Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Viejos Lobos

Viejos Lobos del blues

Cronista: Redaccion La Bitacora

29 de Octubre, 2009

Viejos Lobos del blues

Después de la separación de Memphis, Beiserman y Villanueva vuelven a sus raíces con un álbum en el que recuperan los años dorados de su vieja banda.

La separación de Memphis no pasó inadvertida para el rock nacional. Es que si bien la ruptura llegó en un momento en el que la banda de Floresta estaba algo alejada del mundillo rockero, el repaso por algunos hitos como Alma bajo la lluvia (1982) o Tonto rompecabezas (1989) es imprescindible para entender parte de nuestra historia musical. La situación es conocida: el escueto comunicado de Adrián Otero, la negativa del cantante a que sus futuros ex compañeros continuaran con el nombre, y el bautismo como Viejos Lobos a 30 años del ya legendario debut en Unione y Benevolenza.

Los Viejos Lobos no son otros que el “Ruso” Daniel Beiserman y Emilio Villanueva, saxofonista y bajista respectivamente, y fundadores de Memphis. El Ruso se encarga también de las voces, como ya lo había hecho en alguna oportunidad en reemplazo de Otero. Las comparaciones son tan odiosas como inevitables, y la voz de Beiserman tiene algunos giros que recuerdan a la de Adrián de los comienzos, menos ronca pero igual de cavernosa.

La idea de los Viejos Lobos era volver a las fuentes, a cuando Memphis era La Blusera, y alejarse de algunos guiños pop que venía desarrollando la banda de Floresta. Y si esas fuentes tienen que ver con el blues, quién mejor que Javier Martínez para dar una mano. El ex Manal colabora con Beiserman en cinco de las diez composiciones, y deja toda su impronta de blues porteño. Para este nuevo proyecto sumaron además al guitarrista Matías Cipiliano, al tecladista Nicolás Raffetta y al baterista Patricio Raffo más algunos invitados, para lograr el cometido de la vuelta a los orígenes.

Una necesaria aclaración: no hay dejarse llevar por la primera impresión, en caso de que sea visual. El disco de Viejos Lobos parece uno de esos compilados de FM que sólo se consiguen en alguna estación de servicio perdida por ahí. Ahora, si el primer contacto es como realmente interesa, a través de los oídos, la situación cambia por completo: “Algo bueno”, el R&B que abre la placa, es digno del mejor Memphis, bien cargado, con vueltas de solo y los coros dialogando con la voz líder.

Si de volver a las fuentes se trataba, el material recorre buena parte del ADN musical de los Memphis, obviando deliberadamente la “etapa pop”. Entonces encontramos desde el blues más puro de “Estoy harto” o “Ni un minuto más”, hasta el boogie de “Valijero del avión” y “Juzgado Nº 3”. Más R&B con “¿Hasta cuándo?”,  swing con “El chanta” y el irresistible “La vida va” y hasta algunos giros tangueros, como la letra -nobleza obliga: repleta de lugares comunes- de “Discepoblues”; y jazzeros, como “Silbando un blues” y su olor a club nocturno. También la lírica guarda cierta analogía, con tópicos recurrentes como la porteñidad, el desamor, la queja social y hasta el componente picaresco.

El dúo Beiserman-Villanueva logra en su nuevo proyecto el objetivo: si Otero no quiso seguir con Memphis y tampoco dejó utilizar el nombre, Viejos Lobos es la continuación natural de la banda de blues más popular de los años 90. El muy buen desempeño como cantante del Ruso supera la prueba más difícil y el prolijo trabajo instrumental redondea un material que puede colocarse sin ningún problema junto a aquellos queridos discos de La Blusera.

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