Rey Canibal
Laberinto
Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro
07 de Abril, 2006
En “Laberinto”, tercera placa del conjunto, Rey Caníbal deja en claro cuáles son sus influencias. Pero no se queda ahí, sino que le agrega un toque más personal logrando un material atractivo
Según los integrantes de Rey Caníbal sus influencias están empapadas de Led Zeppelín y los Rolling Stones. Y en “Laberinto”, su tercera placa, no sólo confirman que esos influjos no pasan desapercibidos, sino que le agregan otros un tanto más oscuros. Es más, podríamos afirmar que el álbum está discriminado en tres etapas. La primera, la que presenta al disco, los ubica en una línea de rock sombrío, algo al estilo de Héroes del Silencio. Y las otras dos, sin lugar fijo, navegan por resabios de las bandas antes mencionadas.
Sin embargo, el conjunto que recorre todo los matices del rock and roll más clásico, se preocupa en arreglos y en letras diferenciándose de las bandas del palo que, en la actualidad, copan estadios pero carecen de mensaje.
En “Laberinto” se siente una identidad y un compromiso definido. Letras que defienden a los pueblos originarios, y otras que se encargan de los recurrentes paisajes rockeros, engalanan un trabajo aceitado por el rock, el rock and roll, el blues y la canción.
La banda, que hasta hace poco compartió su nombre con un conjunto de Ciudad Evita, ahora llamados Ciudavitecos, confirma quién es el verdadero Rey Caníbal con una compacto fresco, directo, con rabia, pero con pausa. Una banda que, se intuye, podrá dar más.
Sin embargo, el conjunto que recorre todo los matices del rock and roll más clásico, se preocupa en arreglos y en letras diferenciándose de las bandas del palo que, en la actualidad, copan estadios pero carecen de mensaje.
En “Laberinto” se siente una identidad y un compromiso definido. Letras que defienden a los pueblos originarios, y otras que se encargan de los recurrentes paisajes rockeros, engalanan un trabajo aceitado por el rock, el rock and roll, el blues y la canción.
La banda, que hasta hace poco compartió su nombre con un conjunto de Ciudad Evita, ahora llamados Ciudavitecos, confirma quién es el verdadero Rey Caníbal con una compacto fresco, directo, con rabia, pero con pausa. Una banda que, se intuye, podrá dar más.
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