Festival Nuestro
Cuestión de identidad
05 de Mayo, 2018
La nueva edición del Festival Nuestro marcó la despedida de los Ratones Paranoicos por tiempo indeterminado y La Beriso dio su primer show del año en la capital. También hubo reggae, trap, hip-hop, cumbia y muchas curiosidades.
Más de 15 mil personas pudieron disfrutar de bandas muy reconocidas de la escena local además de puestos de comida, juegos y outlets de ropa. Fue frecuente ver grupos de amigos cortándose el pelo en los stands de Prana Peluquería mientras una larga fila esperaba en el Rock Outlet en busca de su remera favorita.
En plan familiar, muchos papás jugaban metegol con sus hijos o paseaban entre los Escenarios Urbano, Churro y Rock para encontrar alguna novedad musical. Hay quienes incluso pudieron ingresar con instrumentos al predio y ofrecieron improvisados conciertos acústicos sobre el asfalto para los curiosos que se iban acercando. Pero justamente, la gran protagonista de la jornada fue la música y de eso vamos a hablar.
LA CALLE ES NUESTRA
EL trap y el hip-hop bien se ganaron su lugar dentro de los festivales nacionales. Por eso no fue extraño ver una grilla formada por Emanero y Malajunta Malandro en el Escenario Urbano, el más pequeño de los tres.
Diversos artistas pasearon por las tablas “sin chamu ni autotune” como reza una canción del Malajunta, quien se llevó buena parte de su público a escuchar “Qiqito Trampa” mientras que Emanero disparó palabras sin cesar durante un set de 40 minutos.
Dakillah fue la gran revelación femenina, mientras que el show de Maikel Delacalle se superpuso con el de La Beriso y el sonido proveniente de otro escenario incomodó al público en reiteradas ocasiones.
MI BANDA DE ROCK
“¡Que viva el Rock n’ Roll!”, gritó fuerte Juanse con la guitarra en alto. Es que con ese grito, con el que siempre cerró sus shows, los Ratones Paranoicos hicieron un nuevo parate luego de su show en Tecnópolis.
Pero la tarde había comenzado muchas horas antes y con una nube negra amenazadora que nunca llegó a atacar, Luceros, Rocco Posca y Bicicletas desfilaron por el Escenario Rock. Por su parte, Eruca Sativa brindó un set de intensos 45 minutos con un destacado momento: la presencia de Sol Pereyra (quien antes había estado en el Escenario Churro) en “El Balcón (parte I)” y “Japón”.
Las guitarras siguieron siendo protagonistas del escenario principal con la presencia de El Bordo. Con Ale Kurz cada vez más alejado de Mick Jagger y en plan guitar hero a lo Dave Grohl, la banda celebró sus 20 años intercalando hits como “Silbando una ilusión” y “Cansado de ser”, además de realizar temas nuevos como “Metafísica suburbana” y “Humano”.
La noche recibió a Los Ratones Paranoicos en estado de gracia. Un Juanse (muy rescatado) se encontró en perfecta armonía con la música, secundado siempre por Sarcófago en guitarra, Pablo Memi en bajo y Roy Quiroga en batería, con la colaboración de Gori de Fantasmagoria en coros. El listado de canciones fue como un viaje a los 90’ si se tiene en cuenta que sonaron “Sucia estrella”, “Rock del pedazo” y “Rock del gato” coreada enteramente por el público. La banda de Villa Devoto exudaba blues, como en “Isabel” y “Los verdaderos”, único estreno de la noche, donde se agigantan con las bases de un trío de vientos. Luego de una veintena de canciones, “Para siempre” fue el único bis avisando que no es una separación, sino un parate.
Para ver a La Beriso se acercaron las 15 mil personas presentes en todo el predio. El grupo de Rolo Sartorio ofreció un recital donde las canciones de Pecado Capital (2016) dominaron el repertorio, hubo homenajes a sus influencias y polémicas declaraciones de parte de su cantante. Los de Avellaneda tocaron casi dos horas, con momentos de rock crudo como “Tan sola”, la calamaresca “Otra noche más”, la durísima “Risas de pobres” y “Pensamientos” en clave de bolero-rock.
Promediando el recital, el tecladista Conde Kung ensayó una versión muy propia y libre de “Los dinosaurios” de Charly García en el primer homenaje de la noche, justo antes de “Estadio Azteca” de Andrés Calamaro (dedicado a Diego Maradona), y una coda de “Let’s spend the night together” de los Rolling Stones antes de “Vicios”.
“Hoy la revolución es el respeto, no hay que tirar piedras, no hay que cortar calles. Eso quedó en los 70, muchachos”, tiró de repente Sartorio en un confuso mensaje que fue aplaudido por los seguidores infatuados de pasión por la banda y después de exagerar un poco porque la producción no le tiraba agua al público. El recital logró repuntar sobre el final con la presencia de Néstor Ramljak de Nonpalidece en “De madrugada” seguido con un tándem efectivo: “Ella”, “No me olvides” y el cierre con “Traicionero”. “Me chupa un huevo que no esté confirmado, en noviembre tocamos en Vélez”, se despidió Rolo.
QUE SE VEA TU PRESENCIA
El Escenario Churro mezcló folklore, reggae, ska con algunos momentos de pop y dance. Fue el espacio propicio para relajarse tomando una cerveza o quemar algún porro.
Sol Pereyra y La Maruja hicieron sus performances bien temprano antes de que Perotá Chingo deslumbre con las dulces voces de Lola Aguirre y Julia Ortiz, que bien se ganaron sus aplausos al son de una analgésica versión de “Ríe chinito”.
Los Huayrá ofrecieron sus chacareras combinadas con pop y un buen puñado de gente se acercó a verlos. Con guitarras criollas y bombos legúeros, los salteños pusieron a bailar a casi 5 mil personas con “Si te vas”, su caballito de batalla.
El Kuelgue ya es una fija en festivales nacionales. Esto tiene sus pros y contras. Al desprevenido lo puede divertir al ritmo de “Bossa n’People” y “Cristo es Marcos di Palma”. Sin embargo, sus fórmulas festivaleras tienen a ser bastante repetitivas y no rompen el molde como si lo hacen cuando ofrecen shows propios. Por eso, un buen momento fue cuando Julián Kartún anunció que en agosto harán su primer Estadio Obras. Habrá que esperar.
Dancing Mood tuvo la difícil tarea de entretener al público que había terminado de ver a La Beriso en el Escenario Rock. Pero el diablo sabe más por viejo que por diablo y Hugo Lobo lo sabe. A fuerza del reggae-ská de “Police woman” fueron de a poco poniéndole calor a una noche cada vez más fría.
Paradójico fue lo de Nonpalidece, que bien encajaría en el Escenario Churro, sin embargo cerró el Escenario Rock con propuestas interactivas para los que se habían quedado a lo último. “Tu presencia” sonó bien fuerte y bien tarde en el predio de Tecnópolis. El frontman Néstor Ramljak propuso un juego que incluía correr de lado a lado (aprovechando el espacio que quedó en el campo) para ofrecer un medley que incluyó “¿Para dónde corrés?”, “Dangerous man” y “La flor”. En un corto pero movido set, Nonpalidece puso punto final a la cuarta edición del festival.
El Festival Nuestro sigue a paso firme, con una buena convocatoria y mejor organización año a año. Con la intención de ser un culto a la diversidad, aún con la búsqueda de una identidad que los marque. Sigue con buenos intentos de ofrecer propuestas que los coloque junto a otros festivales como Cosquín Rock, Sonar o BA Rock.
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