10 cosas que no sabías sobre Appettitte for Destruction
21 de Julio, 2017
En el 30 aniversario de su salida, repasamos algunas cosas detrás de uno de los mejores discos debut de la historia.
No llores
Don´t Cry es uno de los grandes hits de los muchachos de Los Angeles y, aunque no lo crean, estuvo apunto de estar incluída en material debut de la banda. Sin embargo, y luego de un arduo debate entre Axl, Slash, Izzy y Duff, la balada quedó descartada por considerarla completamente diferente al resto de los temas de la placa.
Llévame al paraiso
Muchas veces, los fanáticos no quieren conocer el detrás de escena de las composiciones de su banda favorita por temor a romper la mística que las envuelve. Pero, justamente, es aquí donde casi siempre se encuentran las historias más ricas por contar; el caso de Paradise City es uno de ellos y, a pesar de imaginar que estarían rodeado de musas a la hora de crearla, todo tuvo su origen arriba de una camioneta que los transportaba hacia alguna fiesta por aquel entonces. Definitivamente, ese el verdadero paraíso hacia donde querían transportarse Axl y sus amigos.
El amor de Slash por las réplicas de Les Paul
Pocos son los que saben que Slash encontró su sonido característico meses antes de grabar el disco. Por aquel entonces, el contrato con la discográfica Geffen les significó un gran adelanto económico y sirvió para que los integrantes del grupo pudiesen mejorar sus instrumentos, buscarse un sitio para vivir y, por qué no, conseguir alguna que otra sustancia alucinógena. La primer guitarra de Slash fue una HunterBurst, una réplica de la Gibson Les Paul del ‘59 y como la búsqueda de sonidos continuaba, Alan Niven -el representante de la banda- salió a la caza de una guitarra. Increíblemente, consiguió una de un luthier de Redondo Beach llamado Robert "Kris" Derrig, un hombre que a lo largo de su vida fabricó a mano doce réplicas de lujo de Gibson Les Paul. Así fue como nació la Derrig Les Paul ‘59 réplica, la cual junto al Marshall Super Tremolo (Modelo 1959T) -también modificado-, le dieron vida al sonido insignia de Slash.
Uno de los primeros enojos de Axl
El clásico Sweet Child o mine era más largo que la versión que terminó en las pantallas de televisión y sonando en el éter. En un esfuerzo para hacer el tema más atractivo para la MTV y las estaciones de radio, la canción fue acortada 1 minuto y 46 segundos; pasando de 5‘ 56" a 4‘ 10" que, finalmente, terminaron siendo, en donde la mayor parte del solo de Slash quedó eliminado. Esto provocó la ira de los miembros de la banda, incluyendo la de Axl Rose, que comentó en una entrevista en 1989 a la revista Rolling Stone: "Odio la versión de radio de Sweet Child O‘ Mine. Las estaciones dijeron ‘Bueno, tus partes vocales no están eliminadas‘. Pero, mi parte favorita de la canción es el solo de Slash, es la parte de mayor importancia para mí. No hay razón para que falte, excepto para crear más espacio para los anunciantes, para que así la emisora, ó más bien, sus jefes puedan conseguir más dólares por los anuncios. Cuando escuchás la versión editada de Paradise City o la mitad de Sweet Child O‘ Mine y Patience cortada, te estás sentenciando".
Efecto tardió
A partir de la segunda mitad de los ochenta, el deseo de las bandas por sumarse a la ola mainstream estaba fuertemente instalado. Los Guns, no fueron la exepción y, firmaron en 1986 su primer contrato para grabar el icónico ‘Appetite For Destruction‘. Luego de aquello y de arduas jornadas de grabación y producción, el material llegó a las bateas en julio de 1987; sin embargo, no fue hasta agosto del 88 que ‘Appetite‘ llegó al número 1 en Estados Unidos, cuando se cumplió poco más de un año de su lanzamiento.
Kiss and Roses
El primer productor de ‘Appetite for destruction‘ fue Paul Stanley de Kiss. Como su supo posteriormente, desde el principio los chicos de Los Angeles no tuvieron química con el hombre de la estrella, y luego de que los Guns le mostraran unas maquetas que tenían grabadas, Stanley sugirió que añadieran unos coros a la canción Nightrain, para hacerla - según el músico - más pegadiza. Esta fue la razón por la que Axl, le retiró la palabra e, incluso, la mirada. Slash, por su parte, no fue mucho más benévolo con el productor y esparció rumores sobre la supuesta homosexualidad de éste.
Magia en las perillas
Las manos del productor Mike Clink fueron claves por dos grandes motivos: en ellas, se conjugaban paciencia y un gran conocimiento de técnicas antiguas de grabación. De hecho, lo primero fue realmente necesario para pulir el talento de la banda; además, se debe que resaltar que de las jornadas de 18 horas de trabajo de Clink muchas estuvieron destinadas a que Axl descubriese que no sólo era bueno gritando con su amplio registro de voz, sino que también eso ayudaría a pulir los solos de Slash y encajarlos con las pegadizas melodías.
Vino, drogas y problemas con la ley
En el puesto número 2 de este conteo fue mencionado el origen de Paradise City; no obstante, todas las canciones tienen un punto de partida y siempre es interesante conocerlo. El caso Nightrain es bastante simplón y refiere al hecho de que ése era el nombre del vino de baja calidad que la banda bebía en sus fiestas; sin embargo, hay casos más profundos como el de Mr. Brownstone, el cual reflejó la lucha de Izzy con la heroína (“Está llamando a mi puerta y no me deja en paz”, dice parte de la letra), el de Out ta get me, en dónde Axl cuenta desgarrado sus problemas con la ley en su Indiana natal ó el de My Michelle, el cuál tuvo su nacimiento luego de que Michelle Young, una novia que supo tener Axl, le pidiera que escriba una canción sobre ella tras escuchar Your song, de Elton John.
Así nace un hit
Los hits son inesperados, melodías sencillas y de gran impacto que llegan para sacudir todo e instalarse en el hall of fame de las grandes canciones. El caso de Sweet child O’Mine tiene todos esos condimentos y algunos más porque, según lo que cuentan, todo nació cuando Slash e Izzy se pusieron a practicar lo que el hombre de rulos denominara como “un simple ejercicio de guitarras boludas", y Axl -a escondidas- comenzó a ponerle letra a aquello que se transformaría en en uno de los grandes himnos rockeros del siglo XX.
Historia de una tapa polémica
Las portadas de los discos icónicos -en la era en la que, aún, se consumían discos- quedaron en la historia. Muchos son los que aún recuerdan el arte de la tapa del ‘Sgt. Pepper‘s hearts club band‘ de The Beatles ó la del ‘Dark Side of the Moon‘ de Pink Floyd; el caso de ‘Appetite...‘ también tiene una historia curiosa y se trata de que el material contó con dos estéticas completamente diferentes. La original correspondía a un diseño del artista californiano Robert Williams, en la cual aparece un robot que, supuestamente, acaba de violar a una vendedora de Mr. Mini-Mites (unos robotitos rosas que se aprecian desperdigados por el suelo) y -como si fuera poco- se dispone a matarla; sin embargo, el problema vino cuando los directivos de Geffen vieron que este diseño podría suponer un contratiempo para las ventas del disco. Fue por eso que, el lanzamiento tuvo un retraso y se conoció la tapa con la cruz, la cara de los integrantes de la banda y un fondo de color negro.
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