Sujetos Deseantes
Sujetos Deseantes
03 de Agosto, 2009
En su primer trabajo, la banda muestra buenas intenciones en diferentes estilos, con el rock como conector.
Hacia finales de 2006 y en una zona imaginaria entre Flores y Villa Urquiza se formó Sujetos Deseantes, el cuarteto que, luego de pasar por diferentes proyectos musicales, formaron Hernán Lanosa en voz y armónica, Valentina Vidal en bajo y coros, y los hermanos Hernán y Marcelo Pérez Moscardini en guitarras y batería respectivamente.
Más allá de la connotación psicológica del nombre (un deseo que se sujeta, y un sujeto que decide cuándo y cómo desearlo) hay una idea desde el mismo discurso de la banda de plantear su primer disco como un big bang en su historia musical. Por eso descartan las cronologías y se construyen en el aquí y ahora: las diez canciones propias que integran Sujetos Deseantes, el álbum que editaron de manera independiente en 2008. Allí encontramos un sonido bien rockero, pero inquieto y alejado de las cuadraturas; con letras que hacen de la sencillez y la percepción el móvil para conmover, en esa voz gastada de Hernán que recuerda a tantas y no se parece a ninguna.
El comienzo del disco es “Aprendiz”, bien potente, cerca de un sonido power trío y luego descansa en “Tu almohada”, y sus guiños británicos entre The Cure y U2. En “Carla” predominan las acústicas en una línea melódica bien amena que encuadra un relato de opuestos. “Dedicada” tiene pulso reggae en las estrofas, pero una estructura ascendente que termina en un fade heavy progresivo. “Mil noches” es de las grandes canciones del álbum, con teclados, acústicas y una historia de vida con cierre épico en letra y música.
“Una de exilio” coquetea con el punk, en una oda al amigo que se fue a buscar nuevos horizontes, entre la nostalgia y la alegría en clave de resignación. Ya desde su larga introducción, “Soliloquio con un otro” es densidad pura, con lindos arreglos y el bajo bien pesado, mientras que “La falta” es todo lo contrario: contagia desde el beat inicial hasta el coro de estadios.
Para el final quedan dos postales de los que muestra Sujetos Deseantes. “El deseo se fuma al sexo” abre con acústicas y armónica y su letra se inscribe en la línea del Noble de los Caballeros y Piti de Las Pastillas del Abuelo: una de esas historias dialogadas en un marco bien urbano como el del bar. El último tema es “El bondi”, un rock and roll de lo más clásico del disco, riffero y directo, cuyo video puede rastrearse en Internet.
Sujetos Deseantes eligió empezar su camino desde cero, y su carta de presentación es interesante: diez canciones con bases fuertes, guitarras multicolores y una voz ideal para contar pequeñas grandes historias.
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