Revista El Bondi - 15 AÑOS DE ROCK
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El Otro Yo

Espejismos de la realidad

Cronista: Gentileza: Gaston Magallanes | Fotos: Gentileza: Ro Diaz

14 de Diciembre, 2005

Espejismos de la realidad

Después de peregrinar y peregrinar por infinitos escenarios del país y del exterior, El Otro Yo realizó la primera de las dos fechas en el Teatro, en lo que fue el cierre de la Gira Interminable.

Baila la danza de la luz. Innumerables coros estremecían a Colegiales el viernes pasado. El cierre de la gira Interminable fue todo un esplendor de aliento sin parar, para la banda de Cristian Aldana.

Entonces el pedido de la gente de concreta. Cristian, María Fernanda y compañía despuntan con Traka- Traka y todo se revoluciona. Siguieron con un popurrí en el que incluían Corta el pasto, La tetona, Los pájaros, Sexo en el elevador, Hola papá/ y zumbido.

El Otro Yo arrancó con todo. Un sonido demoledor comandado por la batería de Ray y la guitarra del mayor de los Aldana hizo que el sector del público se convierta en un hervidero del infierno. Un caldo de locura. Es tan así que Cristian, imnotizado por su propio sonido, terminó el popurrí revolcado por el suelo.

Era el inicio y la adrenalina estaba a mil. Mucho pogo, mucho smosh. La gente se convertía en una masa que saltaba toda junta, al mismo tiempo. Mientras tanto, arriba de las tablas los músicos disparaban sonidos mágicos con sus instrumentos.

Autodestrucción fue la primera canción en que la dulce María Fernanda toma el mando del micrófono. A este le siguió otro de Espejismos: Licuadora mutiladora.

Todo era muy intenso. Todo concluía en un camino de frenesí absoluto. La velocidad de las canciones estaban acompañadas con un muy coordinado juego de luces, en dónde predominaba el color rojo, que le daba un matiz más intenso al show. En el fondo del escenario se instaló una pantalla gigante que reflejaba tanto las imágenes del recital como alguna edición de diversas postales.

Tocaron más de 30 canciones. Realizaron interpretaciones de casi todos los discos. Los riffs intensos acompañados de muchas melodías desnudaban los temas y los depositaban en un limbo de electricidad. El éxtasis del sonido invadía tanto a los fans cómo a los músicos. Especialmente al cantante, que no dejaba de moverse al ritmo de las cuerdas de su guitarra.

Las aguas sólo se calmaron por un instante cuando realizaron un set acústico. Violet fue el inicio. Ahí se lo vio solo a Cristian con una guitarra acústica. Luego fue el turno de Descripción. De a poco se iban incorporando los demás. El tercero fue aquel viejo tema de Mundo: Olvidar. Y el cierre del acústicazo estuvo a cargo de una impecable versión de Manaña de Otoño.

Lo que sigue: varias versiones bien trash de temas cómo Ola salvaje, Que hay en tu corazón o Nuevo orden. El público un diez. Alentó sin parar todo el recital. Y no paró de moverse a pesar del calor y la electricidad propiciada por EOY.
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