Chascomus Rock
Chascomus Rock 2006 - Dia 2 - Por 1era vez,en el campo se sembró
Cronista: Gentileza: Pablo Gabriel Krause | Fotos:
Gentileza: Prensa
17 de Marzo, 2006
Almafuerte , O connor y Horcas encabezaron la segunda fecha del Chascomús Rock 2006. En un día plagado de heavy metal, catorce bandas desfilaron y mostraron la vigencia y el crecimiento de la música pesada en nuestro país.
La oferta era más que tentadora. La segunda fecha del Chascomús Rock reunía a las bandas más emblemáticas de la escena heavy local, y agrandaba la propuesta con varias de las bandas más prometedoras, incluso “candidatas” algunas a consagrarse durante este 2006. ¿El precio? 120 kilómetros de viaje (además de la entrada, claro está). Una hora en auto, dos horitas de bondi, un poco más si venías en tren… lo importante es que la tarde prometía una sola cosa: heavy metal. Y cumplió.
Los encargados de abrir la tarde fueron los locales Dragón de Hierro, que dieron inicio a su show Tornado Of Souls, clásico de Megadeth, del inmejorable disco Rust In Peace, del que más tarde interpretarían Holy Wars. Banda de corte progresivo, con una fuerte influencia de Dream Theater (de quien versionaron Strange Deja Vu), y muy buena ejecución de instrumentos. Minutos después Jason subió al escenario, que en un reducido setlist de media hora, logró una buena respuesta entre los que habían llegado bien temprano.
A veinte minutos de las tres de la tarde comenzaron los cánticos al ritmo de “Olé, olé, olé… Tano, Tano!!”. Aunque llamaba la atención que ocuparan un lugar tan temprano en la grilla de bandas, Razones Concientes, la banda del mítico Antonio “Tano” Romano (guitarrista de Hermética y Malón, nada menos) se alistaba sobre el escenario. Si bien el bajista Eddie Walker había formado parte –allá por el año 1990- de la primera formación de Horcas, no dejó de sorprender la inclusión del clásico “Solución Suicida”, de 1992, momento en el que Walker ya no formaba parte de la banda. Sin embargo, la gente lo pogueó sin preocupación alguna y soltó el primer cántico en honor al desaparecido Osvaldo Civile, algo que se repetiría a lo largo de la tarde. Luego de varias idas y venidas, ya que eran la banda que debía abrir la fecha, pero un problema de horarios impidió que así sea, Vorax pisó las tablas veinte minutos pasadas las tres. ¿O deberíamos decir ¾ de Vorax? Lo que sucede es que el violero de la banda, que fue la última en ingresar en el festival, no pudo hacerse presente en Chascomús, por lo que el público debió conformarse “versión trío” de Vorax, que dedicó una versión heavy de “Sucio y Desprolijo” a la memoria de “el único que hizo rock and roll durante toda su vida”, el señor Norberto “Pappo” Napolitano.
Faltaban diez minutos para las cuatro de la tarde cuando cuatro teclados se acomodaron sobre el escenario, recurso al que no había apelado ninguna banda hasta el momento. Zorastro fueron los primeros en mostrar un perfil distinto al que venían marcando las bandas de heavy más tradicional. Con un sonido bien típico de la década del ochenta, década en la que se formó la banda, trajo un poco de hard rock sinfónico a la tarde, aunque por momentos el sonido “tan antiguo” no terminaba de convencer.
Oriundos del barrio de La Paternal, Karkaman fue otra de las bandas “no metaleras” que integraron la grilla de la tarde. De todas maneras, si bien no pertenecen al género, tanto Zorastro como Karkaman son bandas perfectamente recomendables para cualquier metalero capaz de abrir un poco los oídos.
Una de las bandas que marcó una diferencia sustancial aún dentro del sonido heavy fueron los muchachos de Ritual, banda que hace unos años sonó –y mucho- en Tiempos Violentos. Con una vertiente más moderna, inspirada en la oleada de bandas thrashers post-Pantera de la segunda mitad de los noventa, el grupo mostró una potencia increíble sobre el escenario, sostenida principalmente por la incansable labor del baterista y la agresividad en la voz del cantante. Precisamente “Fucking Hostile”, demoledor clásico del “Vulgar Display Of Power” de Pantera, fue el elegido para cerrar el set, con uno de los pogos más espectaculares de la tarde/noche de Chascomús.
Los tucumanos de Karma Sudaca tuvieron la nada fácil tarea de salir a mostrar una propuesta más orientada hacia el hard rock después del paso del “huracán Ritual”, que había dejado a las fieras sedientas de puro metal. Sin embargo, la profesionalidad y el sentimiento con que la banda se desenvolvió sobre el escenario hizo que su ubicación en la grilla pase a ser algo meramente anecdótico.
Es que además de contar con un repertorio impecable, en buena parte proveniente de su último disco Furia Interior, los muchachos de Karma ponen lo que hay que poner sobre el escenario y es notable la energía con la que se desenvuelven. El popular “Transparente” (que rondó un buen tiempo por CM) y el clásico “Furia Calchaquí” –con una versión “a capella” del Himno Nacional- fueron prueba suficiente de ello.
A pesar de no ser un nombre de peso para la gran mayoría, Boanerges es una de las bandas más emblemáticas de la escena cristiana en nuestro país, sino la más. Con un estilo ligado al power metal, acompañado de algunos destellos progresivos, la banda demostró que tiene con qué defender su nombre sobre las tablas y como ellos dicen en su homónima composición, demostrar que “Juntos pueden cambiar la historia”.
Si bien Carucha había estado dando vueltas por el predio desde temprano, cámara en mano, realizando notas para su programa de TV, faltando diez minutos para las siete pisó las tablas y dio inicio al show de Nativo. Aunque la primera parte del show se concentró en su última placa, la banda de Gustavo Rowek (ex Rata Blanca y V8) ofreció también algunas perlas de “Consumo”, su primer trabajo, como fue el caso de “El Duelo” y “El Viaje”. Además recordaron el paso de Rowek por V8 con la interpretación de los clásicos “Muy Cansado Estoy” y “Destrucción”.
Con la caída de la noche se prendieron las luces y una pequeña pantalla al costado del escenario y Alberto Zamarbide, otro ex-V8, pisó las tablas para dar comienzo al show de Logos. La banda, que está por editar “Plan para la destrucción mundial”, su nuevo trabajo, no dio respiro a quienes se agolpaban bajo el escenario (muy alto por cierto) que algunos intentaron escalar. Después de repasar buena parte de su discografía, Zamarbide tiró la gran pregunta: “¿Cuántos de ustedes se acuerdan de quién carajo fue V8?” y de esta manera se despachó con “No se rindan”, dejando en claro que él es la mítica voz de la más emblemática banda de heavy metal argentino.
Durante los últimos años, hablar de Horcas es hablar de un sonido implacable en vivo y de una potencia que compra a cualquiera que escuche un show de la banda. La inagotable fuerza de Walter Meza en las voces, sumada a la actitud de Sebastián Coria y Gabriel Lis en guitarras, y la pared sonora que construyen en bajo y batería el “Topo Yañez” y Guillermo de Luca, los llevó a ser sin lugar a dudas, la banda con mejor sonido en vivo de la escena local.
Sin embargo, y a pesar de que el sonido había sido excelente durante todo el festival, los primeros minutos del show se vieron opacados por un problema en los canales de las guitarras y la batería, que alternaban intensidades y volúmenes entre sí de manera impredecible. Pero más allá de los inconvenientes (que finalmente se solucionaron), la actitud de Horcas sobre el escenario los hizo remontar un show que, a cualquier otra banda, se le podría haber ido al tacho. Honestamente, hay que sacarse el sombrero ante la performance de Meza y compañía sobre el escenario.
A pesar de que los afiches lo anunciaban al revés, una vez finalizado el show de Horcas, Oconnor subió al escenario a cinco minutos de las diez de la noche. Más allá de las críticas o halagos que pueda recibir su proyecto solista, Claudio O’connor es uno de los pocos (si no el único) de las grandes personalidades del heavy nacional, que busca una propuesta diferente a la que realizaba con las bandas que lo llevaron a la popularidad (Hermética y Malón, en su caso). Guste o no, el dato no es menor, ya que demuestra una fuerte personalidad y actitud como músico, sumado al gran despliegue de la banda en vivo.
De todas maneras, el cierre fue con “Memoria de Siglos”, de Hermética precisamente, tema que concluye con una de las mejores frases de la música pesada argentina y que parece cada vez más vigente: “Al asesinato en masa, los hombres lo llaman guerra”.
Con el inicio del show de Almafuerte, comenzó también el show de Ricardo Iorio, y sus ya clásicas frases entre tema y tema aunque esta vez con un humor más relajado que de costumbre, incluso agradeció también a las bandas que habían tocado antes e, increíblemente, no despachó un solo “tragaleche” en toda la noche.
La buena predisposición de la banda, sumada a la excelente calidad de sonido que fue constante durante todo el show, dio como resultado uno de los mejores shows de Almafuerte en mucho tiempo, aunque debió terminar anticipadamente por cuestiones de horario. La perla: la interpretación del tema de “Felix El Gato”, para demostrar que los Miranda! había robado de allí los acordes del hit “Don”.
El balance del Chascomús Rock 2006 fue innegablemente positivo. Después de muchos años, el heavy metal puede disfrutar (de la misma manera que en Gesell y en Cosquín) de fechas armadas integramente por bandas del género, con un sonido y un lugar acorde al requerido. Lo más recomendable y prometedor: Karma Sudaca, Ritual y Boanerges, tres bandas que se las traen. Nada se puede objetar de Horcas, Oconnor y Almafuerte, los más fuertes y representativos de la escena, aunque sí de una última frase de Iorio, cuando afirmo que: “en este país, si a tus viejos no los mató la represión no sos nadie”. Lo más triste, es que se llevó varios aplausos.
Los encargados de abrir la tarde fueron los locales Dragón de Hierro, que dieron inicio a su show Tornado Of Souls, clásico de Megadeth, del inmejorable disco Rust In Peace, del que más tarde interpretarían Holy Wars. Banda de corte progresivo, con una fuerte influencia de Dream Theater (de quien versionaron Strange Deja Vu), y muy buena ejecución de instrumentos. Minutos después Jason subió al escenario, que en un reducido setlist de media hora, logró una buena respuesta entre los que habían llegado bien temprano.
A veinte minutos de las tres de la tarde comenzaron los cánticos al ritmo de “Olé, olé, olé… Tano, Tano!!”. Aunque llamaba la atención que ocuparan un lugar tan temprano en la grilla de bandas, Razones Concientes, la banda del mítico Antonio “Tano” Romano (guitarrista de Hermética y Malón, nada menos) se alistaba sobre el escenario. Si bien el bajista Eddie Walker había formado parte –allá por el año 1990- de la primera formación de Horcas, no dejó de sorprender la inclusión del clásico “Solución Suicida”, de 1992, momento en el que Walker ya no formaba parte de la banda. Sin embargo, la gente lo pogueó sin preocupación alguna y soltó el primer cántico en honor al desaparecido Osvaldo Civile, algo que se repetiría a lo largo de la tarde. Luego de varias idas y venidas, ya que eran la banda que debía abrir la fecha, pero un problema de horarios impidió que así sea, Vorax pisó las tablas veinte minutos pasadas las tres. ¿O deberíamos decir ¾ de Vorax? Lo que sucede es que el violero de la banda, que fue la última en ingresar en el festival, no pudo hacerse presente en Chascomús, por lo que el público debió conformarse “versión trío” de Vorax, que dedicó una versión heavy de “Sucio y Desprolijo” a la memoria de “el único que hizo rock and roll durante toda su vida”, el señor Norberto “Pappo” Napolitano.
Faltaban diez minutos para las cuatro de la tarde cuando cuatro teclados se acomodaron sobre el escenario, recurso al que no había apelado ninguna banda hasta el momento. Zorastro fueron los primeros en mostrar un perfil distinto al que venían marcando las bandas de heavy más tradicional. Con un sonido bien típico de la década del ochenta, década en la que se formó la banda, trajo un poco de hard rock sinfónico a la tarde, aunque por momentos el sonido “tan antiguo” no terminaba de convencer.
Oriundos del barrio de La Paternal, Karkaman fue otra de las bandas “no metaleras” que integraron la grilla de la tarde. De todas maneras, si bien no pertenecen al género, tanto Zorastro como Karkaman son bandas perfectamente recomendables para cualquier metalero capaz de abrir un poco los oídos.
Una de las bandas que marcó una diferencia sustancial aún dentro del sonido heavy fueron los muchachos de Ritual, banda que hace unos años sonó –y mucho- en Tiempos Violentos. Con una vertiente más moderna, inspirada en la oleada de bandas thrashers post-Pantera de la segunda mitad de los noventa, el grupo mostró una potencia increíble sobre el escenario, sostenida principalmente por la incansable labor del baterista y la agresividad en la voz del cantante. Precisamente “Fucking Hostile”, demoledor clásico del “Vulgar Display Of Power” de Pantera, fue el elegido para cerrar el set, con uno de los pogos más espectaculares de la tarde/noche de Chascomús.
Los tucumanos de Karma Sudaca tuvieron la nada fácil tarea de salir a mostrar una propuesta más orientada hacia el hard rock después del paso del “huracán Ritual”, que había dejado a las fieras sedientas de puro metal. Sin embargo, la profesionalidad y el sentimiento con que la banda se desenvolvió sobre el escenario hizo que su ubicación en la grilla pase a ser algo meramente anecdótico.
Es que además de contar con un repertorio impecable, en buena parte proveniente de su último disco Furia Interior, los muchachos de Karma ponen lo que hay que poner sobre el escenario y es notable la energía con la que se desenvuelven. El popular “Transparente” (que rondó un buen tiempo por CM) y el clásico “Furia Calchaquí” –con una versión “a capella” del Himno Nacional- fueron prueba suficiente de ello.
A pesar de no ser un nombre de peso para la gran mayoría, Boanerges es una de las bandas más emblemáticas de la escena cristiana en nuestro país, sino la más. Con un estilo ligado al power metal, acompañado de algunos destellos progresivos, la banda demostró que tiene con qué defender su nombre sobre las tablas y como ellos dicen en su homónima composición, demostrar que “Juntos pueden cambiar la historia”.
Si bien Carucha había estado dando vueltas por el predio desde temprano, cámara en mano, realizando notas para su programa de TV, faltando diez minutos para las siete pisó las tablas y dio inicio al show de Nativo. Aunque la primera parte del show se concentró en su última placa, la banda de Gustavo Rowek (ex Rata Blanca y V8) ofreció también algunas perlas de “Consumo”, su primer trabajo, como fue el caso de “El Duelo” y “El Viaje”. Además recordaron el paso de Rowek por V8 con la interpretación de los clásicos “Muy Cansado Estoy” y “Destrucción”.
Con la caída de la noche se prendieron las luces y una pequeña pantalla al costado del escenario y Alberto Zamarbide, otro ex-V8, pisó las tablas para dar comienzo al show de Logos. La banda, que está por editar “Plan para la destrucción mundial”, su nuevo trabajo, no dio respiro a quienes se agolpaban bajo el escenario (muy alto por cierto) que algunos intentaron escalar. Después de repasar buena parte de su discografía, Zamarbide tiró la gran pregunta: “¿Cuántos de ustedes se acuerdan de quién carajo fue V8?” y de esta manera se despachó con “No se rindan”, dejando en claro que él es la mítica voz de la más emblemática banda de heavy metal argentino.
Durante los últimos años, hablar de Horcas es hablar de un sonido implacable en vivo y de una potencia que compra a cualquiera que escuche un show de la banda. La inagotable fuerza de Walter Meza en las voces, sumada a la actitud de Sebastián Coria y Gabriel Lis en guitarras, y la pared sonora que construyen en bajo y batería el “Topo Yañez” y Guillermo de Luca, los llevó a ser sin lugar a dudas, la banda con mejor sonido en vivo de la escena local.
Sin embargo, y a pesar de que el sonido había sido excelente durante todo el festival, los primeros minutos del show se vieron opacados por un problema en los canales de las guitarras y la batería, que alternaban intensidades y volúmenes entre sí de manera impredecible. Pero más allá de los inconvenientes (que finalmente se solucionaron), la actitud de Horcas sobre el escenario los hizo remontar un show que, a cualquier otra banda, se le podría haber ido al tacho. Honestamente, hay que sacarse el sombrero ante la performance de Meza y compañía sobre el escenario.
A pesar de que los afiches lo anunciaban al revés, una vez finalizado el show de Horcas, Oconnor subió al escenario a cinco minutos de las diez de la noche. Más allá de las críticas o halagos que pueda recibir su proyecto solista, Claudio O’connor es uno de los pocos (si no el único) de las grandes personalidades del heavy nacional, que busca una propuesta diferente a la que realizaba con las bandas que lo llevaron a la popularidad (Hermética y Malón, en su caso). Guste o no, el dato no es menor, ya que demuestra una fuerte personalidad y actitud como músico, sumado al gran despliegue de la banda en vivo.
De todas maneras, el cierre fue con “Memoria de Siglos”, de Hermética precisamente, tema que concluye con una de las mejores frases de la música pesada argentina y que parece cada vez más vigente: “Al asesinato en masa, los hombres lo llaman guerra”.
Con el inicio del show de Almafuerte, comenzó también el show de Ricardo Iorio, y sus ya clásicas frases entre tema y tema aunque esta vez con un humor más relajado que de costumbre, incluso agradeció también a las bandas que habían tocado antes e, increíblemente, no despachó un solo “tragaleche” en toda la noche.
La buena predisposición de la banda, sumada a la excelente calidad de sonido que fue constante durante todo el show, dio como resultado uno de los mejores shows de Almafuerte en mucho tiempo, aunque debió terminar anticipadamente por cuestiones de horario. La perla: la interpretación del tema de “Felix El Gato”, para demostrar que los Miranda! había robado de allí los acordes del hit “Don”.
El balance del Chascomús Rock 2006 fue innegablemente positivo. Después de muchos años, el heavy metal puede disfrutar (de la misma manera que en Gesell y en Cosquín) de fechas armadas integramente por bandas del género, con un sonido y un lugar acorde al requerido. Lo más recomendable y prometedor: Karma Sudaca, Ritual y Boanerges, tres bandas que se las traen. Nada se puede objetar de Horcas, Oconnor y Almafuerte, los más fuertes y representativos de la escena, aunque sí de una última frase de Iorio, cuando afirmo que: “en este país, si a tus viejos no los mató la represión no sos nadie”. Lo más triste, es que se llevó varios aplausos.
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