Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
Seguinos en
Banner

Billordo

Eleven Palace Hotel

Cronista: Pablo Andisco

21 de Diciembre, 2010

Eleven Palace Hotel

Diez instantáneas del cantautor platense desde las rutas argentinas.

Quizás no tan paradójicamente Diego Billordo eligió inspirarse en su propio domicilio para bautizar un álbum itinerante, grabado de manera casera en lugares como Bariloche, Miramar o Tucumán. Tal vez sea un aspecto más que testimonie su permanente inquietud que lo hace girar por todo el país y cosechar adeptos en lugares bien alejados física y estéticamente del main.
Con el aporte fundamental de Javier Yunes (además de baterista, responsable de la mezcla y la edición) y Ludmila Drago y Carla di Palma (bajos, teclados y coros según la ocasión) el cuarto disco de Billordo es una muestra casera y minimalista de punk, noise y su particular lírica nocturna.

Lo primero que se ve en Eleven Palace Hotel es el arte retro en base al collage y al paint, mientras que lo primero que se escucha es “Ludmila se llama así por la canción”, y una linda melodía puede adivinarse entre el noise. “Angustia, depresión, injusticia” hace honor a su título en una sórdida atmósfera post punk, hasta que “Sandro showguns” conecta esos dos mundos y muestra el espíritu punk que sobrevuela el álbum, que se manifiesta más radicalmente en “Hoy es 4 de septiembre, hoy es”, menos de un minuto al palo;  y “Choo choo loco el 22”, con Billordo en un buen contrapunto con la voz de Carla.

En “Borracho” se vislumbran algunas cositas de Don Cornelio y otras de Velvet Underground, quizás el grupo al que más le debe Billordo, al punto de citarlos una canción: “Empanadas, vodka, llantos y la Velvet Underground”, que puede interpretarse como el nexo entre la parte más convencional y los cuelgues, que llegan desde los susurros de “Desesperado supermercado chino”, el “Eleven 9 floor”, o su propia revolución número nueve; y “Mi-do”: 20 minutos inclasificables que cierran el álbum.

Como un De Ushuaia a La Quiaca igualmente casero y rutero, pero introspectivo y algo ermitaño, Billordo ratifica en su cuarto trabajo su carácter de artista que hace lo que se le canta.

TODAS LAS FOTOS