Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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El poder de una canción

Cronista: Gentileza: Bruno Lazzaro | Fotos: Beto Landoni

23 de Marzo, 2006

El poder de una canción

Con solo dos temas en el inconsciente colectivo nacional, Foreigner se presentó el pasado domingo ante un público que, por las edades, pareció esperar 20 años este encuentro. Una noche que extendió la fuerza de una canción a cambio de buen rock

Para aquellos lectores que ingresaron a esta nota para averiguar quién carajo es Foreigner, la respuesta es simple: fue una de las tantas bandas de hard rock que se formaron a mediados de los 70 en Estados Unidos. Y fueron altamente influenciados por conjuntos como Led Zeppelín y Deep Purple, bandas con las que, años más tarde, terminarían compitiendo por el surtido de masas amantes del rock más poderoso.

Sin embargo, el impacto más grande que logró este conjunto durante su existencia fue en los 80 con uno de las clásicas canciones lentas que inundaron la década más infame del rock and roll. A caballo de dos hitazos como “Waiting for a girl like you” y, en especial, “I want to know what love is” que consiguieron que su nombre trascienda algunas fronteras para llegar a los oídos de los argentinos y de muchos países más.

Con 30 años de historia y varios cambios de formación sobre sus pasos Foreigner se presentó el pasado domingo en el Luna Park. El marco no era alentador, ya que la capacidad del recinto fue reducida por la baja compra de tickets. Así fue que, para sorpresa de muchos, lo que estaba pensado como campo era una especie de platea preferencial para pocos.

De todos modos no alcanzó, ya que a los costados del escenario, en las gradas podía verse más claros. Y ni hablar de la platea...Pero parece que eso no fue un problema para los ya crecidos muchachos que, a pesar de ver las cantidad de lugares vacíos, desplegaron toda su magia sin guardarse ni un poquito de rock. Y por supuesto tampoco dejaron de lado a sus clásicas baladas que, por la clase de gente que se hizo presente, no podían quedar de lado.

Arrancaron con fuerza, con las luces como principales aliadas (quizá tapando un poco el paso del tiempo) y no pararon de correr durante todo el set. Para el segundo tema “Head games”, el guitarrista y fundador de la banda Mick Jones se despachó con un solo de casi dos minutos que hizo despertar a los marchitos presentes.

“Gracias Buenos Aires están listos para el rock and roll”, fueron las primeras palabras en inglés del nuevo cantante del conjunto Kelly Hansen antes de dar con uno de los temas más rockeros del conjunto. Acto seguido corrió por entre la gente mientras los presentes le demostraban su cariño a través de palmadas.

Entre tanta visita que intenta aggiornarse a los tiempos modernos, Foreigner no se quedó atrás. Pero hay que aclarar que el conjunto no vendió más de lo que realizó. Intentó renovarse con la entrada de dos grandes músicos: Kelly Hansen, un vocalista impresionante con un tremendo parecido al cantante de Aerosmith Steven Tyler, no solo en su tonalidad sino también en su aspecto; y Jason Bonham, hijo del genial Bonzo, baterista de Led Zeppelín, y gran responsable de la refrescada del conjunto.

En constante dialogo con la gente Hansen, exhortó a la gente a que se abrace para recibir “Waiting for a girl like you”, hitazo ochentoso que no pasó desapercibido entre las viejis presentes.

Pasaron algunos clásicos de la banda como “Cold as ice”, “Say you will” y “Starrider”, tema en el que Mick Jones se cargó una de 12 cuerdas al hombro y llamó a “olvidar el mañana”. Y continuó: “Yo no sé porque no estuvimos aquí antes, espero que sea la primera de varias”, y arrancó con “Feel like the first time”.

Luego de un corte, en el que el hijo de Bonzo aprovechó para despacharse con un gran solo de batería, Hansen convocó a las mujeres al frente para “Juke box hero”, canción en la que mecharon algunas partes de “Whole lotta love” de Led Zeppelín.

Luego de una hora y media de show comenzaron a despedirse y nada mejor que “I want to know what love is”, su máximo hit. “Gracias por venir a rockear con nosotros”, fueron las últimas palabras del cantante antes dar con el cierre: el rockazo “Hot blooded”.

Una noche matizada entre baladas y rock terminó con mucho más de lo esperado. Una banda de extranjeros que se tiró el lance y cumplió. Un conjunto que trascendió el poder de una canción y logró eclipsar a los cazadores de hits.
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