Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Pier

Rock en Monsterland

Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro

12 de Septiembre, 2007

Rock en Monsterland

Quinto disco de la banda de los hermanos Cerezo. Más de lo mismo.

Luego de cuatro discos de estudio en los que no abundaban las novedades, Pier se decidió a dar un salto de calidad. Y pese a que los resultados no son los mejores, el intento parece una proeza para una banda que no se caracterizó nunca por originalidad.

Un tanto más alejados de la temática redonda, que los personificó siempre (aunque ellos sólo los nombren como una influencia más), los hermanos Cerezo convocaron para “Rock en Monsterland” a Michel Peyronel en la búsqueda de un lugar quizá alcanzado a nivel convocatoria, pero postergado a nivel calidad.

La mano del ex baterista de Riff se siente desde el arranque: “Whiskería” es un rock al palo en el que la banda resume en casi 3 minutos lo que vendrá. Es verdad que por momentos tomarán por la colectora del blues, pero no más que eso.

“La reina del placer” es un rock clásico, sin vueltas y con una cuota de hit innegable. Algo que se confirma en la súper radiable, y por eso primer corte, “Jaque Mate” (“Te advertí con la mirada, Jaque Mate te cant锿?). En “On the road” se ponen un poco más oscuros (¿medios redondos?) y en “Llegando a la felicidad” muestran algo de empeño con una buena entrada de vientos, aunque después volverán a caer en un mismo ritmo cuadrado.

“Mi deseo” es quizá la peor del disco: un rocanrolito con unos coros tristes de Peyronel. El tandem “Blues del petiso Joe” (con Miguel Botafogo en la guitarra) y “Monsterland” marca una leve diferencia (muy leve). Pero aparece “El látigo lascivo” y se roba el lugar de peor canción. El tema confirma dos cosas: que Ramiro Cerezo debe ser una de las peores voces de la escena actual (mano a mano con Junior de La 25) y la poca aptitud que tiene la banda (cabeza de un fenómeno que incluye a otras bandas de la misma época, como la antes nombrada). Hay un tema más, pero hasta ahí está bien.

Aunque suenan más ajustados, los hermanos Cerezo vuelven sobre sus pasos para realizar un álbum que no les escapa a otras temáticas ya exprimidas: un disco básicamente de rock, con letras clásicas sobre sexo, drogas y rock and roll, y nada más. Parece que con eso alcanza, pero no.

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