso de todo fue que al comentarle a McCartney su decisión, éste le dijo que se sentía de la misma manera. Años después en una entrevista con medios ingleses Paul declaró “me doy cuenta ahora de que éramos una familia. Y las pandillas y las familias se pelean y tienen disputas. Unos quieren hacer unas cosas y otros, otras “

La década del ‘60 generó muchos cambios en las vidas profesionales y privadas de cada uno de los astros de Liverpool, y para el final de la misma, se podría decir que poco quedaba de aquellos cuatro jóvenes de corte taza que iniciaron su camino tocando en The Cavern.

Cerca del lanzamiento del vigésimo y último álbum, que en un principio seria llamado “GET BACK” se podía apreciar el aumento de los egos personales. Cada uno se sumó al proyecto con un ojo puesto en sus trabajos personales, dejando en evidencia que la banda ya era más una molestia que una prioridad. Pero, lo más admirable fue que a pesar de todo lo que vivieron (y que, por momentos, padecieron) sacaron adelante un proyecto que hasta el día de hoy sería recordado por aquel improvisado concierto en la terraza de Apple Records, dejando en muchos fanáticos un grato recuerdo y la imagen con la que les gusta recordar a The Beatles.

Let it Be (1970) se trata mucho más que de un disco y una película: “Déjalo ser” es la definición perfecta a aquello que cada uno de los integrantes buscaba en ese momento, ser ellos mismos. Si bien para ese entonces las relaciones profesionales estaban desgastadas y cada beatle tenía la necesidad de explorar nuevos horizontes, todos ellos se plantearon ser fieles ellos mismos a partir de ese momento, aunque eso significara no volver a reunir al cuarteto más famoso.

El 10 de abril de 1970, Paul McCartney anuncio de manera oficial lo que muchos betlemaniacos solo podían imaginar en sus peores pesadillas. Tristemente el mundo y sus vueltas tan inciertas se encargarían de tornar a la separación de los cuatro de Liverpool en el menor de los problemas que deberían afrontar a futuro esos jóvenes que a principio de los años 60 marcaron y revolucionaron al mundo de la música. Cabe recordar que Lennon y Harrison fueron víctimas de fanáticos y lunáticos que los atacaron en dos oportunidades diferentes, y John murió a manos de uno de ellos.

Ni siquiera The Beatles, pudo acabar con The Beatles. Su legado trascendió fronteras y generaciones.  Nos dejaron cosas regulares, buenas y algunas memorables. Pensar que su evolución como artistas impulso cambios radicales en la vida de miles o tal vez millones de jóvenes en todo el mundo, es un logro que muchos artistas que vinieron después no tienen el lujo de poder vociferar.  Y aunque pasen otros 50 años más, vamos a seguir escuchándolos y recordándolos como más nos gusta hacerlo: siempre dejando ser al tiempo, tiempo, y a The Beatles, The Beatles.

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