Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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BADBADNOTGOOD

Volver al futuro

Cronista: Maximiliano Novelli Frutos | Fotos: Gentileza: Prensa

10 de Noviembre, 2019

Volver al futuro

BADBADNOTGOOD regresó a nuestro país, presentó nuevas canciones en vivo y sumó como banda invitada a Khruangbin en un Teatro Vorterix colmado de fans.

La carga melancólica que suelen tener los domingos, potenciada por los acontecimientos que se veían en la televisión y en las redes esa misma tarde, se detuvo a partir de una tregua generada por la música en el conocido local de la Avenida Lacroze. Desde la apertura de puertas en las últimas horas de luz, ingresó una enorme cantidad de personas ansiosas por formar parte de una fiesta que fue una isla luminosa en el medio de la oscuridad.

El soporte local estuvo a cargo de Guli, el proyecto solista de Agustín Bucich, quien se encargó de preparar el ambiente con melodías que resultan en una amalgama de pop, soft rock ochentoso, sonidos tribales y psicodelia de los sesenta. Con esa mezcla aprovechó para repasar parte de su material durante poco más de media hora, mientras la multitud en la calle lentamente empezó a formar una fila que parecía volverse infinita.

Más tarde, Khruangbin pisó por primera vez un escenario argentino. El trío formado por Laura Lee en el bajo, Mark Speer en guitarra y Donald Ray “DJ” Johnson en la batería, se enfrentó a una ola gigantesca de aplausos y gritos de la totalidad de la sala que tomó por sorpresa al grupo procedente de Houston. Inmediatamente, el conjunto transformó el teatro en una cápsula que permitió llevar a los y las presentes a través de un torrente de sonidos con una impronta psicodélica que el grupo supo transformar desde influencias de la música funk tailandesa de la década de 1970 y el rock persa -también de los 70- hasta el soul clásico y dub, entre otros géneros.

Abrieron con “Bin Bin”, seguida por “August Twelve”, mientras se apreciaba una notoria sonrisa de la bajista cuando la audiencia coreaba las notas del riff. Esa sorpresa por la reacción del público volvería a observarse en cada integrante con “Dern Kala”, que culminó cuando el guitarrista y la bajista levantaron los vasos para realizar un brindis en honor al gentío allí presente, gesto que quedó reforzado cuando el dueño de las seis cuerdas confesó que no esperaban semejante respuesta de la audiencia local y agradeció nuevamente por la bienvenida, antes de continuar con “Lady and Man”.

Cuando sonó “María También” cada alma bailaba con la guía omnipresente del beat que provenía de las tablas, coreaba las notas, los solos de guitarra, se transformaba en un integrante más de la agrupación mientras aplaudía al son de los compases, con el abrigo de un fuerte bajo y las notas etéreas que ejecutaba Speer. Hasta se produjo un pequeño pogo cuando llegaron al final de su lista, con “People Everywhere (Still Alive)”. El título en inglés del cierre describía perfectamente la situación: gente por todas partes, aún viva.

Después de que la banda estadounidense finalizara su performance fue el turno de los canadienses BADBADNOTGOOD, que llevaron más allá de los límites mentales a cada una de las personas que se encontraban en el Vorterix. El cuarteto fue comandado por el baterista Alexander Sowinski, con un groove que no dejó oportunidad apartar la vista de lo que ocurría en las tablas, además de mantener la comunicación con el resto del recinto.

Como el humo de los sahumerios que se encontraban entre los instrumentos y demás equipos, los sonidos envolvieron el ambiente hacia terrenos conocidos, y no tanto. Los de Toronto iniciaron el viaje con “Speaking Gently”, para avanzar con “Boy Lee”. Después llegaron las novedades, según anunció el encargado de los platos, como fue el caso de “Chickpea” y “Organ”.

La improvisación tuvo un lugar protagónico, con notas que se alargaban en el trascurso de la velada y permitían atravesar climas, hasta llegar a otra dimensión. Cada integrante aportó su destreza en esa empresa, desde el ritmo de Sowinski, el hipnótico bajo que ejecutaba Chester Hensen y el sonido etéreo de los vientos que producía Leland Whitty, matizados con las teclas de James Hill.

Mediante un largo medley en el que agruparon varias piezas de su pasado, demostraron por qué son una revelación en el jazz internacional, con aires de funk, soul y tintes de hip-hop, que los llevó a trabajar con varios artistas de ese último género. Ahora, nuevamente en la Argentina después de su primera visita en 2017, el baterista remarcó: “quiero dejar en claro que estamos muy agradecidos de poder hacer esto, nos encanta poder hacer compartir nuestras ideas y conocer a gente hermosa que pueda compartir una gran experiencia con nosotros”.

Entre “Arp” y “Lavender” el conjunto elevó más todavía el ritmo que provocaba el incesante movimiento de las cabezas, el aplauso y la hipnosis del público, tan agradecido como los músicos, desde la primera nota que se escuchó hasta el final del concierto, con una zapada que llegó al filo de los últimos minutos del domingo y quedó sellada con el clásico “Olé olé” de la audiencia, dedicada al grupo.

Tanto Khruangbin como BADBADNOTGOOD sirvieron como dispositivo para viajar hacia el futuro, en el que se rompen los esquemas y donde la diversidad es la clave. Cada grupo creó el ambiente perfecto para dejarse llevar por la música hacia donde cada quien quiera con la banda sonora ideal para el antidomingo.

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