Cosquín Rock
Cosquín Rock: El futuro llegó
08 de Agosto, 2020
Un finde musical y virtual con música para todos los gustos. Decenas de artistas en el marco del Cosquín Rock regalaron una necesaria inyección de música en vivo aunque sea a través de una pantallita y el público agradece.
La nueva era está entre nosotros. Frente a una compu. Intrigados. Estamos desesperados de recitales. Vimos decenas de vivos de Instagram con artistas que admiramos, otros de amigos a los que les hicimos el aguante y algunos que simplemente pasaban por ahí. Le metimos un poco a propuestas más maratónicas con temas “hechos en casa” o refritos. No sabemos que más escuchar en Spotify.
Pero ahora, era el turno del monstruo local. Cosquín Rock nos proponía tirar la casa por la ventana con shows en streaming desde el Luna Park, Vorterix y La Trastienda, más invitadxs desde distintas partes del país y el mundo. ¿Y quién toca? Los de siempre y alguno más. Perfecto, es lo que necesitamos.
Armamos el ritual. Nada de vestimenta con onda, porque en casa hay que estar bien cómodos. Igual que cuando nos ponemos lo peor que tenemos para ir a un campo abierto con amenaza constante de lluvia. En fin, es temprano, llegamos con el predio semi vacío y nos disponemos a ver a los tempraneros mientras exploramos todo el lugar. Lo primero que notamos es que el cacheo de la seguridad es muy celoso y estricto: el código para ingresar es único e irrepetible, y si cerrás la ventana, te vas un rato o se te corta la conexión, tendrás que hacer todo el protocolo necesario para demostrar que lo otro ya no existe más y que sos vos de nuevo el que volvió al predio. Que nadie se cole.
Empezás a deambular por toda la plataforma: 2x1 en chupi y morfi, merchandising, las carpitas de un par de marcas, el lugar del Meet & Greet para el que eligió pagar eso, la carpa de prensa a la que no podés entrar. Todo como cualquier festival, estamos perfectos y disfrutando, más aún cuando vemos el rinconcito con fotos históricas, anécdotas de ediciones anteriores y nostalgia de la hermosa, un placer.
Ahora sí, a rockear. Sol Alac, Inyectores (Perú) y Malena Villa son quienes le dan el puntapié inicial a la novedad festivalera. La calidad de audio y sonido son impecables; otro lujo es que podemos movernos por el campo y elegir desde qué cámara mirar. Se suceden las propuestas y las opciones son para todos los gustos: shows desde los lugares en vivo y directo, otros solo en vivo, los extranjeros desde escenarios o estudios en sus tierras, algunos sets desde sus casas, juegos de edición y más.
En el primer día las propuestas locales apuestan por lo seguro, brindando shows con sus máximos hits, como suele suceder casi siempre en los festis normales. Es ahí donde sobresalen las enérgicas performances de 2 Minutos (¿alguien rompió algo en casa con "Ya no sos igual"?), Sara Hebe (¡muy arriba!), Nagual y Los Caligaris (quienes eligen mostrar más su veta cancionera que la circense). Otra que destaca es Eruca Sativa, con un set casero bien diferente.
El set más ¿extraño? es el de Las Pelotas en vivo en el Luna con Daffunchio (junto al guitarrista Sussmann) cantando desde Córdoba por pantalla gigante al mejor estilo Indio Solari. "¿Dónde está Facundo Astudillo?"; pregunta el cantante en "Desaparecido". Lo mismo hará al día siguiente en su presentación el Mono Martín Fabio junto a Kapanga, siempre responsables de meter compromiso y sensibilidad social a su propuesta fiestera que nos regala sonrisas por doquier.
El plato fuerte de la jornada es Ciro y Los Persas y vaya si lo hacen notar con el mejor set del día. Entre clásicos persas y piojosos, el frontman nos levanta a todos del sillón y nos hace cantar, saltar y bailar durante todo su set. Con un dominio escénico único, brilla y deambula por todos los rincones de un Luna Park vacío, llegando al pico máximo simbólico cuando queda en medio del campo con una sola luz apuntando hacia él y cantando nada menos que “Tan solo”. Todo dicho.
Y así como lo más significativo de los festis suelen ser los problemas de sonido, en esta nueva era fueron reemplazados por los de la conexión. Los sets de ANIMAL, Tipitos y Attaque 77 (los tres en escenario Vorterix) directamente casi que no se pueden ver, dando lugar a las quejas en todos los chats. A eso se le suman otros pequeños problemas en diferentes momentos, como el hecho de que se corte la cámara principal y se necesite ser pillo y cambiar hacia otra, tal vez con menos calidad pero que se puede ver. Algo así como cuando encontrás el lugar perfecto para ver el recital pero al rato se te para un oso de 2 metros adelante tuyo. Otro dato del que nos percatamos es que el predio es gigante (pesado, digamos en jerga cibernética) y de a poco empezamos a agotarnos al caminar tanto de un escenario a otro. ¡Típico! Ahí es cuando decimos “nuestra compu viejita ya no está para estos trotes”.
El domingo nos encontramos con grandes momentos de los clásicos: Rata Blanca, Airbag, Ratones Paranoicos y unos Turf vestidos para la ocasión antipandémica. ¡Rocanrol! Bien power y certero lo de El Mató a un Policía Motorizado y Fer Ruiz Díaz, quien también encuentra por momentos cortes abruptos de cámaras (pasó en varios sets, ¡cuánta gente alta en este festi!). Kapanga cumple como siempre, en la parte fiestera que se despelota al mango con Damas Gratis, más aún cuando sube Johana Rodríguez para hacer “No te creas tan importante” y “Me vas a extrañar”. Una exquisitez. ¡Cumbia!
Luego de un soberbio y corto set de León Gieco desde su casa/estudio a guitarra y voz que nos hace llorar con “El desembarco”, “La memoria” y “Solo le pido a Dios”, nos disponemos a disfrutar del nuevo rocanrol de Trueno que llegó para quedarse. Un talento rapero intratable, repleto de energía y pidiendo cancha cada vez más a fuerza de letras poderosas que toda juventud necesita. El nuevo rocanrol llegó con algo para decir y esa es su clave. También, hay que decirlo, llegó sin instrumentos, con auto tune y pistas hasta en las voces. Pero lo que más hay que decir es: ¡bienvenida la música que irrumpa, mueva el piso y haga tambalear a un paradigma mega conservado y repetido de una puta vez y que sea lo que sea! Y en ese auspicioso plan, un rato antes también se había presentado La Joaqui.
Por suerte, sobre el final podemos disfrutar de la retransmisión de los sets que habían fallado el día anterior. Una especie de reprogramación por lluvia. Imaginemos el agua y veámoslo así. ¡Es que un Cosquín sin lluvia no es Cosquín!
El párrafo aparte queda para las bandas extranjeras, las cuales trajeron la novedad del fin de semana por ser la mayoría casi ignotas en nuestras tierras. La mezcla rockera y autóctona de Guardarraya de Ecuador (excelente show), el poder de Gaia de Perú, la frescura de Cami (Chile) y su imponente voz nos dieron ganas de ir a buscar todos sus temas por la red. Un poco más conocidos, también resaltaron la delicadeza de una embarazadísima Ximena Sariñana (México), Julieta Rada (Uruguay), Matamba (Bolivia) y Miss Cafeína (España). Los clásicos que no fallaron: Reincidentes (España) o Agarrate Catalina (Uruguay).
Una apuesta gigante y definitivamente riesgosa, tuvo sus imprevistos en la era del streaming pero cumplió con creces una primera prueba más que difícil. Cosquín Rock se la jugó y eso ya es un triunfo por goleada sin dudas. Nos trajo música en vivo aunque sea por una pantallita, le dio laburo a muchos artistas, técnicos y más (algo no menor en estos tiempos). Muchas cuestiones para resaltar, y otras tantas para corregir en esta nueva era. El futuro llegó pero sin dudas que no como lo esperábamos. Había que hacer lo mejor posible ante esto y Cosquín lo hizo, aunque la sensación final es inevitable: qué ganas de ir a un recital, la pucha.
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