El salto definitivo de Shakira
29 de Septiembre, 2018
Hace veinte años se editaba ¿Dónde están los ladrones?, el disco que convirtió a la colombiana en una estrella global.
Sí, ya pasaron dos décadas desde que la Shakira de pelo rojo (o fucsia) y trenzas, superó con su cuarto disco de estudio ¿Dónde están los ladrones? a la tímida Shakira de Pies Descalzos, el álbum editado en 1995, dando un paso gigante, y ya sin vuelta atrás, hacia la fama.
Repasemos. Hace 20 años estábamos a un año de salir del menemato, con la lengua afuera y otro mundial perdido; mientras en Colombia, el conflicto armado no daba tregua. En este panorama, mientras usted, amable lector/a, seguramente estaba, como mucho, arrancando la secundaria, la cantante barranquillera se lanzaba al mundo con ¿Dónde están los ladrones?, un disco power y rockero, pese a quien le pese, que en una época donde no existían Spotify ni Youtube, en Argentina explotó definitivamente en 1999.
El primer tema en ver la luz y copar todos los rankings de radios pop fue “Ciega, sordomuda”, una pegadiza canción de amor, en el que a Shakira se le acababan los argumentos y la metodología cuando el ser amado se le aparecía. Y no, no era ni Antonito ni Piqué.
El segundo single fue “Tú”. Una balada de esas que se cantan a los gritos a la hora de llegar al estribillo con esas ganas irrefrenables, e inútiles, de querer imitar a la cantante. (Vamos, ¿quién no lo hizo?). Acá Shaki comienza a sufrir por un amor que se fue y le pide que regrese, regalándole pedazos del cuerpo y cosas como el silencio. ¿Y la dignidad, hermana?
La tercera canción en salir al mercado fue “Inevitable”. Esta es quizás una de las mejores composiciones del disco y sí, tiene rock. “Siempre supe que es mejor cuando hay que hablar de dos, empezar por uno mismo”, dice una Shakira más madura, aunque siga sin poder olvidar.
“No creo” fue el cuarto single de esos bien pegajosos. Este tema nos hizo preguntar a varios quién era “Carlos” Marx, o el otro señor, Jean Paul Sartre, que al no tener Internet, ni mucho menos el disco o CASSETTE en físico (original, claro) para fijarse la letra, era imposible entender lo que decía a simple escuchada y se terminaban cantando cosas como “Yaposartre”; ni hablar del pobre Brian Weiss, al que se lo bautizaba como “Raianguaits” o cosas por el estilo. En cuanto al tema en sí, hasta el día de hoy, sigue sin explicarse la armónica que aparece en el medio de la canción, pero bueno, hace 20 años capaz quedaba bonita.
El quinto tema en salir fue un quilombo. Sí, un quilombo bien explosivo. Cuando nos quisimos dar cuenta de la invasión, ya era tarde y todas las profesoras de danzas árabes tenían los teléfonos colapsados. “Ojos así” hizo que niñas y algunas adultas quisieran llevar velo y un pañuelo en la cintura lleno de monedas que sonaban ante los pasos improvisados de las eventuales bailarinas. (Sí, esta periodista también lo hizo). Así es como el tema sonó no sólo en las radios y la tele, sino también en los colegios ya que en todos los actos de primavera o fin de año, mientras las alumnas realizaban una coreografía copiada del video. Se escuchaba en los boliches o en la bendita Tierra Santa de Costanera Norte (real, hay testigos). Después de eso, hubo una breve invasión de temas árabes como “Kiss-Kiss” de Simarik Tarkan, que por suerte pasaron rápidos y ya casi nadie se acuerda. Bueno, hasta hoy. Desde ya se pide disculpas si después de leer esta nota salen tarareando en un idioma que desconocen.
“Moscas en la casa”, fue el sexto. Otra vez la balada, la guitarra, y la Shakira que se arrastra, pero que en este caso dan ganas de abrazarla. O no. “Mordiendo mis uñas, ahogándome en llanto, extrañándote tanto”. Ojalá la Shakira del pasado haya visitado a la Shakira del presente para decirle “hermana, lloraste al divino botón”, mientras se pasa los euros por el cuerpo esculpido.
Los temas fuera de los singles, también tuvieron su propia explosión. Por un lado está “Octavo día” que tuvo su paso de gloria cuando a principios del 2000 se editó el MTV Unplugged y los productores se dieron cuenta que era una gran canción. Acá Shakira se la juega un poco en el plano filosófico-y por qué no político-, habla de que Dios descansó luego de crear al mundo y cuando regresó era “un desorden infernal”, que ahora el tipo es “un desempleado más de la tasa que anualmente está creciendo sin parar”. En la misma letra dice que “unos cuantos nos manejan como fichas de ajedrez” y al que le quepa el saco, que se lo ponga.
Nota aparte: gracias a ese Unplugged, Shakira impulsó otra moda: la de los pantalones de cuero. Claro que acá hubo réplicas de todos los colores que se conseguían en Eleven.
Siguiendo con las canciones, en “Que vuelvas” otra vez la cantante le canta a su amor perdido, pero eso ya lo hizo en casi todo el disco. Lo que sí es destacable es la similitud rítmica que tiene esta canción con “Estoy aquí” del álbum Pies Descalzos (1995). Es muy fina, pero ahí está.
“¿Dónde están los ladrones?”, tema que le da nombre al álbum en cuestión, fue una idea que se le disparó a Shakira luego de que en el aeropuerto de Bogotá le robaran sus pertenencias en donde tenía algunos de los temas que iban a formar parte del disco. Recuerden que en esa época no había ni pendrives, ni nubes, ni Google Drive, ni nada que se le parezca. La canción en sí, vira hacia otro lado, pero no deja de ser un hecho anecdótico que la llevó a hacer uno de los mejores discos de su carrera.
Hoy 20 años después, la cantante no para de cosechar éxitos. Ya perfeccionó su inglés, cantó reggeaton, se dejó el pelo enrulado, se lo tiñó de mil colores, siguió haciendo pasos estrambóticos difíciles de seguir. Hizo dúos con Mercedes Sosa, Gustavo Cerati, Alejandro Sanz y muchos más. La chica de Barranquilla creció y vio un horizonte que más de uno creía impensado para una artista latinoamericana. ¡Chapeau!
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