Andando Descalzo: El camino está cada vez más bueno

Las noches de gala de Andando Descalzo se están volviendo una preciosa costumbre. Cada show que surge en la ciudad de Buenos Aires tiene una especie de condimento más, un plus que nos hace tener ganas de ir como si fuera la primera vez. Como si no nos importara nada en las viejas Fiestas de fin de siglo, como si los cruzáramos de casualidad en algún balneario de la Costa, como transpiráramos de baile interminable en Cemento, o desparramáramos pasitos de cuarteto en las primeras Trastiendas.

Ahora llegamos tranquis. Nos sentamos, tomamos una birra relajados mientras esperamos el comienzo. Escuchamos atentos canciones nuevas como el saludo de “La luz sin aclarar” o “Más de vos”, disfrutamos de “Media vida” y nuestro cuerpo empieza a querer moverse mientras cantamos con los brazos abiertos la clásica “Conformidad”.

Andando volvió a la calle Corrientes para presentar su nuevo disco Extraño. El Broadway acoge a una banda que desde el principio suena perfecto bajo la batuta de Juani Rodríguez (a esta altura ya no hace falta aclarar que es uno de los mejores frontmans de la escena nacional). El show, además de ser una gran apuesta más, funciona como el comienzo de una gira por todo el país, algo que se estaba extrañando y que es un lindo augurio para los artistas.

Las pieles y los corazones se estremecen en el momento de “Cuando llueve” y la voz de Palo Pandolfo retumba desde el más acá, mientras las imágenes demuestran tantos momentos compartidos y un jovencísimo Juani disfrutando de cantar junto al juglar muchos años atrás. Más allá de este momento, la banda de Mataderos pasó, ya hace unos cuantos discos atrás, de ser la banda fiestera de reggae y ska, a ser una banda que te invita a convivir con todas las sensaciones: podés bailar libremente con “Sin querer” y “Flor” (con el hijo del guitarrista Ariel Paladino en percu), saltar con la energética “Judas Priest” o volver a emocionarte cuando recuerdan a una gran amiga de la banda (Marcela Villar) en las nostálgica y a su vez presente "Mi barrio". También convivir constantemente entre letras sentidas o existencialistas y melodías que no te dejan quedarte sentado, como sucede con la nueva “La plaza de la vida” o la vieja y siempre memoriosa “Hoy”.

La cantante Ignacia es la invitada de honor en la noche para cantar a dúo “Ilógico” y luego se sumarán la fuerza de Juan Comas (baterista de Las Pastillas del Abuelo) y los destellos de Pablo Mantiñan (tecladista invitado de La Renga) para la emoción generalizada de un teatro repleto cantando “Impulso”, el himno descalzo sin lugar a dudas.

Tras sacar a relucir la viejísima y querida “Luz”, quedó tiempo para cachivachearla fuera de lista y cantarle a quien tengamos al lado aquello de “sabés como te quiero yo a vos”. Como los queremos a todos los Descalzos, con quienes brindamos desde lejos o desde cerca en otra noche más para guardar en nuestros corazones. Como algún Teatro Colegiales, como algún Niceto, como alguna noche en Córdoba, Rosario o México. “Andando dicen se hace el camino, Descalzo es como lo quiero andar”.