El Limbo
Entre sueños y desvelos
Cronista: Pablo Andisco
29 de Marzo, 2011
Debut para un cuarteto de rock con inquietudes: soñando despiertos.
Martín Gemelli en guitarra y voz, Luigi Clementi en batería y coros, Walter Garrammone en guitarra y Damián Salas en bajo y saxo son El Limbo, grupo formado en 2005 en el barrio de Villa Devoto. Desde allí recorrieron el típico camino: ensayos, shows, un demo en el 2007 y su primer álbum, Entre sueños y desvelos, editado en 2010. Producido por Daniel "Turco" Yaría y mezclado por Néstor Tinaro, la placa se presenta oscura y por momentos alcanza cierta conceptualidad.
Como dato de color, El Limbo se presentó en el reciente homenaje a Pappo llevado a cabo en Luján y algunos de sus músicos acompañaron a Alex Lora en su última visita a Buenos Aires. Y hay algo de espíritu rocanrolero de ruta en canciones como "Triste final", con el buen sostén de la base, los riffs de viola entrecortados que comandan "Tu llegada" y en "Bienvenido", que los emparenta con La Renga.
Pero lo que destaca al disco es el tratamiento de buena parte de las canciones y la búsqueda de una cohesión interna, con el riesgo que ello implica. Desde el comienzo y cierre instrumentales, llamados respectivamente "Entre sueños..." "... y desvelos", los mejores momentos el grupo los alcanza cuando las canciones se convierten en pequeñas suites. Al estilo de grandes bandas clásicas, sobre todo Zeppelin o Queen, no le esquivan a las largas composiciones ni tampoco a las marchas y contramarchas dentro de la misma canción. Prueba de ello son "De golpe", que trasciende un rockito mid tempo y melancólico hacia la explosión hard, "La flecha", con su intro deudora de las grandes bandas heavys, oscuro y existencialista e incluso "No es un adiós", que crece hasta convertirse su estribillo de masas.
Tambien encontramos algunos momentos más suaves, como los atisbos pop de "Regreso a casa" y su temática nostálgica, la delicadeza spinettiana de "Estando con vos" o Fragilidad, donde los teclados invitados de Juane Ondetti suenan más al frente que nunca.
En su primer larga duración, El Limbo arriesga desde el plano compositivo y eso ya es saludable. El desafío será pulir esas fallas que aparecen cuando se eleva el nivel de exigencia.
Como dato de color, El Limbo se presentó en el reciente homenaje a Pappo llevado a cabo en Luján y algunos de sus músicos acompañaron a Alex Lora en su última visita a Buenos Aires. Y hay algo de espíritu rocanrolero de ruta en canciones como "Triste final", con el buen sostén de la base, los riffs de viola entrecortados que comandan "Tu llegada" y en "Bienvenido", que los emparenta con La Renga.
Pero lo que destaca al disco es el tratamiento de buena parte de las canciones y la búsqueda de una cohesión interna, con el riesgo que ello implica. Desde el comienzo y cierre instrumentales, llamados respectivamente "Entre sueños..." "... y desvelos", los mejores momentos el grupo los alcanza cuando las canciones se convierten en pequeñas suites. Al estilo de grandes bandas clásicas, sobre todo Zeppelin o Queen, no le esquivan a las largas composiciones ni tampoco a las marchas y contramarchas dentro de la misma canción. Prueba de ello son "De golpe", que trasciende un rockito mid tempo y melancólico hacia la explosión hard, "La flecha", con su intro deudora de las grandes bandas heavys, oscuro y existencialista e incluso "No es un adiós", que crece hasta convertirse su estribillo de masas.
Tambien encontramos algunos momentos más suaves, como los atisbos pop de "Regreso a casa" y su temática nostálgica, la delicadeza spinettiana de "Estando con vos" o Fragilidad, donde los teclados invitados de Juane Ondetti suenan más al frente que nunca.
En su primer larga duración, El Limbo arriesga desde el plano compositivo y eso ya es saludable. El desafío será pulir esas fallas que aparecen cuando se eleva el nivel de exigencia.
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