Cinerama
Lo único que importa
07 de Septiembre, 2010
Segundo disco para la banda: pop rock en permanente ascenso.
Desde sus comienzos allá por 2003, Cinerama fue dando los pasos de una carrera rockera modelo siglo XXI: además de pasear sus canciones por el circuito under de Capital y GBA, y ampliar horizontes por la web, lograron tener presencia mediática top (el Bombardeo del Demo, la Mega, Kabul), hasta el punto de conseguir una suerte de padrinazgo de Bobby Flores, quien escribe el prólogo del nuevo álbum. Claro que todo esto debe estar sostenido por buenas canciones, y eso es lo primordial en Lo único que importa, siguiendo la línea de su antecesor, Ahora o nunca (2006).
El alma de Cinerama es Santiago Barrios, quien se luce no sólo como cantante, guitarrista y tecladista, sino que también es el principal compositor del grupo en el que lo acompañan Cristian Morán en bajo y coros, Emiliano Horacio en guitarra y Ramiro Pavón en batería. Las trece canciones que forman el disco se mueven en el amplísimo universo del pop, que puede ser luminoso, bailable, despojado u oscuro, pero siempre elegante.
El primer tema, “Al final”, es muestra de ello: una canción con estrofa, puente y estribillo notablemente arreglados, lo que sumado a los coros, concluye en un pop bien ganchero. Algo similar ocurre con “Paranoia pop”, algo más rocker en su intro de piano y guitarras más sucias, pero siempre con la melodía como premisa. Los rasguidos de acústica comandan “Sin tu religión”, donde se hacen visibles las influencias de Charly García, sobre todo en los arreglos de las voces y la delicadeza de los teclados.
Si “Sin tu luz” cambia el clima hacia una atmósfera casi punk, “Veo veo” termina de desconcertar cuando aparece el mismísimo Carlos Gardel cantando “Mi Buenos Aires querido”, como introducción a un tango algo psicodélico para Bajofondo, con el fundamental aporte vocal de Julio Crivelli (Bicicletas), para lograr el contrapunto justo con Santiago: una joyita.
Siguiendo con este saludable espíritu camaleónico, “Subtítulos” se apoya en las guitarras hasta conseguir una épica pop, descansando en las estrofas y explotando en los estribillos. “Resbalar” trae un poco de rock and roll, mientras que “Busco” se pone denso y oscuro, rompiendo los esquemas una vez más.
Con “Vida” llega el momento relajado, mientras que en “Algo en vos” se ponen solemnes, gracias al cello de Dolores Belasco, que dialoga sutilmente con los teclados. Pero el espejismo dura poco, y “Nunca lo pude explicar”, en sintonía con “No sé donde estoy” devuelven la frescura de pop rock. El final del disco trae otra vez la calma, y el cierre con “El momento es ahora”, es en plan folk experimental.
Jugando con una de sus letras, al final lo único que importa son las canciones, y Cinerama se hace cargo de eso en un material que sostiene todo lo bueno que se habla de ellos.
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