Colores Santos: Un disco de vanguardia
06 de Septiembre, 2015
En el mes en donde se cumple un año de la partida de Gustavo Cerati, repasamos algunos de sus trabajos más destacados. Hoy, es el turno del disco que resignificó la música electrónica en Argentina.
Colores Santos, la obra de Gustavo Cerati y Daniel Melero, es uno de los mejores discos en la historia de nuestro rock y el paso del tiempo lo convirtió en material ‘de culto’. Nadie descubrirá, hoy, que la música de Cerati goza de eso a lo que algunos llaman “sinónimo de calidad”; sin embargo, por aquel entonces, este álbum no cautivó demasiado a la crítica especializada.
Para situar el material en ‘tiempo-espacio’ se debe contextualizar el momento en el que vio la luz. ¿El año? 1992. Con tanto grunge y hard rock dando vueltas por el mundo, Colores Santos no fue apreciado en toda su dimensión; pero es inevitable pensar en el álbum actuando como punta de lanza para poder romper con todos los prejuicios de la música electrónica y las máquinas dentro de la escena nacional.
“Me da la impresión de que con este disco llegamos bien lejos y eso me encanta, porque es la primera vez que esto me pasa con alguien ajeno a Soda Stereo”, comentaba entusiasmado Gustavo Cerati al momento de lanzar la placa, que nunca tendría la posibilidad de ser presentada en vivo, pero significaría el primer intento de expandir sus horizontes musicales en solitario.
Hablando estrictamente de lo musical, Colores Santos puede considerarse un clásico por diferentes motivos. “Vuelta por el Universo”, el track cósmico que da inicio a la obra, es tremendamente atemporal; sus melodías lo transformaron en uno de esos temas que conservan su espíritu hipnótico a través de los años y que poseen aquella propiedad que tienen los buenos vinos: se ponen mejor con el tiempo.
Siguiendo la línea tecno de “Vuelta…”, aparecen “Cozumel” (una pista que de haber integrado el álbum Play, del norteamericano Moby, hubiera cosechado más de un premio a nivel internacional y cientos de críticas auspiciosas sobre lo moderno en materia musical), “Cuerda Plantaria” y “Quatro” (dos canciones con arreglos electro-lisérgicos) y “Alborada”. Todas canciones en donde las máquinas son protagonistas principales y esenciales para la concepción de la obra.
Daniel Melero, la otra pieza fundamental en esta historia, recordó hace algunos años las sensaciones de haber realizado éste LP. “Con Gustavo nos habíamos prometido sacar el disco a la luz sólo si considerábamos que habíamos creado un disco clásico, icónico. Por aquellos días, tuvimos la vanidad, y el tupé, de creer que lo era; hoy sigo pensando que lo es”, soltó, entre risas, Melero sobre lo que para ellos significó ese trabajo.
¿Cómo no iban a creer que fuera icónico, si aún hoy esas canciones pueden sonar con la misma majestuosidad con que fueron concebidas? No todo fue electrónica pura y dura, también hubo espacio para melodías más rockers y poperas; “Hoy ya no soy yo”, un tema con ribetes esquizoides, ó “Colores Santos”, el track homónimo que tranquilamente podría haber integrado Sueño Stereo (la última placa de Soda), hacen al material ciertamente completo.
El trabajo de Cerati y Melero funciona como elemento fundamental en la historia de nuestro rock. Sus arreglos, su gravidez y sus intenciones fueron más que simples canciones. Fueron piezas de vanguardia y eso las hace eternamente fundamentales.
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