Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Cada día trae su color

Cronista: Mauro Fernandez | Fotos: Fernando Canales

20 de Agosto, 2017

Cada día trae su color

Los Piojos, a lo largo de su carrera, siempre trataron de jugar con coincidencias, que iban desde las letras, pasando por la numerología, hasta llegar a jugar con una gama de colores en sus diferentes portadas. Casualmente, o no, el mes de agosto es fundamental en la banda. ¿Por qué? Pasá y sumergite en este calendario piojoso. 

Sin lugar a dudas, una de las bandas más grandes en nuestra historia de rock nacional fueron Los Piojos. Una formación con impresionante calidad musical, la cual varió sus ritmos con el pasar de los años y ganó una mayor popularidad en aquellos conciertos, denominados ‘rituales‘. Todos los músicos que participaron allí, tanto los que se fueron como los que llegaron, explotaron sus dotes al máximo dándole un aire distinto a cada canción.

Es bueno recordar que Andrés Ciro Martínez se sumó al grupo siendo invitado por el guitarrista de aquél entonces, Pablo Guerra, para tocar la armónica en algunas zapadas y en 1989 quedó al mando de la voz, escribió sus primeras letras y comenzó a mostrar una personalidad única arriba del escenario; tiempo más tarde, Guerra dejó la viola para recalar en Los Caballeros De La Quema y ese lugar fue reemplazado por Gustavo Kupinski, un zurdo multi-instrumental vital en las melodías, que luego, también, se animó a componer.

El sonido rocandombe, clásico rioplatense, se debió al gran trabajo de Daniel Buira en la batería y percusión, y cuando éste anunció su partida en el 2000, se pensó en Sebastián Cardero -recomendado por Jorge Araujo, ex Divididos- transformando el estilo en uno más bien rocker. Toda la gama musical se ve reflejada en cada disco, desde el primero hasta el último, y la maduración que fueron adquiriendo siempre fue en alza, manteniéndolos siempre en las primeras planas de la escena.

En los albores de la primavera del ’87, en la secundaria del Bernardino Rivadavia de El Palomar, apareció la liendre que, luego, se convirtió en piojo; y desde ese entonces, agosto se convirtió en una fecha fija para celebrar grandes acontecimientos. Por eso, con todo el material grabado desde sus inicios, se encerraron en los Estudios Del Cielito Records para lanzar su primer disco: Chac tu chac.



Grabado y mezclado por Los Piojos y Adrián Rivarola, el 8 de agosto de 1992 salieron al ruedo con su primera placa, la cual según el propio Ciro, “tenía la idea fue volcar todo lo compuesto entre el ’88 y el ’92, todo lo que hacíamos en vivo. Y es lo que salió de conocer muy poco del tema estudio, de encontrarse por primera vez en esa historia. Fue una primera experiencia, un disco muy querido, muy fresco”.

Entre sus filas, se encontraban canciones como "Los Mocosos", "Tan Solo", "Cruel", las cuales luego se convertirían en himnos. La versión power del tango "Yira Yira" de Enrique Santos Discépolo los tildó como atrevidos a tener en cuenta; mientras que la portada gris del álbum mostraba un piojo fóbico sentado, mientras ve pasar un tren al que la banda no dudó en subir. A partir de allí deambularon por Die Schule, Arpegios y giraron por Mar del Plata, Rosario y Bahía Blanca.

Tras lanzar dos años más tarde Ay Ay Ay, su esperado segundo disco, ya eran dueños del Arpegios de San Telmo y el público vestido de rojo colmaba el lugar, iniciando los primeros rituales, en donde se lucían las banderas y el juego mímico con la banda. Con este material, surgieron nuevos clásicos y se dio el primer contacto con el astro del fútbol, Diego Armando Maradona, a quien se lo dedicaron debido a la sanción en el Mundial de Estados Unidos.



En aquel entonces, los chicos del oeste se sentían en la cima de la ola pero, no sabían que lo mejor aún estaba por venir. En el invierno de 1996, volvieron a Del Cielito para cranear lo que sería "3er Arco". “Ya conocíamos el estudio de una manera más copada. Fue quizás el primer disco en que llegamos al estudio a terminar temas. Ya empezamos a sufrir el karma del músico, el del contrato musical. Igual fue de colgados que somos, porque ya hacía dos años que no sacábamos un disco. La letra de Esquina Libertad fue terminada en el estudio, igual que Gris”, expresó Andrés.

El 31 de agosto, el amarillo del sol brilló como nunca, produciendo un antes y después. El material fue un boom, y los uoh bamba uoh y uoh oh oh de "El Farolito" y "Verano del ’92", respectivamente, aturdían en todas las radios y canales de televisión. El acercamiento al 10 tuvo su propia canción: "Maradó". Al igual que el trabajo anterior, "3er..." contó con el apoyo de Alfredo Toth y Adrián Bilbao; el trabajo fue disco de oro y se presentó en Obras Sanitarias por duplicado. Según la revista Rolling Stone, el álbum se encuentra entre los 100 mejores álbumes del rock argentino.

Siguiendo con los años pares, en 1998 editaron "Azul" y, así fue como, otro de los colores primarios inundó las calles -esta vez- con sonidos más amalgamados. "Azul" fue masterizado en Nueva York y cuenta con vientos, cuerdas y coros, entre otras perlitas. Las presentaciones comenzaron a realizarse en estadios -All Boys y los microestadios de Racing y Ferro-. Volvieron a la meca del rock a fines del siglo pasado con la intención de grabar un disco en vivo y, en mayo del ’99, realizaron tres obras que quedaron plasmados -junto a un cover de los Rolling Stones en Villa Gesell- en "Ritual".



El material fue lanzado en agosto de ese año y se convirtió en el primer disco con el sello propio de la banda: El Farolito. Cerraron el milenio ante 100.000 personas en la Plaza Moreno de La Plata con el deseo de ir por más, y así fue como con nuevo batero llegaron a los Estudios Panda -en agosto del 2000- para registrar "Verde Paisaje Del Infierno". Sin vestigios de murga en sus temas, pero con la masa a su favor, la banda realizó intensas giras por el interior del país y colmaron nuevos escenarios porteños. Atlanta y Huracán fueron agotados en cuestión de días y el recital del 24 de agosto de 2002 en el Estadio de Newell’s Old Boys de Rosario, quedó en parte registrado en Huracanes En Luna Plateada, otro de sus álbumes en vivo.

Los festivales masivos los ubicaron primeros entre sus primeras filas y tuvieron la oportunidad de tocar por el exterior. La solidez musical los encontró junto a Álvaro Villagra para darle pie al sexto álbum de estudio. En agosto de 2003, alternando entre Panda y Del Abasto al Pasto, registraron "Máquina de Sangre". “Espera que te portes como parte de tal. Pero hay algo que se está moviendo dentro una manera imprevisible, casi imperceptible. Y es muy veloz…”, reza una frase dentro de la gráfica del disco que graficó el momento que vivía la banda.



Atrás había quedado ese debut en el diminuto Le Coin de San Martín en diciembre del 1987 para pasar al Monumental de River Plate en diciembre de 2003. Los Piojos se convertían en la banda más convocante por aquel entonces; los Cosquín Rock, Quilmes y Pepsi Music los encontraba siempre presentes ya que, tras el trágico episodio de Cromañón, trataron de tocar en eventos donde la seguridad siempre estuviera controlada. En ese interine, Ciro fue operado de su rodilla -que lo obligó a realizar un parate- y, luego de su vuelta, cumplieron el sueño de telonear a los Rolling Stones en su tercera visita por 2006.

Al año siguiente, nuevamente se reunieron con Villagra y Martín Bosa para culminar todo lo compuesto en ese impasse. Hasta Miguel Ángel "Micky" Rodríguez y Daniel "Piti" Fernández sumaron sus inéditas letras, y "Civilización" fue el último disco editado por Los Piojos que salió publicado el 7 de agosto de 2007. Ese día, aparecieron sorpresivamente en un camión, recorriendo la Avenida Corrientes -desde Callao hasta Florida-. La promoción fue excelente y alcanzó el oro al poco tiempo. Se presentó oficialmente en el Polideportivo de Mar del Plata el 17 y 18 de ese mismo mes, y es considerado uno de sus mejores trabajos.

Casi dos décadas de trayectoria, siete materiales de estudio (los primeros cuatro fueron remasterizados), dos en vivo, dos dvds y otros dos lanzados solamente en el exterior, cuentan la historia de una banda que, por más que ya no esté, sigue siendo un ícono del rock nacional y que obliga a pensar que agosto, más que un mes leonino, debería ser un mes piojoso.

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