Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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Willy Crook

Íntimo y funkadélico

Cronista: Juani Lo Re | Fotos: Alan Guex

13 de Julio, 2018

Íntimo y funkadélico

Willy Crook & the Funky Torinos encendió la noche del viernes con dos shows íntimos en el Bebop Club.

Un pequeño cartel luminoso en Moreno al 300, pegado a una vinoteca, indica que allí es  Bebop Club, casi invisible a la luz del día.  Al bajar los escalones alfombrados la penumbra ya invade todo el local, y crea el ambiente propicio para que Willy Crook junto a sus Funky Torinos ofrezcan el primer show de dos que dieron el viernes por la noche.

Las mesas se iban ocupando de a poco con cuatro espectadores cada una, que se preparaban para ver el show con una copa del vino y unos lujosos platos de comida. Los cuadros enmarcados de Al Green, James Brown y Marvin Gaye parecían que también iban a ser testigo de una velada íntima.

Minutos después de las 21 las tenues luces se apagaron por completo y tras la sugerencia por no filmar el show que se escuchó por los parlantes (como en los teatros), el ex Redonditos de Ricota salió a escena. Con sus ojos tapados por su cabellera, un saco y una guitarra colgada, el cantante dio la orden al grupo para comenzar el recital, que se extendió por un poco más de una hora.

Lo que comenzó con un repertorio armado, rápidamente fue dejándose llevar por una promiscuidad de sonidos que pasaron de los grooveros ritmos del funk hasta improvisados pasajes de soul.

“Wives and Lovers” del disco X (2017), originalmente de Burt Bacharach, sacó el costado más seductor de la voz de Willy, e hizo recordar a esas recitados con los que Barry White arrancaba sus canciones.

Con el clarinete en su mano, apoyado por los frenéticos solos del bajista Esteban Freytes y el acompañamiento de Leonel Duck en el piano, “Rock Revenge" (Big Bombo Mamma, 1995) hizo aplaudir a un público que bastante tibio se estaba mostrando hasta ese momento.

Pero el clímax del show no fue hasta que sonó “Outstanding”, que si bien no contó con la voz de Déborah Dixon como en el álbum, las coristas Aimée Cantilo y Johanna del Valle supieron suplirla con mucha actitud. Una hora después de zapadas y varios chistes con el público, Willy se despidió pidiendo que esperen un rato para la segunda función que, según el reloj, debía arrancar en tan solo un rato.

“El Groove no se aprende, está en los latidos”, explicó Willy en alguna ocasión. Por suerte el corazón de la banda goza de perfecta salud, y nada parece que lo haga dejar de latir.

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