Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Plastico Inevitable

El mejor disco de la historia

Cronista: Pablo Andisco

21 de Junio, 2009

El mejor disco de la historia

Primer disco del dúo: un manifiesto entre el noise, mucho clima post punk y la dosis justa y necesaria de electrónica.

Según puede leerse en su página de myspace, la unión hace unos años de un skater y un cineasta porno dio lugar a Plasticoinevitable. Esa sería una forma de contar la historia. La otra, es a partir de los nombres propios: Sebastián Fontenla (el skater) y Mariano Paiva (el cineasta) conforman un dúo en el que canta Sebastián y el resto de los instrumentos puede estar ejecutado por cualquiera de ellos. Con este concepto de banda deforme se largaron a tocar en cuanto lugar pudieron y a fines del 2008 editaron su primer álbum titulado, entre la arrogancia y la ironía, El mejor disco de la historia.

El comienzo es alentador. “I wanna go home” tiene guitarras con rasguidos alternantes, causalmente desparejos, la voz de Sebastián en la línea desgarradora Palo Pandolfo-Cristian Aldana y es un múltiple homenaje a Dee Dee Ramone. Desde el audio inicial, pasando por el estribillo (“¿Dónde estás Dee Dee?”) y hasta una zapadita de “53rd & 3rd”, composición del bajista incluida en el debut de Ramones. Le sigue “Sueño perfecto”, una canción de violas frontales y atmósfera sónica, con un interesante trabajo en la métrica de los versos y el primero de unos cuantos recitados que mezclan el fraseo característico del Lou Reed solista con el sonido de su Velvet Underground.

En “Nunca lo entiendo” una guitarra acústica gana espacio y junto a la percusión en fade in conforman una linda melodía a dos voces, en un quiebre folk que no se parece en nada a lo que se venía escuchando, ni se parecerá. El contrapunto inmediato es “Levitando amarillo”, que se inicia con un acople rocker y se convierte en un noise oscuro con “dame tu maldito rock” como frase imperativa y persistente. En “Voy a dormir” vuelve algo de calma en una canción dominada por el colchón de los teclados pero hacia el final levanta temperatura con un pop electro-bailable.

En “Don’t call me” se hacen bien visibles las influencias de Lou Reed: un largo fraseo sobre una base repetitiva que amaga con arrancar pero nunca lo hace, y mucho de esto hay también en “The ballad of Ed Sullivan”. Entre ambas aparece “Héroes del ruido”, un homenaje al under tanto en nombres propios como en crónicas descriptivas, que recuerda a Don Cornelio. “Relámpagos y huracanes” se mueve entre el Dylan eléctrico y el pop elaborado y contagioso de los ‘80.

Junto con un efecto de viento llega “Distante de la luz”, con la voz de Sebastián cada vez más susurrada y la guitarra como fiel acompañante. En “Jonas Stardust” hay algo en la música que completa la referencia a Bowie, sobre todo en la introducción, pero el resto del tema conecta con el Sumo oscuro, por ejemplo, el de “El cieguito volador”. Y el cierre es con “Venas”, un tecno rock espacial y enigmático de más de ocho minutos.

Plasticoinevitable juega con las formas rockeras y en un engañoso formato de dúo explora sus influencias entrega un buen primer álbum como presentación.

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