Las Pastillas del Abuelo
Las Pastillas del Abuelo
12 de Septiembre, 2007
En su segundo material, la banda confirma que está para cosas grandes.
Las Pastillas del Abuelo dejaron de ser una banda promisoria para asaltar el mercado y revalorizar el nuevo boca a boca del rock (el tráfico musical vía Internet). En sólo cinco años de vida la banda logró ascender hasta convertirse en una de las agrupaciones más consolidadas de la escena actual. Tanto que hace sólo unas semanas se dieron el lujo de hacer 7 recitales en el Teatro de Flores.
La fórmula no es novedosa, pero sí amplia y sobretodo rica. En su segundo disco (editado el año pasado), el conjunto enaltece variedad y calidad producto de que todavía están en edad de crecimiento musical.
Con el rock como base central, el grupo combina una pizca de candombe, un toque de reggae, folklore y una cucharada de funk: un combo que reúne todas las condiciones necesarias para pegar de lleno en un circuito cada vez más homogéneo.
Las letras no le escapan a la media del rock: algo de barrio, un poco de amor y el doble sentido a flor de piel. Así y todo el lápiz parece más fino en la voz de Juan “Piti” Fernández, el nuevo cantor porteño (quizá un heredero barrial del Korneta Suárez).
“Oportunistas”, canción que abre el disco, es una muestra clara de lo que la banda ofrece; “Tantas escaleras”, matiza su cadencia de soft rock con una cuota de vientos dulces, y el “Candombe de resacas” ya es un himno. También hay espacio para los ritmos jamaiquinos: el ska “Por colectora” y el reggae “Otra vuelta de tuerca” brillan por solidez instrumental. La bella “Amar y envejecer” aporta un poco de funk sobre el final y qué decir de “Viejo”, sólo que es un clásico.
Las Pastillas del Abuelo dejaron de ser un sueño para convertirse en una realidad con más futuro que pasado: una banda destinada a ocupar una de las cinco plazas más convocantes del escenario rock.
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