Los Pericos
Bizarra noche Perica
Cronista: Gentileza: Matyas González | Fotos:
Beto Landoni
03 de Julio, 2006
Los Pericos se presentaron en La Trastienda y confirmaron que su costado más power sigue vigente. Versiones de los Ramones y reggaes deformados hicieron olvidar el sabor amargo de la eliminación mundialista
Se rompieron los estáticos minutos de viernes por la noche cuando Pericos subió al escenario de La Trastienda.
El telón se abrió con “Fronteras en América”, un clásico de trompetas pegadizas, que sirvió de puntapié ideal para una tarde noche de luto-futbolero-nacional. La cual había que levantar de la mejor manera posible. Y que mejor que algo de reggae, ska, rock y algunos tragos para olvidar todo a cuenta de Juanchi y los suyos. Ah, qué, ¿los tragos no?.
Fue un show psico-flasheante donde un hexágono, símil a un juego popular de los años 80, iluminó el recinto y le dio a todos los presentes un ritmo en perfecta conexión con percusiones, vientos, teclados, solos de violas; todo mixado con verdes , rojos , amarillos y negros.
Hicieron un recorrido por clásicos como “Home sweet home”, “Nada que perder”( con ese estribillo que sufrió algún cambio y del cual nadie se acuerda el original), y temas de los 2 últimos trabajos como “Casi nunca los ves” y “Complicado y aturdido”.
En el medio del show la banda se despachó con un tremendo homenaje a The Ramones sacando de si un punk impecable, casi oculto. Hicieron versiones de “Sheena is a punk rocker”, “Blitzkrieg Bop” , “She never come back”, y la voz del desaparecido Joey no perdió valor en las cuerdas de Juanchi, así como tampoco en las guitarras, que sonaron por demás aguerridas.
Es esa veta la que los nuevos Pericos vienen imponiendo en sus trabajos post Bahiano, salieron bien parados. Esa que, sin descuidar al patrono Bob Marley, deja ver cosillas, arreglos, tomas o letras, que van mas para los suburbios de New York que por las arenas jamaiquinas.
Tampoco faltó el lado bizarro cuando en medio de “No me paren”, el personaje de la medianoche de Duro de Domar, Edgar, salió del costado izquierdo y le dio un abrazo a Juanchi para luego retirarse solo mirando al piso. La gente lo bailó y lo disfrutó.
Bananas por aquí, remeras al aire por allá. No faltó el respiro de calma con alguna balada como “Sin cadena” o “Voy caminando lento”, “Más de mi”, los infaltables bises, alguna acústica y los agradecimientos para la gente y el beso de buenas noches con los puños bien arriba para irnos a dormir al grito de ¡Hey ho, lets go!
El telón se abrió con “Fronteras en América”, un clásico de trompetas pegadizas, que sirvió de puntapié ideal para una tarde noche de luto-futbolero-nacional. La cual había que levantar de la mejor manera posible. Y que mejor que algo de reggae, ska, rock y algunos tragos para olvidar todo a cuenta de Juanchi y los suyos. Ah, qué, ¿los tragos no?.
Fue un show psico-flasheante donde un hexágono, símil a un juego popular de los años 80, iluminó el recinto y le dio a todos los presentes un ritmo en perfecta conexión con percusiones, vientos, teclados, solos de violas; todo mixado con verdes , rojos , amarillos y negros.
Hicieron un recorrido por clásicos como “Home sweet home”, “Nada que perder”( con ese estribillo que sufrió algún cambio y del cual nadie se acuerda el original), y temas de los 2 últimos trabajos como “Casi nunca los ves” y “Complicado y aturdido”.
En el medio del show la banda se despachó con un tremendo homenaje a The Ramones sacando de si un punk impecable, casi oculto. Hicieron versiones de “Sheena is a punk rocker”, “Blitzkrieg Bop” , “She never come back”, y la voz del desaparecido Joey no perdió valor en las cuerdas de Juanchi, así como tampoco en las guitarras, que sonaron por demás aguerridas.
Es esa veta la que los nuevos Pericos vienen imponiendo en sus trabajos post Bahiano, salieron bien parados. Esa que, sin descuidar al patrono Bob Marley, deja ver cosillas, arreglos, tomas o letras, que van mas para los suburbios de New York que por las arenas jamaiquinas.
Tampoco faltó el lado bizarro cuando en medio de “No me paren”, el personaje de la medianoche de Duro de Domar, Edgar, salió del costado izquierdo y le dio un abrazo a Juanchi para luego retirarse solo mirando al piso. La gente lo bailó y lo disfrutó.
Bananas por aquí, remeras al aire por allá. No faltó el respiro de calma con alguna balada como “Sin cadena” o “Voy caminando lento”, “Más de mi”, los infaltables bises, alguna acústica y los agradecimientos para la gente y el beso de buenas noches con los puños bien arriba para irnos a dormir al grito de ¡Hey ho, lets go!
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