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Obras y la despedida de Infame

Cronista: Ariel Andreoli | Fotos: Gentileza prensa

24 de Marzo, 2018

Obras y la despedida de Infame

Babasónicos vuelve al Estadio Obras después de trece años, y desde Revista El Bondi te contamos cómo fue aquel último recital en el Templo del Rock.

Era abril de 2005. Cromañon todavía estaba muy latente y Cemento ya no funcionaba más. Todas las semanas cerraban un lugar nuevo y Obras era uno de los pocos habilitados. Quizás por ser un estadio, tal vez por la chapa de mítico que le habían dado los años. Lo real es que la escena under desaparecería por casi una década, y los únicos beneficiados fueron los bolicheros que alquilaban sus lugares por sumas que sólo las bandas grandes podían sostener.

Babasónicos seguía con la racha ganadora que el nuevo milenio le preparó: el enorme éxito que supo generar Jessico (2001) fue superado por su sucesor, el disco que evocaba a la ochentosa serie Fama en su tapa, Infame, editado en 2003. Gracias a este último, sus recitales fueron cada vez más multitudinarios, las giras por México más extensas, y hasta se les abrió una pequeña puerta para tocar en el Viejo Continente. Además, el álbum fue editado en varios países de habla hispana, y les dio varias estatuillas de los Premios Gardel, incluyendo el de Oro, allá por el año 2004.

Sin embargo, no todo era color de rosa en el mundo sónico. Mientras el LP estaba en pleno auge, el bajista Gabriel Gabo” Manelli fue diagnosticado con la enfermedad de Hodgkin, a causa de un linfoma maligno. En 2008, luego de una larga lucha, el músico falleció.




Una porción de la locura

Ese primer lustro del siglo XXI les daba varios motivos para festejar, ya que había llegado la hora de jugar en las grandes ligas. Con un largo recorrido encima, mucha experiencia y un nuevo mote de popularidad a cuestas, lo de “banda de culto” quedaba atrás.

El sábado 9 de abril de 2005 fue la última fecha de las tres pautadas (las anteriores habían sido el jueves 7 y el viernes 8). Como suele pasar, en el estadio de la Avenida del Libertador, por su cercanía al río, la noche comenzó una ráfaga fría, que para nada pudo frenar la cola que esperaba por entrar a Obras. La misma señora que ofrecia prendedores a $ 1 en los recitales alternativos, se cansó de vender junto a sus hijas.

Pasadas las 20, el telonero de esa jornada, el siempre babasónico Carca, salió a escena para hacer un set bien rockero. Las canciones de hasta entonces su último disco, Divino (2003), fueron las que dominaron la lista, en la que intercaló canciones de sus trabajos publicados durante los 90. El punto más alto del show fue la sorpresiva aparición de Andrés Calamaro, con quien había hecho contacto cuando ambos vivían en España. La canción hecha por los dos para Divino, “Cursis” y una estupenda versión de “Nubes Negras”, se llevaron los aplausos del Obras, además de las sonrisas por estar invitado el ex Abuelos de la Nada, que hacía un tiempo largo que no se presentaba en la ciudad de la furia.

Un rato después y vestidos de negro, los Babasónicos subieron al escenario, con “Once”, de Infame, a la cabeza. El estado últra rockero siguió con temas como la metalera “Seis Vírgenes Descalzas”, de Babasónica (1997) y “Sin Mi Diablo”.

¿Te acordás, Gabo?”, soltó un cómplice y sonriente Adrián Dárgelos a Gabriel Manelli, antes que el bajista se despache con una línea de graves que estremeció Obras, para que sonara “Estertor”. Los temas pasaban, y Jessico e Infame eran los más mimados de la noche. Canciones como “Putita”, “Y qué”, “Curtis”, “Suturno” y “Rubí” subieron la temperatura de las parejas que se hicieron presentes esa noche.

Promediando el recital, el multifunción Diego Uma tomó la voz líder y, acompañado por el guitarrista Mariano Roger Sónico y Gabo, interpretó “Casualidad”. Una década más tarde usarían la misma táctica para la grabación (y posterior gira presentación) de Impuesto de Fé (2015), el álbum que registraron en la Ciudad de México, en un programa para televisión.

“Irresponsables” pusó a todo Obras a sus pies, el hit que más sonó por esos años. El potente “El Médium” fue el único paso por Dopádromo (1996), seguida por la intensa “Los Calientes” y la versión a dúo de Mariano y Adrián de “El Ringo”, que se llevó los gritos de decenas de mujeres que, entre “te amo” y “te amo” hacia los dos músicos, perdieron sus cuerdas vocales.

El final de la primera etapa del show fue a pura diversión: “Pistero”, Pendejo” y “Risa”, último corte de Infame, fue de los más coreados de la noche.

Minutos después, volvieron para hacer los bises al compás de “La puntita”. La siguiente fue un nuevo paseo por su pasado heavy, que generó una linda ronda de pogo: “Egocripta”. La última que sonó fue “Deléctrico”, que convirtió al Templo Rock en una gran pista de baile y dejó a todos (transpirados pero) con ganas de seguir en estado de trance.

En total, fueron trece canciones (sólo faltó “Mareo”) con las que Babasónicos despidió Infame. La otra mitad de la lista se repartió en temas del resto de su discografía. Terminado ese show, la banda comandada por Adrian Dárgelos tenía una misión difícil por delante: editar algo que sorprenda después de tanto éxito. Si bien muchos pensaron que el súmmum había llegado y que el porvenir del grupo era incierto, la edición de Anoche les traería más éxitos, críticas excelentes y les dio un cierre perfecto a ese tridente iniciado con Jessico.

A dos años de su último show eléctrico en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la banda vuelvo con localidades agotadas. La cita es otra vez en Obras, al sitio que le cambiaron el nombre por el de una gaseosa y al mismo que decidieron cerrar. Pero ahora, el estadio le confesó a los oriundos de Lanús que los extraña, que los quiere ver y sólo les pidió una cosa: “¡Trae a casa mi rock n‘ roll!”.

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