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Héroe, el homenaje a David Bowie

Cronista: Lucas González | Fotos: Gentileza prensa

10 de Enero, 2017

Héroe, el homenaje a David Bowie

En el marco del primer aniversario de su muerte, hablamos con varios participantes del disco que buscó honrar la extensa y exquisita obra del músico.

2016 no será recordado como un año particularmente grato para el mundo de la música. Ya que, entre muchas de las víctimas que se cobró, está el camaleónico David Bowie, quien falleció a los 69 años, dejando un legado cultural invaluable. Hombre que abrazó a la vida tanto como al cambio, esparció su semilla por doquier, inspirando y degenerando más de una generación. Con motivo del primer aniversario de su fallecimiento, este medio se propuso indagar uno los tantísimos proyectos que inspiró El Duque Blanco, una de las muchas esquirlas que quedaron boyando en la galaxia: Héroe, el disco que homenajea por medio de artistas locales a quien fuera la inspiración de muchos.

 

El homenaje

La idea surge de Fernando Cárdenas, responsable del blog Discos Perfectos. De hecho, en 2015 publicó Mereces lo que sueñas, una suerte de germen, de trabajo similar, en el también varios actores de la música independiente versionaron en aquella ocasión la obra Gustavo Cerati.

Después de aquel álbum, que hizo hincapié en el ex Soda Stereo, la pregunta era con qué seguir. “Medio en joda y medio en serio, nos planteamos la posibilidad de hacer algo con Duran Duran”, explica Cárdenas, y dice que llegó a tantear a alguna banda para ver qué le parecía. Sin embargo, cuenta que luego recibió un mail de Leo Acevedo, cantante de Segba y una suerte de coequiper del proyecto, sugiriendo el nombre de Bowie, ya que tenía más que ver con ellos.

En el medio de la producción, sucede lo inesperado: a pocos días de haber editado Blackstar, Bowie abandona este mundo de manera física. “No sabía qué hacer, porque si bien no lo tenía todo cerrado, ya había hablado con varias bandas y tenía una confirmada, Los Subs”, concede Cárdenas.

Debate de por medio, sobre si realizarlo o no, finalmente Héroe se materializó. Sobre la dinámica de trabajo, la idea era básicamente que cada participante eligiera la canción que quisiera, y que la encare como quisiera. Y es así, que en palabras de Cárdenas, surgió por ejemplo una “versión loquísima” de “Tis a Pity She Was a Whore", a cargo de Simón Fuga, que incluye un sampleo de Freddie Mercury al final.  

Casualmente, Acevedo participó con dos composiciones. La primera, “Ashes to ashes”, a la cual caracteriza como una de sus canciones favoritas, no sólo del repertorio de Bowie sino de toda la música del mundo. “Cuando empecé a tomar clases de canto, hace unos años, mi profesora me pidió que eligiera una canción para empezar a trabajar y fui directamente a la que mencioné”, observa. Era inevitable, asegura, que la grabara alguna vez, ya sea con Segba o como solista.

Es todo un desafío para cantantes porque se pasea por varios registros. Fue también toda una decisión hacerla en castellano -en el disco figura como “Cenizas”-. Queríamos adueñarnos de la canción pero, al mismo tiempo, queríamos que fuera reconocible, que sonara a la versión original pero que, si la escuchaba alguien que no la conoce, también sonara como un tema nuevo de nuestra banda”, plantea, quien también aportó “I‘m afraid of americans”, pero con Nikola, dúo que lleva adelante con la cantante Carolina Pacheco.

Los jóvenes de El Estrellero son otro de los grupos que participaron del trabajo, sumando “Changes”. De acuerdo a su cantante, Lautaro Barceló: “Supongo que entre la cantidad de posibilidades, nos volcamos por la primera que pensábamos adaptable al espíritu estrellero. Pop, canción, guitarrera, psicodélica. También fue bastante fácil de realizar, necesitábamos eso en un momento en que estábamos muy a full”. Además, amplía: “La terminamos en mi estudio, tranquilos, hasta nos dimos el lujo de samplear el piano y el saxo de Bowie. Podríamos haber elegido cualquiera, inclusive pensamos en reversionar alguna letra al español. Sin duda, ‘Changes’ nunca fue candidata a ser reversionada, manejamos una ironía un poco más sutil e inhallable”.

En el caso de Excursiones Polares, fue Cárdenas quien les pidió incluir un tema que ya había grabado en 2009, “Lady Stardust”. Según Roy Milan Johansen, cantante del conjunto: “Si bien nos contactó para que lo autoricemos a usar esa versión, nos parecía que no reflejaba el sonido actual del grupo, por lo que decidimos regrabarla, y en español”. A la hora de mencionar el por qué de la elección, argumenta: “Bowie la escribió para Marc Bolan. Es una forma de homenajearlos a los dos con una sola canción.

 

Bowie, el anti Ziggy Stardust

El primer contacto con el creador de Ziggy Stardust no es algo que pase desapercibido, mucho menos para estos artistas, que evocan de manera patente aquel encontronazo, tanto musical como visual, porque si hay algo para decir, es que El Duque Blanco abarcó tanto como el espacio. Johansen recuerda que fue durante su adolescencia, y que fue a través de The Velvet Underground. “A los 17 o 18, me obsesioné bastante con La Velvet y en consecuencia con Lou Reed, el glam de los 70, Marc Bolan y bueno, Bowie estaba a un paso de distancia”, asume y dice que a la primera canción que escuchó de él fue “The Jean Genie”, la cual lo volvió loco, ya que era “un rocanrol tocado y cantado de manera re displicente, pero con un sonido de guitarras que al día de hoy todavía no puedo reproducir”.   

Sobre lo que generó en su ser, admite que fue total admiración, tanto que buscó todo lo que pudo de él: discos, fotos, vídeos, la película de Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (“Fue un flash total”), lo que fuera. “Me cambió completamente la perspectiva que tenía sobre la ‘estrella de rock’ y empecé a pensar como ‘artista’”. Y revela: “Una vez dije que Bowie me salvó la vida, y en términos estrictamente musicales tal vez sea verdad. Si no me hubiera cruzado con Bowie quién sabe, solo tendría discos de blues y de rocanrol. Una vez los Stones dijeron que le agradecían a Brian Jones haberlos alejado del blues. Bueno, yo le agradezco eso a Bowie”.

Cárdenas dio con Bowie de otra manera, y por otro medio. Resulta que a mediados de los 80, el autor de “Life on Mars?” realizó una comercial de Pepsi con Tina Turner, en el que hacían una versión bastante edulcorada de “Modern love”. Sin embargo, rememora que el primer contacto serio fue cuando escuchó la versión que Fricción, grupo que comandaron Richard Coleman y Gustavo Cerati (ocasionalmente), interpretó de “Heroes”. De ahí, derivó a toda su obra.

"Me quedé como flasheado. La verdad es que descubrí un montón de canciones y discos, que me parecieron increíbles”, expresa y contempla que fue algo fundamental en su formación musical, ya que le abrió “un montón la cabeza”, debido a que Bowie tocó, mal o bien, un montón de estilos: glam, pop, rock, y un gran etcetera.

También por el carril audiovisual ingresó Acevedo, quien quedó maravillado con el clip de “Let’s Dance”. “Me resultó algo extraño porque yo en ese momento era muy fan de Duran Duran y no estaba muy al tanto de la influencia que Bowie tenía en la obra de la mayoría de los artistas británicos de los 80. Es decir, me parecía que él hacía algo muy en la onda de Duran Duran, cuando en realidad era al revés”. Además, relata, que por esos años Nile Rodgers producía los discos de Bowie y también de Duran Duran, así que era inevitable que le sonaran parecidos.

Casi al mismo tiempo”, evoca, “leí una entrevista que Alfredo Rosso y Claudio Kleiman le hicieron a Luca Prodan en la revista Rock Pop. Ahí Luca hablaba maravillas de Bowie y de Jim Morrison y le daba con un caño a otros. Medio que a partir de esa nota, reconfiguré mis gustos musicales en base a el ‘parámetro Luca’”.

Barceló entró al mundo Bowie por su padre, quien coleccionaba discos en los 70. “Laburaba toda la mañana en una oficina y después se gastaba un 20 por ciento de lo que ganaba en música”, narra con nostalgia y agrega: “Nunca nombró una canción por su título original, los DJs en las radios traducían todos los títulos y supongo que eso también llevó a que mi papá pronunciara muy mal el nombre de Bowie. Hasta que tuve 15 años, para mí fue Deivid Bugui”.

Sin embargo, formula que tardó en volverse un oyente asiduo, que eso ocurrió recién en el último año de secundaria y producto de algunos amigos muy fanáticos. “Con los años le empecé a prestar mayor atención y a reconocer mejor qué era eso fantástico de lo que todos hablaban”. También aclara que nunca llegó fácil a sus bandas favoritas. “Al principio me sentí algo incómodo en su música; su búsqueda constante hacía que no pueda referenciarlo, adaptarlo al molde de lo que yo creía que estaba bien. Iba por fuera y era yo el que lo tenía que incluir a él. Llegado el momento, sucedió”. Concluye: “Precisé del abuso de Ziggy Stardust y de algún ‘Grandes éxitos’. Era una época en que estaba muy a full con Frank Black, no sé si tiene algo que ver, pero supongo que era el disco que más encajaba dentro de la cadena de escuchar a continuación. Tengo muy buenos recuerdos de aquellos días de revelaciones”.

 

Un paso más adelante

Siempre me gustó pensar que somos (fuimos) muy afortunados de ser contemporáneos de Bowie. Así como hubo gente que  tuvo la suerte de ser contemporánea de Leonardo Da Vinci, es lo primero que confiesa Acevedo al ser consultado sobre qué destacaría del multifacético artista, ya que virtudes sobran, y más para aquellos que estén abiertos, con un alma dispuesta a ser emocionada.

Creo que fue un hombre del Renacimiento -resalta el cantante de Segba-, un artista que todo el tiempo estaba mirando hacia el futuro, un hombre antena, captando lo nuevo justo en el momento en el que estaba surgiendo”.

Y finaliza su percepción de la siguiente manera: “Su idea de cambio constante es todo lo contrario al ‘somos los mismos de siempre’ tan aferrada en el rock local. Resumiendo: Bowie es el artista que más admiro”.

Algo similar realza Cárdenas, quien apunta a “esa cosa de moverse hacia adelante, de apostar y errar, porque a veces cambiar significa equivocarse, pero siempre moviéndose para adelante, descubriendo cosas, proponiendo diversidad al público, que no necesariamente le tiene que gustar”. Y suma que algo sobresaliente es resultó su capacidad de asimilar distintas influencias y convertirlas en su sello.

Según Barceló: “Bowie fue un tipo muy inteligente que desarrolló un aura en base al esfuerzo. Admiro a los artistas que trabajan mucho y que toman riesgos desde ese sitio”. Que nunca se cansó de buscar cosas nuevas y siempre se rodeó de las personas que más lo engrandecían fue otro de los tópicos a destacar por su parte. “Soy muy fan de Adrian Belew, no imagino mucha de la música de Bowie sin sus arreglos. Creo que lo que hacía mágico a Bowie se encontraba en su cabeza, en su pensamiento, en su capacidad de adelantarse y crear nuevas realidades. Un gran intérprete del espíritu de su tiempo. Es quizás lo más elogiable que puedo decir sobre cualquier persona”, arriesga.

Por su parte, el líder de Excursiones Polares opta por destacar otra faceta, al margen de la camaleónica, la de cambiar de piel todo el tiempo, obra tras obra, del inconformismo. “Lo que más me gustaba de él es la destreza para interpretar el rocanrol y el Show Bussiness, ese olfato increíble para estar siempre (pero siempre) en el lugar correcto en el momento indicado”.

 

El arte, la eternidad

Para Cárdenas, aunque no lo llegó a conocerlo, ni tuvo la suerte de tratar con él personalmente, la pérdida de Bowie le genera cierta tristeza. “A este tipo de artistas es como si los conocieras, ya que lees sobre ellos y escuchas sus discos. En cierta forma, son como parte de tu familia”. Asimismo, apunta que pese a su estado de salud, estaba en plenitud, escribiendo canciones, con la capacidad de sacar buenos discos aún, en referencia a Blackstar.

En sintonía con el responsable de Discos Perfectos, Johansen sostiene: “Más allá de sus increíbles cualidades como artista, era un hombre más, y como tal, algún día tenía que morir”. Aunque argumenta que somos muy afortunados de poder disfrutar su obra completa. Y suelta: “Lo mejor que podemos hacer es recoger el guante y continuar de alguna manera su legado”.

Por caso, Barceló apela a una canción de su grupo, escrita por su compañero Juan Irio, la cual dice: “Hemos venido a morir, ¿no te diste cuenta?”. Además, medita sobre el fallecimiento de Startman: “No la sentí, no me dolió como otras muertes. La de Leonard Cohen me dejó un poco más dolido, quizás porque imaginaba circunstancias más penosas que las de Bowie. Al mismo tiempo, Bowie sigue más vivo que casi toda la gente que conozco. Es más parte de la realidad que nunca. Es más presente que pasado”.

A modo conclusión, Acevedo reflexiona: “Lo primero que pienso cuando caigo en la cuenta de que hace un año que Bowie se murió es que ya no tendremos más material nuevo. Pero después pienso en Jimi Hendrix, otro de mis artistas más admirados, y la cantidad de sus discos que se editaron después de su muerte y me quedo, de una manera muy egoísta, más tranquilo”. Sin embargo, sintetiza: “Después lo pienso un poco más en serio y siento que artistas como Bowie no mueren nunca, que siguen vivos cada vez que alguien le da play a alguna de sus canciones. El arte, la obra, es lo más parecido que tenemos, por ahora, a la eternidad”.

 

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