Hay más para ofrecer

“Nunca pensamos que un puñado de temas iba a hacer que recibamos tanto amor de parte de ustedes. Son sólo canciones... Qué magia, por favor... Gracias loco”, suelta un emocionado Gaba Díaz luego de interpretar junto al resto de la banda “Nunca tuve que buscarte”, y seguramente es allí donde puede encontrarse el secreto de esa intensa conexión que une desde hace tanto tiempo a Blues Motel con el nutrido grupo de fans que se dan cita en La Trastienda para festejar sus treinta años. Luego de una celebrada versión de “El indio” y la intensidad que desata “Así están las cosas”, el grupo se dedica a recorrer una extensa trayectoria discográfica con su habitual solidez en escena. El despliegue de Gaba y la guitarra todoterreno de Adrián Herrera son las puntas de lanza de una banda que cuenta desde hace pocos meses en su formación con el disparo certero en batería de Pucho Led.

Entre tema y tema, Gaba agradece “a aquellos que compartieron las canciones de la banda de boca en boca, porque fue así como nos hicimos conocer. Sé que hay mucha gente que hizo eso, porque no teníamos difusión en las radios”. A todos ellos les dedica el blues “No me puedo quedar”, con la guitarra de Sarco, de Los Ratones Paranoicos, quien se hace cargo de los solos acompañando a una banda que maneja magistralmente los climas de la canción. Con “Me podrías levantar”, Blues Motel alcanza uno de los puntos musicales más altos de la noche –de los varios que hubo- combinando sutileza con rabia, empujado por un público que agita en plan futbolero y deja la voz en cada estrofa.

Con un sonido sobrio y una interesante puesta de luces, los oriundos de Tigre pasan de la placidez de “La locura” al rock and roll machacante de “Con vos”, ofreciendo además como novedad un medley que incluye temas como "Despegar" y "Buscando". Para el clásico “Hojas vacías” el invitado en esta ocasión es Facundo Soto, la voz de Guasones, quien comparte el centro del escenario con Gaba en una canción que le sienta justa para el estallido que llega en el estribillo. El grupo disfruta, se siente pleno y no planea concluir la celebración sin convidarle a su gente más clásicos de su repertorio.

Blues Motel se despacha con una contundente versión de “Mientras vos caes” -el tema que abre su segundo disco de estudio, Mientras las guitarras suenen (1995)- en la que Nacho Piedrabuena se trenza en filosos fraseos de guitarra con Herrera y su hermano Ariel Herrera sobresale en el bajo y los coros. Luego del ritmo afiebrado y rockero que propone “Nunca pararé”, la banda le agrega todavía más temperatura a la fiesta con “Ángel” y “Dame magia”, y despliega una energía desbordante sin perder precisión en las interpretaciones.

El grupo amaga con el final y retorna a escena más acústico sin perder intensidad: a “La mañana después”, que inicia Sebastián Voyatjides en voz y teclados, le siguen “Brujos” y “Es hora de volverlo a hacer”, con Gaba Díaz en guitarra y armónica conduciendo a un público que no deja de vitorear a la banda en los estribillos. Es el final y los músicos le dan un giro original a la ya habitual fotografía de espaldas a los fans, bajando del escenario para ser retratados junto a ellos. Es una sincera muestra de gratitud y todo un símbolo de la noche, en la que queda demostrado que uno de los pilares que sostiene a Blues Motel, además de su inmenso amor por la música, es el cariño inquebrantable de su gente.

Blues Motel, la banda que desde hace varios años eligió el camino de la independencia artística y obtuvo su merecido reconocimiento en un encuentro con Mick Jagger en 2016, disfrutó de una memorable velada colmada de fans en la que celebró sus tres décadas de trayectoria y demostró un estado de plenitud que augura muchos más discos y noches de escenario por delante.