El panorama de los Oscar 2017
24 de Febrero, 2017
Este domingo se celebrará la 89º entrega de los premios de la Academia con una selección de lo más variada, y aunque existen claros favoritos entre estas películas, el boicot del año pasado podría condicionar el resultado de esta nueva edición.
En pleno reinado de los súper héroes en el cine y la fiebre por Star Wars, las nominadas a “Mejor película” de este año en los Oscar muestran una de las selecciones más variopintas en cuanto a temática y tono de lo visto en los últimos años, yendo desde el musical mainstream hasta el drama independiente minimalista, en un claro intento de reivindicarse de la controversia del año pasado por las denuncias de “falta de diversidad”.
Poniendo distancia con el boicot del 2016, de los nueve films, tres tienen por protagonistas a afroamericanos, en tramas donde la segregación y la marginalidad se hacen presentes. Las otras ternadas se corresponden con temáticas o géneros más típicos de la ceremonia más glamorosa del año. Entre todas conforman un arcoíris de colores y sabores, ideado para quedar bien con todos.
Dirigida por el relativamente desconocido Damien Sayre Chazelle y protagonizada por Emma Stone y Ryan Gosling, la gran favorita es el musical clásico Lalaland, con 14 nominaciones, un record que comparte con Eva al desnudo (1950) y Titanic (1997). Sin lugar a dudas la más superficial de la terna, no solamente pone de manifiesto el racismo clasista de Hollywood, sino que es el mejor ejemplo del escapismo y la vacuidad propia de la generación millennial.
Si bien no cabe duda que su apuesta pasa por explotar la preferencia que los Oscar tienen por las odas a Hollywood como “la fábrica de sueños”, el guión es forzado y defectuoso, las coreografías son opacas y poco orgánicas, y, aunque Emma Stone tiene momentos que justifican su nominación a "Mejor actriz" protagónica, la trama en sí es producto de un cinismo supino, o una idiotez capital. En cualquier caso, es el mejor reflejo de un presente gris, materialista y desamorado. Irónicamente, se la mercadea como “romántica, alegre y colorida”.
En el otro platillo de la balanza en el concepto de “la magia del cine”, el grandilocuente drama bélico Hasta el último hombre marca el regreso de Mel Gibson como director, y cuenta la historia real de Desmond Doss (Andrew Garfield), quien se enlista para la guerra de Corea, pero que se niega a matar. Profundamente cristiana, con un discurso totalmente antiguerra en pleno recrudecimiento del conflicto en medio oriente bajo los bombardeos de Israel, sus inmensos méritos fílmicos solo se comparan con la pertinencia y universalidad de su mensaje.
Si bien Gibson ha dado otras maravillas de este calibre, es un milagro que, otrora acusado de loco y antisemita por la exitosa Pasión de Cristo (2004), fuera siquiera reconocido con seis nominaciones y todo parece indicar que allí se termina su suerte, ya que el australiano es absolutamente independiente de los estudios. No obstante, es una fuerte candidata a arrasar con los premios en los aspectos técnicos, dado que sus méritos lo imponen, y sería una manera políticamente correcta de quitarla del medio en las categorías más importantes y reservarse esas estatuillas para premiar el lobby.
La llegada, de David Villeneuve, estelarizada por Amy Adams, Jeremy Renner y Forest Whitaker, es la tercera en la línea de “géneros favoritos de Hollywood”, con ocho nominaciones. Esta adaptación del libro La historia de tu vida (1998), de Ted Chiang, explora las circunstancias posibles de un contacto con seres extraterrestres y la importancia del lenguaje como principal fuente gnoseológica.
Si bien los dos primeros actos de este tributo a la lingüística tienen algunos momentos realmente memorables y no carece de reflexiones agudas acerca de la sociedad humana, el tercio final se diluye en un espíritu nostálgico y conformista que la aleja del hito de la ciencia ficción que prometía ser. Su cinematografía no obstante es impactante, pero su tibieza la apartan de los premios más codiciados.
El drama familiar Manchester frente al mar, de Kenneth Lonergan, con seis nominaciones, y el thriller Comanchería, de David Mackenzie, con cuatro, son dos de las más dignas competidoras por la categoría más importante, además de contar con las mejores interpretaciones masculinas, una cara relativamente nueva (Kacey Afflek) y un actor veterano (Jeff Bridges).
Si bien el film de Mackenzie no es un fuerte candidato a "Mejor película", es una oportunidad más que palpable para Bridges de ganar su merecida segunda estatuilla dorada. En el caso de Manchester…, tanto su temática como su realización la proponen como la segunda opción más fuerte a hacerse con el premio principal por sus méritos cinematográficos, y aunque las estadísticas no están a su favor en las categorías reservadas al lobby, sería un verdadero error que se fuera con las manos vacías.
La tercera película con grandes méritos para llevarse el máximo galardón es Luz de luna, escrita y dirigida por Barry Jenkins, con ocho nominaciones en total. Su trama narra la vida de Chiron, su infancia en los barrios pobres de Miami, sin padre y con una madre adicta al crack, su dura adolescencia en un entorno de violencia y su madurez en la búsqueda de la identidad.
Si los premios fueran acerca del arte en lugar del dinero, esta última película sería la ganadora indiscutida por su sensibilidad, sencillez y honestidad. A su vez, aunque sería la mejor opción a la hora de redimirse a los ojos del gran público, la estrategia más probable es contentarla con algunos premios fuertes, pero reservarse los más preciados para producciones más afines a los intereses de los estudios, dado que tanto sus actores como sus autores son relativamente desconocidos y sus futuros en la industria aún son inciertos.
Talentos ocultos, dirigida por Theodore Melfi y protagonizada por Taraji Henson, Janele Monáe y la nominada como mejor actriz de reparto Octavia Spencer, es quizás el intento más obvio por limpiar el buen nombre de la Academia. Si bien la adaptación del libro de Margot Lee Shetterly cuenta con tres mujeres afroamericanas como protagonistas, allí termina el mérito aparente de un relato edulcorado con alivios cómicos acerca del sueño americano.
La otra candidata fuerte, Fences, está protagonizada y dirigida por Denzel Washington. Nominada en cuatro categorías, es la opción más segura a la hora de dar la sorpresa, dado que es la más inocua y asimilable de las películas “negras” en la terna. Si bien sería difícil que no le dieran el Oscar a mejor actor protagónico a Denzel, ya que la película es básicamente una obra de teatro filmada, con una trama plagada de lugares comunes y construcciones previsibles, e interminables soliloquios de su protagonista, parecería que todo está hecho con este objetivo. Por lejos es la más trillada de las propuestas, pero su carácter inofensivo y la trayectoria de sus actores principales la convierten en una apuesta "correcta".
Un camino a casa, dirigida por Garth Davis, cuenta con seis nominaciones y la presencia de los talentosos Dev Patel y Nicole Kidman, ambos ternados como "Mejor actor/iz de reparto". Trata sobre la historia de un niño hindú adoptado por una familia australiana y su búsqueda de las raíces al volver a su lugar de origen años más tarde. A pesar de contar con grandes momentos no parece tener muchas chances, salvo en alguna categoría “por compromiso”.
Una vez que se entreguen los premios Oscar en esta 89ª edición, quedará a la vista cuál es el mensaje que la Academia quiere dar, y se sabrá si la estrategia es crear nuevas estrellas dóciles y comercializables, que tanta falta le hacen a la industria en este momento de crisis, o si llevarán la idea de la “diversidad” más lejos de lo esperado en un intento por limpiar el nombre de Hollywood de la controversia de su edición anterior.
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