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Los Violadores

Infierno privado

Cronista: Ariel Andreoli | Fotos: Cynthia Ascani

06 de Octubre, 2018

Infierno privado

Lo que era la fiesta de Los Violadores en el Gran Rex por las tres décadas de su disco “Mercado Indio”, terminó opacada sobre el final por las internas de la banda y una posible separación, nuevamente en malos términos.

Buenos Aires estaba sitiada. Cualquier punto de la ciudad resultaba un problema a nivel tránsito. Ni hablar el casco histórico, que debido a la colocación de un escenario en las avenidas principales a causa de los Juegos Olimpicos de la Juventud, era intransitable. Por eso, llegar al teatro Gran Rex resultaba ser (casi) para una medalla en el podio.  Para las 21, mientras la gente cantaba cantitos alusivos para la banda, las luces se apagaron y con una intro de fondo y la soprano Oriana Favaro comandando todo con su voz, Los Violadores salieron al escenario para hacer “Nada ni nadie nos puede doblegar”.

Con un Pil Trafa super atlético que subía y bajaba las escaleras de costado que llevan a las plateas de arriba desde el escenario, “Bombas a Londres” fue el primero del disco a festejar. La lista siguió con temas de sus primeros LP’s como “Revolución Inter”,  “Más allá del bien y del mal”, “Zona Roja” y “Al borde del abismo”, generando por un lado las primeras intervenciones de la gente, coreando los punteos de la guitarra, y por otro, al eterno Stuka luciéndose.  

“Los Juegos Olimpicos se hacen en un estadio, no rompiéndole las bolas a la gente”, escupió un enojado Pil, quien estuvo criticando al gobierno de turno y hasta llegó a arengar para que la gente cante por el hit del año (ni siquiera del verano ya), ese que cantamos todos. Stuka lo interrumpió abruptamente para decir que “no nombren a los políticos porque si no le dan más prensa”.  El tema que le siguió fue el clásico “Comunicado N°166”, y terminó con el mismo Pil Trafa insultando a los militares. En una parte de la canción, el cantante fue besado por el guitarrista (que luego besó al resto de la banda), mostró su descontento y los indicios de mala onda entre ellos se hacían inevitables.  

Antes de “Infierno Privado”, contaron que creían que nunca lo habían tocado en vivo, pero que un viejo amigo de la banda les envío una versión en el estadio Obras. Un “éramos muy locos de jóvenes”, bajó, entre risas, desde el escenario. Le siguieron “Juega a ganar”, con la invitación de un conjunto de cuerdas que quedó muy bien para toda esa etapa del show y “Tiempos de Acción”, que Pil Trafa cantó a dúo nuevamente con Oriana Favaro, quien se quedó además para interpretar “Solo una agresión”, pero esta vez, con Stuka en la voz.  Después de una falsa improvisación con los invitados y la soprano para hacer “Chicas de la calle”, llegó el grito de furia de la banda: “Violadores de la ley”, uno de los temas más festejados de la noche.  

“Esto es Perú puro. Ese país es mi segundo casa. Lo amo. Es increíble lo que hicieron los españoles arruinando civilizaciones enteras”, dijo el cantante antes de interpretar “Mercado indio”, una de esas canciones que tienen Los Violadores, que la letra está más vigente que nunca. 

Para el final de la primera parte, el Polaco Zelazek se lució con su bajo en “Noticias en la noche” y la multicoreada “Fuera de Sektor”, tuvo a un Pil que se paseó por todos lados.  Para el primer bis el cantante regresó al escenario para dar un mensaje de paz a nivel social, y la banda se completó para interpretar “Beat africano” y la oscura “La era del corregidor”, del álbum Fuera de Sektor (1986).   

“Este tema lo hicimos de esta manera en el ’85, ’86, en Temperley, en una fecha que compartimos con Soda Stereo, y le tomamos prestado el saxofonista”, contó Stuka, antes de invitar a un saxofonista para interpretar una linda versión de “Espera y verás”, el clásico de ¿Y ahora qué pasa, eh? (1985).   Con “Represión”, el primer himno popular logrado por la banda, las cosas se empezaron a poner raras. La gente estaba en pleno éxtasis y cantando cuando desde arriba del escenario se notó la mala onda entre ellos, sobre todo, entre Pil y Stuka, fieles a esa historia de amor/odio que parece no tener fin. Se escuchó a decir a frontman (bajito pero claro) que para él “todo esto se terminaba ahora”. La canción llegó a su fin y los músicos se retiraron del escenario.   El público, sin comprender absolutamente nada, se quedó a esperar a ver qué pasaba. Unos cuantos minutos después, Stuka salió al grito de “¡Yo no me voy nada, eh!”, completamente solo con su guitarra para interpretar una parte de “Viejos Patéticos”, y después de no tener respuesta al preguntar si el baterista Sergio Gramática estaba en el escenario para acompañarlo, se retiró desorbitado.   La gente se quedó por lo menos, media hora más. Los acomodadores del teatro tampoco sabían qué hacer: si sacar al público o esperar que volvieran porque quedaba solo dos temas, entre ellos “Uno, dos, ultraviolento”. Algunos insultos no tardaron en llegar por parte de la gente, pero lo que más dolía era la desazón y la desilusión.

Ahora sólo queda esperar si la fecha que estuvieron promocionando  para el 15 de noviembre en Auditorio Sur se hace o se cancela. Toda daría a entender que esta fecha en el teatro de la avenida Corrientes,  fue la última de esta etapa. Chicanas, insultos, mala onda y un final abrupto oscurecieron lo que debía ser una fiesta. Que una de las bandas más importantes del país, no pueda celebrar todo lo que le dio a la música y a la gente, realmente es una lástima.  


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